El hecho
Fiesta, calle, vida. Eso pidió Liliana María González para su cumpleaños número 30 y su esposo Juan Carlos Agudelo quiso complacerla. El 17 de mayo de 2001 la pareja se encontró con un grupo de amigos; el plan era ir a un bar, pero cuando llegaron no había mesa así que decidieron irse al café Orleans porque uno de los amigos conocía al dueño. “Nos dieron la mejor mesa del sitio, en la esquina, y pedimos unos aguardientes.
Recuerdo que estábamos brindando”, cuenta Juan Carlos. La siguiente imagen que llega a su memoria es su mano negra y cubierta de sangre, supo que estaba en un carro y preguntó varias veces por su pareja y sus amigos, pero se desmayó antes de obtener una respuesta.Mientras la cumpleañera brindaba, en la mesa de al lado un grupo de amigas tomaba café y hablaba de la vida. Una de ellas, Clemencia Arango, estaba sentada frente a la calle y en un segundo sintió que todo se quedaba en silencio.
Vio una bola de fuego naranja y roja emergiendo por encima del suelo y llegando hasta ella. “Yo creo que vi la muerte”, dice. La mujer cayó y le tomó unos segundos volverse a poner de pie. Recuerda que no sintió su brazo y pensó que se le había desprendido. Su reacción fue pensar en el hijo de tres años que la esperaba en casa y por eso echó a correr en busca de ayuda médica. Unas cuadras más adelante el conductor de un carro particular paró y le dijo que la llevaba, ella no lo pensó dos veces y se subió. Solo en ese momento se dio cuenta que su cuerpo estaba bañado en sangre y que tenía esquirlas de vidrio enterradas.
El conductor misterioso llevó a Clemencia a la Clínica Medellín, al mismo lugar al que fue llevado Juan Carlos. Ambos fueron sometidos a cirugías: ella para reconstruirle los nervios del brazo y él para atenderle el oído, el ojo, la mano y otras muchas partes que resultaron afectadas por la detonación. Mientras los médicos hacían su trabajo, los periodistas empezaron a informar. Antes de 24 horas las autoridades habían dado un consolidado: Clara Velásquez, de 24 años; Diana Álvarez, de 31; Esteban Velásquez, de 32; Hernán Restrepo, de 22; Liliana González, de 30; María Carolina Llano, de 27; María Clara Restrepo, de 29 y Ricardo Echavarría, de 40, murieron en el sitio.
144 personas resultaron heridas y los locales en un radio de 300 metros sufrieron pérdidas materiales.El dolor invadió a sus familias. Las amigas de Clemencia salieron ilesas pero Juan Carlos se enteró un mes después, cuando volvió a estar consciente, que su esposa y dos de sus amigos no habían sobrevivido a la explosión que los sacudió justo cuando brindaban.La vida de Juan Carlos y la de Clemencia tuvieron muchas similitudes en los años siguientes al atentado: fisioterapias, medicamentos y, sobre todo, la decisión de salir adelante. “Llega un momento en el que uno toma la decisión de no quedarse pegado en el dolor y seguir, reinventarse y con fe, lo logré”, dice Juan Carlos.