Van tres semanas desde que comenzaron los primeros desplazamientos desde la vereda Los Trozos hacia la zona urbana de Anorí, Nordeste antioqueño. Si bien desde la Gobernación afirman que ya van 15 días sin una confrontación armada, las intimidaciones y la falta de garantías han hecho que 372 personas, de 191 familias, aún permanezcan alejadas de sus viviendas, animales y cultivos.
“Nosotros ya tomamos la decisión de salir por los enfrentamientos entre los grupos que se encuentran en la vereda, por disparos y todo eso, y artefactos que sonaban muy cerquita; entonces a nosotros nos dio temor por un fuego cruzado”, explicó uno de los líderes de los desplazados de este municipio que permanece en el albergue instalado por la alcaldía.
Toda esta situación se generó por cuenta de las confrontaciones registradas entre la alianza del frente Héroes de Anorí del ELN y el frente 36 de las disidencias de las Farc contra el Clan del Golfo, organización que viene ingresando a distintos municipios de Antioquia a sangre y fuego, incluyendo Anorí.
De hecho, de acuerdo con los afectados, miembros del Clan del Golfo se han acercado directamente a las comunidades para decirles que se unan a su estructura, situación que también llevó a desplazamientos antes de que terminaran implicados directamente en esta guerra.
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“A mí me llegó un informe de que el Clan del Golfo me mandaba muchos saludos y me mandaba a decir que quería trabajar con nosotros. A mí por ese lado me dio mucho susto y entonces tomamos la decisión de que era mejor salir”, agregó el líder social, quien mostró su preocupación por todo lo que dejaron en su territorio a merced de estas estructuras como cultivos, caballos y ganado.
Actualmente, los desplazados se encuentran albergados en la casa de víctimas y en la cárcel municipal, donde reciben toda clase de ayudas, alimentación y hospedaje, algo que no es suficiente porque viven en la zozobra de no saber cuándo podrán regresar a sus hogares.
Esto, pese a que el secretario de Seguridad de Antioquia, general (r) Luis Eduardo Martínez, afirmó que ya van más de 15 días sin presentarse aquellas confrontaciones que los desplazados aseguraron sentir sobre los techos de sus casas.
Pero el simple cese al fuego no es garantía suficiente para estas comunidades, que esperan una respuesta clara por parte de las autoridades, para que puedan retornar a sus casas, con la plena garantía de que en pocos días una balacera no los haga esconderse debajo de sus camas o tener que salir corriendo de sus viviendas a las primeras de cambio.
“La seguridad, más que todo, primeramente, la seguridad de todos nosotros, los campesinos, porque nosotros los campesinos somos los que a diario pagamos los platos rotos de los grupos armados”, señaló el desplazado.
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Mientras el momento de regresar llega, desde la Brigada 14 del Ejército anunciaron el despliegue de 200 militares para esta vereda con el fin de retomar el control del territorio y así cumplir con las garantías solicitadas por los afectados por esta disputa armada.
Adicionalmente, desde la Gobernación de Antioquia han venido brindando acompañamiento a través de la Secretaría de Asuntos Institucionales, Paz y Noviolencia, haciendo entrega de ayudas humanitarias y trabajando de la mano con la administración municipal.
Todo el trabajo que se viene realizando en los últimos días ha permitido que, aunque sea de manera lenta, ya se hayan registrado algunos retornos a sus territorios.
“Desde hace unos días algunas familias vienen retornando a las veredas de donde se desplazaron, aunque aún todavía continúan algunas en el casco urbano de este municipio. Todavía no tenemos el dato consolidado de las familias que están regresando a sus territorios después de que la Fuerza Pública asegurara la zona”, explicó la secretaria de este despacho, María Patricia Giraldo.
Sin embargo, entre la mayoría de los desplazados está un gran temor de que sus territorios hayan sido sembrados por minas antipersona, lo cual incrementaría sus riesgos cuando estén en su vereda.
“Y ya no podemos decir que ya vamos a caminar con la misma confianza que lo hacíamos, porque ya sí nos dijeron que estaban minados hasta incluso los caminos”, concluyó el desplazado.
