A sus 86 años don Gustavo Arteaga Ríos aún programa la música que suena en el Salón Málaga, el tradicional café bar de Medellín que nació en 1957.
Desde mediados de junio, aún cerrados debido a la pandemia, él sigue yendo al establecimiento los miércoles a poner temas de su discoteca de más de 7.000 acetatos de música antigua, tango, boleros y colombiana. Solo que no lo hace para el público presencial sino que es una grabación que se transmite todos los domingos a las 4:00 de la tarde. “Mire, ya vamos para seis meses, hay que bregar a mantener al Málaga vivo”, dice el fundador por teléfono, al que su hijo, César, y los amigos del Salón, nombran como “el dj más viejo de Colombia”.
El programa Música desde el Balcón lleva al aire siete emisiones. Ha llegado a tener hasta 500 conexiones en vivo, cuenta César Arteaga, actual administrador del lugar.
Gloria Acevedo, de 52 años, se conecta cada miércoles y domingo a YouTube con su familia. Acomoda la sala, prende el televisor y se sienta con su papá, de 86 años, su mamá, de 80, y sus hermanas, de 59 y 60. “Es como cuando uno está esperando la llegada del novio, nos entaconamos”, dice.
El 20 de julio, durante el Día de la Independencia, su mamá y su papá bailaron en la sala de su casa con la camisa de la Selección Colombia y acompañados con la música que programó don Gustavo en un especial por la conmemoración del día nacional. Son fanáticos del café-bar, también a la distancia.
Nueva realidad
El Salón Málaga se resiste a dejar el contacto con su público. Ahora que la pandemia obligó a cerrar su espacio físico, las redes sociales se convirtieron en una forma de seguir sonando desde casa.
Cuando se les ocurrió la idea, ninguno en el Málaga sabía cómo pasar del sonido analógico de los discos de 78 revoluciones al digital. Además, debían diseñar fondos en los videos, aprender a nivelar los micrófonos y mezclar canales, manejar cámaras y saber sobre transmisiones en vivo. También estaba la dificultad de trasladar a don Gustavo, que tiene 86 años, de manera segura.
Experimentaron con el formato. Por fortuna ha tenido buen recibimiento. “Se volvió un cuento con responsabilidad social en este encierro. Toda la oferta es la gente joven, poco para la población adulta”, comenta César Arteaga. La grabación se hace a dos cámaras, generalmente los miércoles se produce, antes de la emisión del domingo.
De toda la vida
Luz Stella Cárdenas, de 66 años, lleva 10 años asistiendo al Salón, pero lo conoce desde los 60, cuando la sede era en la calle Abejorral, donde ahora está la Iglesia de San Antonio, cuando “las mujeres no podíamos entrar”. Ella ahora hace parte del grupo Málaga Senior, personas mayores que se reúnen los sábados, de 3:00 a 5:00 de la tarde para bailar. Con la pandemia, ahora le ha tocado adaptarse: “Nos tenemos qué cuidar y acomodar a lo virtual”, dice Stella, musicalizadora (dj) de la Milonga de Buenos Aires.
Cuenta César que lo más importante es la comunicación generacional. “Nos ha tocado ver al nieto con su abuelita, que tiene alzhéimer, y cuando suena un tema, de pronto ella empieza a cantar mientras el niño está llorando y la abuelita le seca las lágrimas”, comenta el administrador, hijo del fundador.
Después de una hora y media de música, don Gustavo pone la última canción: es el himno antioqueño en una de las versiones que guarda en su viejoteca, la misma que colecciona desde que tenía 16 años, hace siete décadas.