x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

Nostalgias de Navidad en el barrio de la Vendedora de Rosas

Hace 24 años se estrenó la película, que en gran parte fue grabada en La Iguaná. El barrio cambió para siempre luego de que se rodara la aclamada cinta.

  • Nostalgias de Navidad en el barrio de la Vendedora de Rosas
  • A los niños del barrio les cuentan que hace 25 años se grabó una película en esas calles. Foto: Camilo Suárez.
    A los niños del barrio les cuentan que hace 25 años se grabó una película en esas calles. Foto: Camilo Suárez.
23 de diciembre de 2022
bookmark

El barrio La Iguaná cambió para siempre hace 24 años. En 1998, cuando la violencia azotaba cada una de sus esquinas, se estrenó La Vendedora de Rosas, la película de Víctor Gaviria. Casi todos los mayores de 30 años tienen recuerdos de aquella época. Era la primera vez desde 1945 —año de su fundación— que los reflectores caían sobre el barrio, un asentamiento que había crecido en las tierras bajas y anegadizas que hay entre cerrro El Volador y el río Medellín.

Los niños, que jamás habían visto una cámara, se convirtieron en actores de reparto. Hoy, las remembranzas florecen cuando se hace la pregunta correcta; la nostalgia enaltece los recuerdos.

La Iguaná ha cambiado mucho desde que se grabó La Vendedora. En las riberas ya no están las casas derruidas que se ven en la película, sino que han construido talleres y huertas comunitarias. Las casas, que a finales de los 90 eran casi todas de un piso, ahora tienen dos y tres. Este es un pequeño recorrido navideño por sus recovecos, por los recuerdos que resucitan sus habitantes, por los suspiros que añoran las navidades de antes.

Diana Carolina González era una niña cuando se grabó la película. Hoy es una mujer treintona, en embarazo. Camina por un callejón estrecho, de paredes sin revocar, en el que la luz se cuela a medias. Ahí se grabó una de las escenas más memorables. En la ficción era 24 de diciembre, vísperas de Navidad. El Zarco, el antagonista, se lanza sobre un segundo piso para perseguir a Leidy, la protagonista.

Diana señala la casa desde la que se lanzó el Zarco. En ese entonces tenía una plancha en el segundo piso, donde el antagonista fumaba marihuana. Hoy no existe la plancha, le construyeron dos pisos más. Es angosta y tiene rejas sobre las ventanas. Está decorada de manera lánguida, con unas guirnaldas navideñas más bien escasas.

Justo en la entrada de la casa está Jim Gómez, de la Acción Comunal. Es un hombre de habla pausada, de barba rala en la que crecen canas. Suda un poco bajo la gorra que lo protege del sol. Su papel en la película fue muy relevante, aunque desconocido. Cuando Víctor Gaviria llegó al barrio se fijó en los postes, que estaban bellamente decorados. Como la película transcurre en Navidad, había que ambientar las calles. El director preguntó quién era el responsable de aquella decoración, a lo que Jim alzó la mano.

Jim hizo toda la decoración navideña que sale en la película. Entonces, dice, la comunidad era más unida y se hacían convites para adornar las casas, cerrar las cuadras y freír buñuelos. La primera escena hace un paneo por la quebrada y se adentra en el barrio, donde resuena la pólvora y hay bombillos de colores que anuncian la Navidad.

Hoy, en cambio, la celebración es más modesta. Hay muy pocas instalaciones con luces y, en general, una nostalgia generalizada por los diciembres de antes. Jim dice que no volvieron a decorar el barrio como antes, como en los tiempos de la película, porque la gente se enfrasca en discusiones y no se pone de acuerdo. Además, buena parte de los viejos vecinos se fueron y llegó una población nueva, con muchos migrantes, que tienen costumbres diferentes.

La Navidad

La Vendedora de Rosas transcurre entre el 23 y el 25 de diciembre. Relata, desde las calles, el desamparo de una Navidad para una generación perdida. La película es una adaptación de la Vendedora de cerillas, el cuento de Andersen, que transcurre en una fría Nochebuena parisina.

El cuento de Andersen relata la historia de una niña, una vendedora de fósforos, que pasa la noche en un rincón, entre dos casas, mientras cae la nieve. Sin zapatos y sin abrigo, pero con el estómago vacío, enciende las cerillas para calentarse; el destello la hace alucinar con su abuela, que ha muerto y era la única persona que tenía.

En La Iguaná, es decir, en Medellín, también hay niños abandonados, solos en la vida, que pasan las noches, como la vendedora de fósforos, en las calles. Los protagonistas de la película retrataron esa Medellín desconocida para muchos. Como en el cuento, la protagonista alucina con su abuela, pero no producto del frío, sino del consumo de sacol.

La Iguaná era entonces un barrio enfrascado en una guerra entre bandas. Diana Carolina recuerda cómo quedaban los muertos atravesados en las calles o sobre escaleras, con varios balazos en el cuerpo. “Durante la película tuvieron que parar varias escenas por las balaceras”, apunta la mujer.

Ahora el barrio vive en tranquilidad, aunque con navidades menos alegres que las de esa época. La Iguaná será siempre el barrio de La Vendedora de Rosas

El barrio La Iguaná cambió para siempre hace 24 años. En 1998, cuando la violencia azotaba cada una de sus esquinas, se estrenó La Vendedora de Rosas, la película de Víctor Gaviria. Casi todos los mayores de 30 años tienen recuerdos de aquella época. Era la primera vez desde 1945 —año de su fundación— que los reflectores caían sobre el barrio, un asentamiento que había crecido en las tierras bajas y anegadizas que hay entre cerrro El Volador y el río Medellín.

Los niños, que jamás habían visto una cámara, se convirtieron en actores de reparto. Hoy, las remembranzas florecen cuando se hace la pregunta correcta; la nostalgia enaltece los recuerdos.

La Iguaná ha cambiado mucho desde que se grabó La Vendedora. En las riberas ya no están las casas derruidas que se ven en la película, sino que han construido talleres y huertas comunitarias. Las casas, que a finales de los 90 eran casi todas de un piso, ahora tienen dos y tres. Este es un pequeño recorrido navideño por sus recovecos, por los recuerdos que resucitan sus habitantes, por los suspiros que añoran las navidades de antes.

Diana Carolina González era una niña cuando se grabó la película. Hoy es una mujer treintona, en embarazo. Camina por un callejón estrecho, de paredes sin revocar, en el que la luz se cuela a medias. Ahí se grabó una de las escenas más memorables. En la ficción era 24 de diciembre, vísperas de Navidad. El Zarco, el antagonista, se lanza sobre un segundo piso para perseguir a Leidy, la protagonista.

Diana señala la casa desde la que se lanzó el Zarco. En ese entonces tenía una plancha en el segundo piso, donde el antagonista fumaba marihuana. Hoy no existe la plancha, le construyeron dos pisos más. Es angosta y tiene rejas sobre las ventanas. Está decorada de manera lánguida, con unas guirnaldas navideñas más bien escasas.

A los niños del barrio les cuentan que hace 25 años se grabó una película en esas calles. Foto: Camilo Suárez.
A los niños del barrio les cuentan que hace 25 años se grabó una película en esas calles. Foto: Camilo Suárez.

Justo en la entrada de la casa está Jim Gómez, de la Acción Comunal. Es un hombre de habla pausada, de barba rala en la que crecen canas. Suda un poco bajo la gorra que lo protege del sol. Su papel en la película fue muy relevante, aunque desconocido. Cuando Víctor Gaviria llegó al barrio se fijó en los postes, que estaban bellamente decorados. Como la película transcurre en Navidad, había que ambientar las calles. El director preguntó quién era el responsable de aquella decoración, a lo que Jim alzó la mano.

Jim hizo toda la decoración navideña que sale en la película. Entonces, dice, la comunidad era más unida y se hacían convites para adornar las casas, cerrar las cuadras y freír buñuelos. La primera escena hace un paneo por la quebrada y se adentra en el barrio, donde resuena la pólvora y hay bombillos de colores que anuncian la Navidad.

Hoy, en cambio, la celebración es más modesta. Hay muy pocas instalaciones con luces y, en general, una nostalgia generalizada por los diciembres de antes. Jim dice que no volvieron a decorar el barrio como antes, como en los tiempos de la película, porque la gente se enfrasca en discusiones y no se pone de acuerdo. Además, buena parte de los viejos vecinos se fueron y llegó una población nueva, con muchos migrantes, que tienen costumbres diferentes.

La Navidad

La Vendedora de Rosas transcurre entre el 23 y el 25 de diciembre. Relata, desde las calles, el desamparo de una Navidad para una generación perdida. La película es una adaptación de la Vendedora de cerillas, el cuento de Andersen, que transcurre en una fría Nochebuena parisina.

El cuento de Andersen relata la historia de una niña, una vendedora de fósforos, que pasa la noche en un rincón, entre dos casas, mientras cae la nieve. Sin zapatos y sin abrigo, pero con el estómago vacío, enciende las cerillas para calentarse; el destello la hace alucinar con su abuela, que ha muerto y era la única persona que tenía.

En La Iguaná, es decir, en Medellín, también hay niños abandonados, solos en la vida, que pasan las noches, como la vendedora de fósforos, en las calles. Los protagonistas de la película retrataron esa Medellín desconocida para muchos. Como en el cuento, la protagonista alucina con su abuela, pero no producto del frío, sino del consumo de sacol.

La Iguaná era entonces un barrio enfrascado en una guerra entre bandas. Diana Carolina recuerda cómo quedaban los muertos atravesados en las calles o sobre escaleras, con varios balazos en el cuerpo. “Durante la película tuvieron que parar varias escenas por las balaceras”, apunta la mujer.

Ahora el barrio vive en tranquilidad, aunque con navidades menos alegres que las de esa época. La Iguaná será siempre el barrio de La Vendedora de Rosas

El empleo que buscas
está a un clic
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD