Pese a que las Farc y el Gobierno aseguran que las víctimas son la parte central del proceso de paz, los representantes de este grupo de ciudadanos siguen inconformes con los postulados del nuevo Acuerdo Final.
La senadora liberal Sofía Gaviria, quien ha representado a las víctimas en el Congreso, ha dicho en varios medios de comunicación que tenían altas expectativas con la renegociación, pero que “el Gobierno ignoró el tema de los desaparecidos y secuestrados”.
La política cuestionó que desde Cuba no haya respuestas sobre el paradero de 700 secuestrados, presuntamente a manos de las Farc. También criticó que el Gobierno señale que el nuevo acuerdo es inmodificable, cuando de forma unilateral suprimió un artículo que afectaba a las Fuerzas Armadas. “El Gobierno no es consciente de modificaciones que se hicieron, que no mejoran sino que empeoran lo acordado”, aseveró.
El coordinador de la Red Nacional de Organizaciones sobre Víctimas de Minas, Reinel Barbosa, cuenta que el documento que se firmará hoy en Bogotá “de nuevo no tiene mucho, es más de lo mismo con un poco de maquillaje”.
No está de acuerdo con la refrendación en el Congreso definida por el presidente Juan Manuel Santos, al considerar que “así se desconoce al constituyente primario. Eso hará muy compleja la implementación del acuerdo y ahondará la división del país”.
Amparo Mejía, presidenta de la Corporación Madres de la Candelaria Línea Fundadora, considera oportuno que ese trámite se haga en el Congreso. Para ella, debió ser así desde el principio, pues con el plebiscito “se perdió tiempo para comenzar a saber sobre nuestros desaparecidos”.
Agrega que el nuevo acuerdo no logra satisfacer del todo a las víctimas. “En ese tema sigue siendo un acuerdo débil, lo que se agregó sobre la reparación integral fue muy poco. Va a pasar lo mismo que con los paramilitares: van a decir que son pobres y no tienen nada que entregar, cuando se sabe que sus cuentas en el exterior son carnudas”.
Por su parte, Diana Sofía Giraldo, presidenta de la fundación Víctimas Visibles, opina que “es un acuerdo donde sobreabundan las palabras y adjetivos que van a dar lugar a múltiples interpretaciones, en un país de ‘leguleyos’. Se perdió una oportunidad histórica para lograr plena legitimidad, mediante los consensos. El ejemplo del ‘mico’ sobre los militares es ilustrativo sobre lo que le espera a Colombia en materia de interpretaciones”.
Añade que “si va al Congreso, ¿ qué significado tiene que el acuerdo haya sido rechazado por la mayoría de colombianos en el plebiscito?, ¿en qué queda la democracia?”.