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Vestida para matar: G20, de Patricia Riggen

14 de abril de 2025
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  • Vestida para matar: G20, de Patricia Riggen
  • Vestida para matar: G20, de Patricia Riggen

Es el cine de género, más que en el cine de autor, es donde se leen las señas de identidad de una cultura, de una época o de un país. Y es desde ese ángulo, entendiéndola como un compendio de signos de nuestros tiempos, que vale la pena analizar G20, la aceptable película de acción protagonizada por la ganadora del Oscar Viola Davis y dirigida por la mexicana Patricia Riggen, que estrenó Amazon Prime el jueves pasado.

Hace 30 años hacíamos fila en las salas de cine para ver decenas de películas como G20, que viene a actualizar el modelo que Air Force One de Wolfgang Petersen nos presentó en 1997: el presidente de Estados Unidos, ante una situación límite que lo enfrenta con unos terroristas, se convierte de repente en héroe de acción, disparando sin preguntar y batallando con enemigos que se ven más rudos y fuertes que él. Con una complicación: la presidenta, que aquí se llama Danielle Sutton, tiene que lidiar además con que han tomado a su esposo y a sus hijos como rehenes, y todo esto debe hacerlo enfundada en un ceñido vestido de gala rojo.

Hay en Davis, que además funge aquí como productora, una intención clara de ampliar el alcance de su carrera, que se demuestra además en el acondicionamiento físico que asumió para ser heroína de acción. Los brazos que Davis luce con su vestido serían el orgullo de cualquier deportista. Que haga de una presidenta negra de Estados Unidos que se preocupa por el orden mundial y está impulsando un proyecto que combate el hambre global, habla de sus preferencias políticas, muy distintas a las del líder actual de los gringos. Pero que además en algún momento acepte que alcanzó el cargo por una foto gloriosa que la captó cuando era militar y que fue portada de la revista Time, muestra que los guionistas (dos mujeres y dos hombres) saben que hoy a un presidente se le puede escoger por cualquier cosa: porque alguna vez dio buenos discursos, porque tiene unos hijos encantadores o porque sabe dar cabecitas con un balón. Casos se han visto.

Algunas cosas funcionan mejor que otras. Que varios de los actores de reparto provengan del mundo de las series (Douglas Hodge de The great, Sabrina Impacciatore de The white lotus, y Antony Starr de The boys) habla del estado del arte hoy en Hollywood. Que los terroristas se enriquezcan en criptomonedas y engañen al público poniendo videos deepfake en redes sociales donde hacen decir barbaridades a los líderes mundiales, es un aviso de lo que se nos viene en cuanto a noticias falsas. Y que el mejor guardaespaldas de la presidenta sea el único latino o que la sororidad entre varias líderes sea lo que las salve, muestra un poco hacia dónde se dirigen los “valores progresistas” hoy en la industria.

Si algunas secuencias de acción fueran tan buenas como las intenciones de los creadores de la película, G20 sería memorable. Pero Riggen no lo logra y al final tenemos un producto que cojea mucho, pero que no pierde del todo los papeles gracias a una protagonista que brilla donde la pongan. O con lo que la vistan.

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