Globant es una compañía de base tecnológica fundada hace más de 20 años en Argentina. Sus creadores notaron que en ese país había un capital humano fuerte para la industria del conocimiento, pero no se quedaba en la tierra natal, migraba todo el tiempo.
Una de las misiones de esa empresa fue traer las oportunidades que abundaban afuera hacia su patria. Y ese mismo modelo lo ha querido replicar desde hace 11 años cuando llegó a Medellín.
Andrés Giolito, country manager para Colombia, fue el encargado de liderar el avance de la organización aquí. Cuando llegó le dijeron que era casi imposible exportar servicios para el área informática y tecnológica. Pero con el alcance que ya tenía para entonces, la empresa agarró esa fuerza laboral y le dio valor a las capacidades que, hasta entonces, estaban ociosas.
Después de tantos años, Globant puede decir que fue pionera en arribar a través de Ruta N e incentivar la llegada de muchas otras. Mediante su propia oferta formativa, hizo posible que 1.800 paisas entraran a su nómina y otros 3.000 se capacitaran para estar al servicio del mismo renglón económico.
Giolito llamó la atención porque, desde su óptica, la ciudad debería estar tan enfocada en promover esta industria del conocimiento, tal como lo ha hecho con el emergente sector del turismo. En ese orden de ideas, hizo notar que, en Argentina, esta actividad puede mover unos US$8.000 millones al año; una cifra que igualmente se podría incubar aquí, pero hacer falta desarrollar el recurso humano.
¿Por qué el interés en Medellín? El ejecutivo indicó que la compañía tiene la necesidad de duplicar su tamaño y para conseguir ese objetivo necesitan contar con las personas que lo hagan posible.
“Globant tiene que duplicarse cada cuatro años (...) si yo me tengo que duplicar cada cuatro años —y hoy somos cerca de 2.000 en Medellín— en seis años debemos ser 8.000. Entonces ahí nos damos cuenta de que para crecer tenemos que cambiar el lugar en el que estamos, empezar a influenciar el ecosistema en el que estamos trabajando. A partir de esa necesidad, estudiamos qué cosas podemos hacer para poder crecer”, comentó.
“Colombia —añadió— tiene un gran talento que no está siendo aprovechado en medio de una demanda mundial que va en crecimiento, y ahora más con la inteligencia artificial y con las nuevas tecnologías. Así mismo, el país debe darle empleo a los jóvenes y a nosotros, viendo eso, nos surge la necesidad de decir que necesitamos ayuda para formar ese talento, crecer y solucionar un problema”.
Algo en lo que fue enfático es en que esa demanda de talento no da espera. Y si no pueden conseguir estos profesionales en la capital antioqueña, tendrían que buscarlo en otras ciudades de Colombia y, en última instancia, por fuera del país. Es decir, sería una fuga de potencial riqueza, pues según el ejecutivo, quienes laboran en este segmento tienen salarios de enganche que van entre $6 millones y $7 millones.
Nuevamente, se necesita la concurrencia de la academia y la administración de la ciudad para definir una ruta y pulir la formación para esos jóvenes que van a salir al mercado laboral.
En este sentido, vale la pena mencionar que desde el sector privado ya hay iniciativas; una de ellas es Riwi: una fábrica de profesionales informáticos en Medellín que está trabajando con la primera cohorte de 300 aprendices becados al 100%. No obstante, Susana Giraldo, directora comercial y de la fundación Riwi, le comentó a EL COLOMBIANO que estaban buscando más empresas que unieran al proyecto y patrocinen a los jóvenes.
