Pico y Placa Medellín
viernes
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Por John Cárdenas
Crítico de televisión
Estuve en la costa chocoana, tuve oportunidad de visitar varios corregimientos y el municipio de Acandí. En todos el hospedaje era mas costoso si rentaba una habitación con aire acondicionado y con televisor. Las más económicas tenían abanico eléctrico y ventilador, con vista al mar y la playa a centímetros. Increíble.
Decidí tener el mar cerquita, escuchar las olas sin interferencias y dejarme llevar por el paisaje costero. En las casas, los restaurantes y los bares, el común era ver un televisor, la mayoría aún con ese cajón inmenso a sus espaldas. Si estaban encendidos era porque había partido de fútbol. Casi nadie ve televisión por cable, usan los canales nacionales. La mayoría no ve los noticieros.
Qué pereza tanta violencia y tanto ladrón de corbata.
De novelas Diomedez el Cacique de la junta, la más vista. Otros programas, ninguno. Los ven pero no se acuerdan ni cómo se llaman, ni de qué tratan. ¿Entonces qué ven?.
–Es para uno entretenerse un rato y namás–.
Esos locales que alquilan videojuegos y que han invadido los barrios de las ciudades y pueblos, también están en las costas. Los niños y adolescentes de este país ya no ven muñequitos en la tele, juegan con ellos en las máquinas de videos. Tampoco se puede decir que los turistas valoren la televisión porque son las habitaciones que primero se ocupan, no olvide que ofrecen el aire acondicionado y el turista en la costa no se va a quedar viendo televisión en vez de ir a la playa.
La cotidianidad, los intereses y la manera de entretenernos ha cambiado y la gente que no tiene acceso a la tecnología de punta también sabe elegir y buscar lo que más le satisface y la televisión al parecer, ya no es la prioridad. La gente lo que no apaga es el radio, el mejor amigo del hombre, en la radio está la música y de todos los géneros, cada cuál sintoniza lo que quiere tarariar o bailar. Indica que la programación de los canales no responde a lo que la gente quiere ver, por lo menos en estas poblaciones.
Y si estás en la ciudad buscas por internet los programas de tu gusto y a la hora que más te convenga.
Es posible que los televisores se conviertan en objetos de colección, desafortunadamente los diseños de las últimas tres décadas no son muebles tan hermosos, o sea, que ni para decorar van a servir.