El cuerpo está compuesto por células (unidades microscópicas) que le brindan estructura, absorben nutrientes y generan la energía necesaria para mantenerle con vida. Ellas tienden a reemplazarse a sí mismas en un promedio de 10 a 30 días, es decir, nacen y mueren según ritmos vitales.
Es cuando crecen de manera descontrolada y anormal que puede desarrollarse el cáncer. “Es una enfermedad genética que ocurre cuando hay un crecimiento descontrolado de células: crecen de forma anormal, acelerada y con intención de ‘inmortalizarse’”, explica Adriana Castaño Mejía, directora de Investigación Clínica en el Centro Oncológico de Antioquia.
Así es como llegan a invadir distintos lugares del cuerpo. Marcela Julieth Bermúdez Castrillón, oncóloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, agrega: “Esa proliferación anormal lleva a la formación de tumores: tejidos disfuncionales que van reemplazando a los que sí son funcionales y generan un daño que, si no se trata a tiempo, puede llevar a la muerte”.
Según estimaciones del Ministerio de Salud y Protección Social, en Colombia cerca de 54.017 mujeres (frente a 47.876 hombres) desarrollan cáncer cada año, representando así un poco más de la mitad de los registros (el 53 %).
El cáncer de mama, añade la doctora Castaño (que también puede afectar a hombres), continúa siendo el de mayor incidencia, mientras que por el lado de los tumores ginecológicos más frecuentes, se encuentran el de cáncer de cuello uterino y el cáncer de ovario.
Particularmente, el de mama y ovario, aunque no están directamente relacionados, tienen que ver ambos con una mutación (alteración) en los genes denominados BRCA1 y BRCA2. Esta certeza permite que pueda detectarse a tiempo a través de un examen en sangre y tomar medidas preventivas mucho antes de que se desarrolle un cáncer.
Cáncer y mujeres
Según la Organización Mundial de la Salud entre el 30 % y el 50 % de los cánceres se pueden evitar, además de que si se detectan a tiempo y se tratan, las posibilidades de recuperación son muy altas.
En Colombia, señala la doctora Bermúdez Castrillón, el cáncer de mama tiene alrededor de 13.500 casos nuevos cada año, de los cuales 3.700 terminan en decesos. “Sin embargo, es uno de los cánceres, junto con el de cuello uterino, que puede detectarse a tiempo para reducir la mortalidad”.
El cáncer de cérvix (o cuello uterino) tiende a ser consecuencia de una infección de transmisión sexual por el virus del papiloma humano (VPH). “Si hay un gran número de parejas sexuales, hay mayor exposición a diferentes serotipos del VPH”, dice la doctora y agrega que, en ese sentido, la responsabilidad sexual, la vacunación y los programas de detección temprana (citologías) son fundamentales. “En países desarrollados esto ha disminuido la mortalidad. Aquí no hemos llegado a las cifras ideales. La vacuna, por ejemplo, está en el Plan de Inmunización para las niñas entre los 9 y 17 años, sin embargo la cobertura no llega ni al 80 %”.
Finalmente, con relación al cáncer de ovario, pese a que se diagnostica menos, tiene “una gran desventaja”, afirma Castaño: “Cuando se detecta, en cerca de dos terceras partes, ya se encuentra en estados avanzados”.
Sin embargo, pruebas en sangre que detectan mutaciones ayudan a prevenir o tratar de forma efectiva.
Una relación particular
Castaño Mejía desde el Centro Oncológico reitera que en el desarrollo del cáncer hay implicados defectos genéticos heredados o adquiridos. “Para el cáncer de mama y ovario hay una frecuencia de un 5 a un 18 % de que las pacientes hayan heredado un defecto genético en un grupo de genes llamados BRCA1 y BRCA2”.
Estos genes, continúa la doctora, son como monitores que evitan que se desarrolle un cáncer, pero si están silenciados o defectuosos no ejercen control. Así, las personas o familias con estas mutaciones tienen mayor riesgo de presentar cáncer (de mama, ovario, páncreas o próstata). “Lo más difícil es que en mujeres pueden presentarse ambos: cánceres de mama y ovario.
Por fortuna, continúa la doctora, existe una forma de detectar el defecto genético a tiempo y en caso tal iniciar una terapia específica preventiva o que prolongue la sobrevida. Según señala, la prueba en sangre está cubierta por el Plan Básico de Salud y puede ser solicitada si se tienen antecedentes familiares relacionados con los cánceres mencionados.
Si es positiva
Si la prueba demuestra que hay una mutación, no significa que tenga cáncer. De hecho, hay dos escenarios.
El primero de ellos es que pese a tener la alteración se encuentre sana. Es ese caso, apunta Castaño, hay varias estrategias preventivas. “Puede hacerse una mastectomía bilateral preventiva (como la que decidió hacerse Angelina Jolie) y una salpincoovorectomía que consiste en retirar las trompas y los ovarios”.
Si la mujer decide no recibir la cirugía puede optar por los medicamentos que le prescribirá el médico y continuar con un plan de seguimiento estricto.
El segundo escenario es haber desarrollado ya un cáncer y tener detectada la mutación. “Ellas reciben el medicamento específico que evita que el gen defectuoso siga haciendo daño: lo bloquean”, dice la doctora y añade que la situación de estas mujeres es clave resaltarla porque las pacientes con cáncer de ovario tenían una sobrevida de 4 a 6 meses, pero con el medicamento disponible pueden llegar a más de 5 años. “Hay terapia efectiva y puntual”.
Detecte los demás
Los programas de tamizaje son clave para detectar a tiempo. Con respecto al cáncer de cérvix, Bermúdez Castrillón señala que aún es frecuente encontrarlo en etapas muy avanzadas sobre todo en mujeres de 30 a 40 años.
“Las pruebas de tamizaje las tenemos incorporadas en las resoluciones obligatorias de las EPS: la citología cervicouterina a partir de los 25 años y la prueba ADN-VPH a partir de los 30 años”. Así mismo, en zonas rurales donde no es fácil el acceso a estos servicios, es posible acceder a la inspección visual de cuello uterino.
De otro lado, para el cáncer de ovario es importante prestar atención a dolores abdominales o sangrados anormales. “El diagnóstico se hace con una ecografía transvaginal, transabdominal o el marcador en sangre CA125”, puntualiza la doctora.
Con respecto al cáncer de mama, Castaño Mejía afirma que la estrategia más importante es conocer el cuerpo. “El autoexamen diario es clave. Hay que tocarse las axilas, el tejido mamario. Generalmente los cambios externos aparecen cuando ya está muy desarrollado el tumor, entonces lo primero a identificar debe ser la consistencia del tejido, endurecimiento o secreción”.
Así mismo, recuerda que si hay antecedentes familiares hay que solicitar los exámenes pertinente antes de tener la edad del primer caso que hubo. Bajo esta situación, incluso la prueba genética será ordenada por el médico.
Prevéngalos
Si bien la predisposición genética es un factor fundamental, un porcentaje significativo es consecuencia de daños exógenos sobre los genes. “A esto se le llama mutación somática, es decir, que son externas a mis genes heredados y que pueden deberse a una mala dieta, sobrepeso, inflamación, etc”, dice Castaño.
Por eso es importante controlar los factores de riesgo que están en el ambiente y ser conscientes del contexto. “Hay que saber que las enfermedades oncológicas existen y que nos pueden afectar a todos”, además de que, si se controlan algunos factores, pueden ser prevenibles. En la parte inferior de este artículo encuentra algunas recomendaciones puntuales hechas por las expertas para adelantársele a un posible cáncer, prevenirlo o detectarlo a tiempo