La primera vez que Rafael Nadal salió a la cancha de superficie dura que montaron en el Coliseo Live de Bogotá para su duelo de exhibición ante Casper Ruud en las 3:30 p.m., tenía camiseta blanca, pantaloneta azul y una gorra verde fosforescente que se había colocado hacia atrás, como suelen usarla los cantantes de reguetón.
Detrás de su oído izquierdo colgaba el micrófono inalámbrico por medio del que le habló a los niños de las diferentes escuelas de tenis que llegaron a la cancha para compartir con su ídolo en las clínicas, una especie de clase maestra que se dicta de afán y en la que los más contentos son los jóvenes deportistas, que hacen cara de incredulidad cada vez que logran devolverle una bola al tenista que antes solo habían visto por televisión y que está parado del otro lado de la malla.
Pero en los entrenamientos con los deportistas en formación no solo estaba Nadal; lo acompañaban Casper Ruud, Juan Sebastián Cabal y Robert Farah. Los niños hacían fila para que los jugadores les firmaran algún objeto: gorras, bolas gigantes de tenis, camisetas y raquetas salieron con el nombre de los tenistas escrito con Sharpie, el marcador que dicen que no se borra.
“Se siente bien estar de regreso en Colombia, jugué en Barranquilla cuando era Junior. Y estar en Bogotá, ver la pasión de la gente por el deporte es increíble”, dijo Nadal en la rueda de prensa previa al partido, que fue sobre las 10:30 a.m. de Colombia.
Y él, un par de horas después, sintió de cerca el cariño y la pasión que el tenis despierta en el país, en especial en los más pequeños, que lo admiran y quieren ser como él, que es el tenista con más títulos de Grand Slam (22) en el circuito de la ATP.
Los jóvenes posaron con Nadal para tomarse una foto grupal. El español fue amable y se veía contento. Estaba disfrutando de compartir con las promesas del tenis nacional.
Después Rafael Nadal entró al camerino, disfrutó del duelo de dobles en el que participaron Juan Sebastián Cabal, Camila Osorio, Robert Farah y Yuliana Lizarazo, que sirvió como abrebocas para su duelo ante Ruud, y luego, sobre las 8:00 p.m., y a pesar del frío que hace a esa hora en la capital del país, salió vestido con una camiseta verde fosforescente, pantaloneta azul oscura y una banda amarrada en la cabeza.
Esta vez tenía la raqueta en una de sus manos y a Luciana Martínez, una niña de siete años, en la otra. Su rostro transmitía una expresión de seriedad, a pesar del cariño que le expresó el público, no porque fuera apático, sino porque estaba en modo competitivo, y salió a la cancha del coliseo Live de Bogotá, con la idea de vencer al noruego Casper Ruud. El español se quedó con la victoria en el partido (7-5 6-4).
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países ha visitado Rafael Nadal en su gira por América Latina. Le resta visitar México.