Este martes tuvo lugar un hecho que terminó de convulsionar la campaña por el poder en Medellín: el equipo de Albert Corredor, candidato a la Alcaldía y hoy tercero en algunas de las encuestas, protagonizó una bochornosa trifulca que terminó en una imagen que hoy revive los fantasmas de violencia política que sitiaron a la ciudad en sus más duros años: un hombre desenfundó un arma en medio del altercado, arriesgando la vida de decenas de ciudadanos.
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Ya habíamos recogido los ataques subidos de tono entre candidatos, los debates que empezaron casi a puños (uno de estos protagonizado por Corredor), el daño de vallas y las amenazas a candidatos en algunos barrios donde los armados hoy les prohíben la entrada. Pero lo ocurrido este martes entre la campaña del candidato y un grupo de ciudadanos que harían parte de otra candidatura a la Alcaldía, según dijo Corredor, sobrepasó la línea en una ya documentada campaña sucia.
El hecho ocurrió en el mall del Este, un prestigioso sector de El Poblado, luego de la transmisión del partido entre Colombia y Ecuador. Hasta allí llegó Corredor con su equipo desde muy temprano para ver el encuentro por las eliminatorias y ya cerrado el compromiso, al parecer luego de varios roces por un show de motos que estaría haciendo el equipo del candidato en vía pública, los ánimos empezaron a caldearse.
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Luego el episodio terminó en el video que ahora se viraliza en redes sociales: una gritería de parte y parte en la que un hombre golpea en la cara a una mujer; y luego otro, en paralelo, con cerveza en mano, desenfunda un arma. Se ha dicho hasta el momento que era una de fuego, pero las autoridades aún no emiten un balance sobre esta evidente alteración al orden público que, aunque no terminó en tragedia, sí dejó sillas y mesas quebradas, además de un sinsabor por el tono radical que está tomando la campaña en sus últimos días.
Pero el agarrón protagonizado por el equipo de Corredor no pasó desapercibido por sus pares en la contienda. Él fue el primero en salir a buscar culpables y dijo que la agresión a una de las mujeres de su equipo provino de simpatizantes de otra campaña, y que igual ocurrió con el hombre que desenfundó el arma y quedó registrado en diferentes videos. “Urgente. Necesitamos ayuda identificando a esta persona que con tragos y arma en mano amenaza a nuestros simpatizantes”, expresó Corredor.
En paralelo, el candidato Juan Carlos Upegui, la carta directa del exalcalde Daniel Quintero, aprovechó para descargarle la responsabilidad de lo ocurrido a los simpatizantes del exalcalde Federico Gutiérrez, pese a no tener pruebas. Trató de “combo” a los ciudadanos afines a este candidato y sostuvo que la ciudad no “aguanta cuatro años de narcos en el poder”.
Los señalamientos de Upegui fueron respaldados por su padrino, el exalcalde Quintero, quien aprovechó la trifulca para vender a su candidato como la única alternativa “decente” para la ciudad y, además, llamó a Corredor a la unión. Aunque luego bajó la publicación, fue Corredor quien posteó una captura de la invitación que le hizo el exalcalde para unir fuerzas y evitar que “esos mafiosos lleguen al poder”.
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La cosa es que la salida de Quintero no terminó del todo bien y lo que hizo fue develar otro agarrón: el pleito interno que hoy distancia a Upegui y a Corredor, ambos de la entraña del exalcalde. Corredor le dijo en su mensaje a Quintero: “No, Daniel, la violencia y las vías de hecho no serán lo que nos una. A todo Medellín nos debe unir una reconciliación frente a un odio absurdo que se ha apoderado de nuestra ciudad. Ni Quintero ni Fico nos unen”.
Y ante el posterior mensaje de Upegui, en el que dijo que “el 29 de octubre también votaremos contra los violentos”, Corredor también respondió; lo hizo en un tono poco reconciliador, contrario al llamado de Quintero. “En Medellín votan por quienes defienden y hacen respetar a las mujeres, votan por quienes no se dejan amedrentar, pero por un ‘bobo’ no votan”, afirmó de manera airada el candidato.
Corredor viene desde hace días apelando a este tono, vendiéndose como una plataforma alternativa, cuando es bien conocido el estrecho vínculo que tiene con Quintero. Hay que recordar que el exalcalde le entregó la Secretaría de Educación como fortín burocrático a Corredor y que justo desde allí han salido decenas de denuncias por presiones a contratistas para que hagan campaña en su favor.
Justo por esto para muchos es descabellado que Quintero y Corredor hoy estén tan distanciados y hay quienes piensan que puede ser una estrategia para desmarcarlo de su cuestionada gestión. Pero hemos conocido que sí hay un resquemor por cuenta del apoyo decidido que Quintero le dio a Upegui —primo de su esposa Diana Osorio— luego de abandonar la Alpujarra, dejando a un lado a Corredor, que era su otra carta.
Cuentan fuentes de esas campañas que el trato inicial era que Upegui y Corredor se tenían que unir alrededor del nombre que tuviera mayor intención de voto en la encuesta publicada por Telemedellín la primera semana de septiembre. Y agregan que Quintero invitó a los dos candidatos a su casa con la encuesta en mano, pero Corredor, quien ya conocía los resultados, no se presentó. Luego vino un pedido de renuncia al secretario de Educación, cuota de Corredor, pero el movimiento no se ha contratado por cuenta de la ley de garantías.
Por el momento, la trifulca de este martes está en manos de las autoridades, que deberán determinar las responsabilidades de un hecho que pudo terminar en tragedia y que, además, le imprimió un tinte temerario a la campaña por el poder en Medellín. Quedan dos semanas y parece ser que ya todo se ha visto. Aunque los conocedores proyectan que la guerra sucia escalará. ¿Qué podemos esperar?