Hay dos proyectos con los que Emvarias se juega su futuro y su capacidad para garantizar el servicio de saneamiento, aseo y recolección de basuras a miles de usuarios. Uno es la construcción del nuevo vaso Piñuela para ampliar el relleno sanitario, el cual arrastra retrasos y decenas de inconvenientes. Pero ese no es el verdaderamente preocupante.
Tal como lo anticipó EL COLOMBIANO el pasado 18 de marzo, la Junta Directiva de Emvarias terminó aprobando un proyecto piloto para la implementación de vehículos de cargue lateral para la prestación del servicio público de aseo. Este es el que tiene con los pelos de punta a funcionarios técnicos de Emvarias y hasta de EPM.
La empresa comprometió $251.076 millones de vigencias futuras excepcionales para desarrollar un piloto de recolección que requiere el arrendamiento a la empresa Themac para incorporar cuatro compactadores de carga lateral, cuatro ampirrol con remolques, una flota de 16 cajas para chasis, dos lava contenedores y 1.660 contenedores de 3.200 litros. Se ejecutará en Laureles y el Centro.
Todo este nuevo equipo se suma a la flota convencional, que por cierto se acaba de renovar con 71 nuevos vehículos, bajo la modalidad de renting, por $300.000 millones.
La empresa justifica la implementación del piloto señalando que con este busca mitigar la falta de capacidad de contenedores existentes. Su principal ventaja frente a la carga trasera (el que ha operado siempre en Medellín) es que tiene mayor capacidad de recolección en menor tiempo y reduce la proliferación de olores y presencia de desechos al aire libre.
De hecho, Emvarias asegura que el tiempo de recolección con carga lateral puede tener una disminución de tiempo de hasta el 50% y, con esto, una disminución de costos. Efectivamente, el cargue lateral se abre paso como un modelo efectivo en varias ciudades del mundo.
El asunto se complica con las alertas recibidas por parte de funcionarios de la entidad que denuncian graves vacíos técnicos en la viabilidad de este proyecto. Cuestionada al respecto, Emvarias respondió que analizó con detalle todas las variables y que el proyecto tiene el sustento técnico suficiente. Y agregó que, como piloto que es, está sujeto a un protocolo para validar o descartar tecnología.
Pero parte del personal técnico en la entidad no está de acuerdo. Una y otra vez le han tirado cuentas y los números siguen sin cuadrar. Son más de $250.000 millones amarrados a siete años, un monto y un periodo anormales para un proyecto piloto. Señalan las fuentes que el único escenario en el que las cifras cuadran es contemplando una modificación en la tarifa que se le cobra al usuario.
Emvarias señaló que los cálculos para evaluar si la tarifa cubre los costos de operación los hizo con la tarifa actual, regulada por la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico.
Pero la entidad sigue sin despejar con certeza que recuperará los costos de inversión con la tarifa, pues de otro modo estaría incumpliendo con la ley de suficiencia financiera, que exige que los costos sean eficientes, porque las empresas no pueden trasladar su ineficiencia al usuario, es decir, que producto de las malas decisiones el usuario termine pagando más por el servicio.
El otro camino que les queda si el piloto se hace inviable en uno o dos años es que la empresa asuma el posible descuadre. Cualquiera de los dos escenarios es adverso, pues la situación financiera de Emvarias no es la más favorable actualmente.
Y esta es justamente una de las críticas al interior de la empresa. ¿Por qué amarrar millonarias vigencias futuras para un piloto? ¿Por qué meterse en un piloto a siete años cuando la empresa viene de tres años con un aumento sostenido en los costos de prestación del servicio y los gastos de administración? ¿Por qué Emvarias se sometió a la oferta de una sola empresa (Themac) y se obligó a ir dos veces a la junta directiva a pedir más vigencias futuras para ajustarse a los números de dicha empresa?
La Contraloría local encontró razones para adelantar vigilancia especial. Pero no puede actuar ahora, sino posterior a los resultados que arroje el piloto. El ente de control que sí puede obrar inmediatamente es la Procuraduría General, que tiene la potestad de abrir investigación y pedir las actas de la junta directiva desde junio de 2022 para determinar cómo fue que sus miembros tomaron la decisión de aprobar este proyecto y establezca si tal decisión se enmarcó en las buenas prácticas de gobierno corporativo.
Esto es importante que la Procuraduría lo establezca porque dentro de la empresa señalan que el proyecto, más que una necesidad real en la operación, es una obstinación directa de la Alcaldía y los directivos que han llegado a Emvarias por decisión del alcalde Daniel Quintero, quien ayer justamente se ufanó del piloto de cargue lateral como parte de sus logros en la estrategia de recolección de basuras en la ciudad. La duda queda abierta. ¿El ensayo terminará asumiéndolo el usuario de su bolsillo?