La bioquímica húngara Katalin Karikó y su compañero estadounidense, el inmunólogo Drew Weissman, se convirtieron en los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2023, tras ser reconocidos este lunes por su trabajo que lleva más de dos décadas sobre el ARN mensajero (ARNm) y que impulsó la rápida e histórica respuesta para la creación de las vacunas ARNm contra el covid-19, desarrolladas principalmente por Pfizer/BioNTech y Moderna.
Los científicos eran candidatos favoritos para conseguir el Nobel y fueron distinguidos, según el Comité del Nobel en Estocolmo, por “sus descubrimientos sobre las modificaciones de las bases nucleicas que permitieron el desarrollo de vacunas efectivas contra el covid-19”, indicó el jurado.
Además, agregaron que “los ganadores (Karikó y Weissman) contribuyeron al desarrollo, a un ritmo sin precedentes, de una vacuna durante una de las mayores amenazas para la salud de la humanidad en los tiempos modernos”.
El doctor Drew Weissman, tras el reconocimiento por su trabajo, expresó que hace dos décadas casi nadie prestaba atención a lo que hacía.
“Durante los 20 años que trabajamos juntos, antes de que alguien supiera de nosotros o se preocupara, estábamos Karikó y yo sentados uno al lado del otro en un banco. Además, usualmente a las tres o cinco de la madrugada, nos enviábamos correos electrónicos con nuevas ideas”. Ambos tenían insomnio y dedicaban su tiempo de lleno a comprender el mecanismo del ARNm.
¿Cómo funciona?
El ARNm está presente en todas las células, es lo que les permite funcionar correctamente en el organismo. Actúa como intermediario entre el código genético del ADN y la actividad de la célula. Más específicamente, el ARNm es una copia temporal de una pequeña parte del ADN que está constantemente presente en el núcleo de la célula. La célula utiliza esta copia como código para producir proteínas específicas esenciales para la vida.
El médico Carlos Rodríguez, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia y magíster y doctor en farmacología, explicó que lo que buscan con este tipo de vacunas es que el ARN produzca las proteínas de un microorganismo (virus, parásito o bacteria) para que el cuerpo así pueda identificarla fácilmente.
“El ARN lleva una secuencia de núcleos que determina la estructura de la proteína, por ejemplo, la del virus SARS-CoV-2, que es el que causa el covid-19. Esa información se pone en el ARN y luego se inyecta en el organismo. Las células ‘leen’ ese ARN y producen la proteína del virus”, explicó el médico Rodríguez.
En palabras más sencillas, el ARN hace que las células produzcan la proteína del virus para que así, el sistema inmune la reconozca como un cuerpo extraño y pueda producir anticuerpos.
El ARN y el sistema inmune
Daniel Guzmán Zapata, doctor en Ciencias en Bioprocesos en la línea de Ingeniería Genética y Metabólica e investigador del Instituto Colombiano de Medicina Tropical de la Universidad CES, explicó que el ARN tiene información dentro del código que viaja hacia el interior de las células de un cuerpo enfermo, con el objetivo de producir estas proteínas que se han identificado del virus o la enfermedad.
“Y de esa manera, más adelante, cuando el sistema inmune detecte que esta proteína no pertenece al cuerpo, las células del sistema inmune desatan una cadena de respuestas que lo que van a hacer es marcar y destruir la molécula invasora. Pueden generar anticuerpos o destruirlas inmediatamente”, detalló Daniel.
El único requisito que se tiene para esta tecnología es conocer cuál es la estructura de la proteína del virus, el parásito o la bacteria para que así se pueda crear el ARN con la producción de la proteína específica de la enfermedad.
“Las proteínas son un grupo de biomoléculas y todos los seres vivos las tenemos. Desde bacterias hasta los humanos. Son varias las moléculas comunes que compartimos todos los seres vivos y las más importantes son las proteínas, que están compuestas de aminoácidos. Ellas se encargan de desempeñar la mayoría de funciones de la célula y lo que se busca es que cuando hay un virus o una bacteria, el sistema inmune pueda detectar la proteína específica”, explicó el médico Carlos Rodríguez.
Al reconocer la proteína —de la enfermedad— como un cuerpo extraño, el sistema inmune prooduce los anticuerpos y cuando llega el virus real, entonces el anticuerpo se une a esas proteínas y las bloquea para no permitir que el virus cause enfermedad.
Más allá del covid-19
Con la tecnología del ARNm se pueden hacer vacunas contra cualquier microorganismo. El médico Carlos Rodríguez explicó que el caso más exitoso ha sido contra el virus del covid-19, pero hay otros que ya están en fases avanzadas de investigación, como las vacunas para el VIH, la rabia y el Zika.
“Si se conoce la proteína de cualquier virus, bacteria o parásito se podría crear una vacuna con esta tecnología”, explicó Rodríguez.
También, se están desarrollando vacunas contra el cáncer que contarán con esta tecnología. Vacunas que serán personalizadas para cada paciente.
Los tumores generan proteínas mutadas o anormales que pueden producirse con ARN para que así el sistema inmune las pueda identificar para así luego destruirlas.
“En este caso, se crea la vacuna con una proteína del tumor del cáncer y se logra que el sistema inmune del organismo lo reconozca y lo ataque. Esa es la otra gran aplicación que viene más adelante”, explicó Carlos Rodríguez.
La tecnología ARNm era merecedora del Premio Nobel de Medicina 2023. La comunidad científica celebra que este galardón sea para estos dos científicos que lograron estabilizar el ARN, una molécula que hasta los avances de Kakarikó y Weissman, era inestable, según Daniel Guzmán Zapata.
“Se esperaba este reconocimiento. El desarrollo fue a la par con la innovación de la industria. Que hubiéramos podido tener una vacuna tan rápido en la pandemia es algo que se debe destacar y esto demuestra que se pueden realizar los propósitos cuando se hace la inversión necesaria, incluso ellos tuvieron problemas de financiamiento al inicio de su trabajo”, dijo el investigador del ICMT.