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Rodolfo Hernández: el millonario populista que es un “palo” electoral

Rodolfo Hernández, el empresario bumangués que saltó a la política en las elecciones de 2015 y se alzó con la alcaldía de su ciudad contra todo pronóstico, ha venido ganando puntos en las encuestas de intención de voto. Sus críticos aseguran que es populista y que durante su gobierno no hubo grandes obras, pero sí muchos escándalos.

  • Rodolfo Hernández es ingeniero civil y exalcalde de Bucaramanga. Foto Cortesía
    Rodolfo Hernández es ingeniero civil y exalcalde de Bucaramanga. Foto Cortesía
  • Rodolfo Hernández hizo algunos recorridos en campaña, aunque su estilo es más de reuniones a puerta cerrada. Foto Cortesía
    Rodolfo Hernández hizo algunos recorridos en campaña, aunque su estilo es más de reuniones a puerta cerrada. Foto Cortesía
28 de mayo de 2022
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No habían pasado 20 días de su Alcaldía cuando ya la Procuraduría estaba interviniendo para resolver la primera de una serie de disputas que sostendría el recién elegido mandatario de Bucaramanga Rodolfo Hernández con la clase política, en este caso, representada en los concejales.

Ese día, el 20 de enero de 2016, hubo una mesa de trabajo para “dirimir la confrontación entre el alcalde y los concejales” por cuenta de las reducidas facultades que le había otorgado el Concejo a Hernández para contratar en su primer año de gobierno.

El ambiente estaba caldeado por las denuncias de amenazas contra la integridad de los concejales y los malos tratos de parte del recién posesionado mandatario. Ante la intervención de la Procuraduría, tal como está documentado en un comunicado del Ministerio Público, Hernández ofreció disculpas a los cabildantes por sus “manifestaciones y apreciaciones aceleradas”, excusándose en el hecho de las irregularidades que hasta ese momento había encontrado en la entidad territorial.

Ese episodio que pudiera ser una anécdota más en el inicio de un gobierno que entró en reversa, pues derrotó a la clase política liberal que había gobernado por décadas con total comodidad, se convirtió en una escena reiterada, con diferentes protagonistas, que no cesó hasta el último día que Hernández se mantuvo al frente de la Alcaldía de Bucaramanga.

El ingeniero Hernández, como se identifica en su estrategia comunicativa para desmarcarse de la clase política tradicional, sacudió con su estilo desparpajado, frentero y populista, las urnas en las elecciones de 2015 y por una ventaja de apenas 4.470 se alzó con un triunfo que ninguna encuesta vio venir.

El arraigo santandereano

Rodolfo Hernández Suárez nació en Piedecuesta, Santander, el 26 de marzo de 1945, del hogar conformado por Luis Jesús Hernández y Cecilia Suárez, en el que tuvieron cuatro hijos, siendo el actual candidato presidencial el mayor. Casado con Socorro Oliveros es padre de tres hombres y una mujer, esta última hija adoptiva que fue secuestrada por el Eln en 2004 y de la que nunca más se volvió a saber.

Forjado en una familia tradicional y trabajadora, su padre era un sastre y su madre tenía un trapiche. A los 20 años se fue a estudiar Ingeniería Civil en la Universidad Nacional, en Bogotá. Al graduarse regresó a su tierra e hizo sus primeros pinos como profesional en la Secretaría de Obras Públicas en la Gobernación de Santander y luego se desempeñó por un año como director del Fondo Nacional de Caminos Vecinales en ese departamento hasta que lo sacaron por controvertir las decisiones del gobernador que llegó posterior a su designación.

Entonces dio el salto al mundo privado y con otros dos socios fundó en la década de los 70 la firma HG Constructora, con la que se hizo millonario bajo un modelo de negocio en el que además de construir la vivienda les presta plata a los clientes para que las compren.

“Trabaja con el pobre y te harás rico”. La frase, según contó el mismo Hernández en entrevista al Periódico 15 de Bucaramanga, en abril de 2020, se la repetía la mamá “y yo creo que eso es cierto porque en servirle a la gente más humilde, como son muchos, si usted les hace productos de alta calidad, los vende y en cada venta les gana de a poquito”.

Ese espíritu altruista de servicio con las clases menos favorecidas para muchos se ajusta más al perfil de un empresario que se concentró en amasar fortuna, calculada hoy en $40.000 millones, y en afianzar relaciones con la clase política de Santander durante años para hacer crecer su negocio inmobiliario.

“Vendiendo viviendas aprendió a relacionarse con la clase política, a hacer negocios con ellos y cuando no le han copiado se va hasta las últimas consecuencias para desprestigiarlos”, relata una fuente en Bucaramanga conocedora de la historia del candidato por la Liga Anticorrupción que pidió reserva de su nombre.

Él mismo admitió hace poco en una entrevista en Blu Radio que esas relaciones le han servido para conocer cómo opera el entramado de la corrupción: “Soy ingeniero hace 52 años, sé cómo se roban la plata con los contratos”. Por eso dice que sabe cómo combatirlos.

El “mantra” de su campaña

Justamente, sus diatribas contra la corrupción son las que le han dado mayores réditos para ganar simpatizantes y si hay algo que le reconocen en su gestión como alcalde en Bucaramanga fue precisamente que dejó en evidencia a la clase política que estaba enquistada en el poder, en algunos casos con prácticas corruptas y clientelares.

“Es que aquí estábamos rodeados de unas mafias que se habían tomado la alcaldía, los concejales de toda la vida se repartían las secretarías y los contratos. Entonces llega el viejo y les quita todo. Y eso a la gente le gustó”, explica la misma fuente.

La estrategia mediática de levantar cada ocho días un escándalo le dio figuración nacional, como la que obtuvo con aquella cachetada al concejal John Jairo Claro, que en diciembre de 2019 le valió una suspensión de ocho meses del cargo por parte de la Procuraduría. Esa sanción finalmente se tradujo en una multa de $124 millones porque no se pudo hacer efectiva debido a que Hernández había renunciado a su cargo como alcalde el 16 de septiembre de ese mismo año, producto de otra suspensión de tres meses impuesta por el Ministerio Público por participación en política en la campaña electoral local a favor de su candidato Juan Carlos Cárdenas.

“Ese discurso anticorrupción pega con la gente, y él que es un narcisista, con toda la plata, buscaba ese reconocimiento social. Y eso solo lo da la vida pública. Por eso a sus 70 años se propuso ser alcalde y lo logró con ese mantra y valiéndose de la imagen que tenía como constructor”, explica Julio Acelas, politólogo y candidato a doctor en la Universidad Externado.

Y en el ingeniero pareciera cumplirse aquello de que “no hay cuña que más apriete que la del mismo palo”, pues su promesa de campaña de construir 20.000 viviendas de interés social, que promovió a través de la entrega de más de 40.000 cartas-cheque en los sectores más populares de Bucaramanga, no pudo cumplirla. En su defensa, cambió luego el discurso y esas viviendas se tradujeron en el eslogan de “20.000 hogares felices” y a que en el Plan de Desarrollo se hablara de una iniciativa de gestión del suelo para habilitar terrenos urbanizables que les permitieran a los privados presentar planes parciales de expansión urbana.

Un ciudadano indignado por lo que consideró un “engaño” demandó a Hernández por $111 millones “porque nosotros cumplimos la palabra y votamos por él. Ahora él debe cumplir su compromiso”, según registró el diario Vanguardia, en su edición del 11 de abril de 2019.

“Prometió lo que no podía realizar. No es fácil en la ciudad porque no hay tierra suficiente. Y, además entró en conflicto con el Concejo, los arrinconó, los desprestigió y le paralizaron la mayoría de obras. No le alcanzó el tiempo para la gestión”, consideró Acelas.

De finanzas y “coimas”

Ad portas de una elección presidencial, en la que ha tenido picos de popularidad y bajones, según las encuestas de intención de voto, Hernández enfrenta un proceso que le resta credibilidad a su discurso anticorrupción por presuntas irregularidades relacionadas con el proceso de selección, transformación y disposición final de las basuras, que la Procuraduría suspendió y que hoy lo tiene a él y a uno de sus hijos, Luis Carlos Hernández, imputados por la Fiscalía —al igual que a otras cinco personas— por supuestamente hacer lobby a favor de la firma Vitalogic a cambio de una comisión de éxito de 1,5 millones de dólares.

Hernández, quien deberá comparecer en juicio a finales de julio como presunto responsable del delito de interés indebido en la celebración de contratos, se ha declarado inocente y sostiene que eso es una persecución política.

En la misma entrevista al Periódico 15 sobre este tema respondió: “La politiquería no me saca sino eso, y eso no se consumó. Usted dice que se va a casar pero no se casa, entonces sin el contrato del matrimonio, sea civil o por la iglesia, usted no se ha casado. Que fue una imprudencia, sí. Mal hecho, sí. Muy mal hecho. Él (hijo) tiene cuarenta y tres o cuarenta y cuatro años. Será tan bobo y tan idiota que firmó que a él le daban una comisión por vender máquinas...”.

En todo caso, de plata sí sabe el ingeniero porque entre sus logros en la alcaldía de Bucaramanga está el saneamiento de las finanzas, pues recibió un déficit de $236.000 millones y culminó con un superávit de $48.000 millones.

Aunque no le resta mérito por ello, el politólogo Acelas asegura que ese logro es más porque se dedicó a guardar la plata en los bancos y a ejecutar obras pequeñas.

“Digamos que pagó las deudas y se dedicó a hacer pequeños arreglos de parques, vías en algunos sectores populares, pasajes peatonales, ludotecas. Y en la contratación hay que reconocerle que aumentó los oferentes en las licitaciones, al pasar de 4 o 5 a 20 o 25. Democratizó la contratación, pero dejó perder recursos del orden nacional porque no les daba viáticos a los funcionarios para que fueran a gestionar en Bogotá porque decía que así se robaban la plata y más o menos la ciudad dejó de percibir un billón de pesos en cofinanciación de proyectos”.

Y Acelas remata diciendo que Rodolfo desgobernó la ciudad y al final no se ocupaba de las tareas administrativas porque se las delegó a quien posteriormente asumió la Alcaldía y con quien a la larga también se distanció.

Hernández, a quien critican por ser grosero en el trato y perder fácilmente la paciencia, no se considera “bravo”.

A los periodistas de Blu Radio les contestó: “Yo si escucho a los demás, pero no me dejo mamar gallo, tengo la responsabilidad de tomar las decisiones y no delegarlas en otros. Pregunto al que tenga que preguntarle y tomo una decisión. Alguien quedará tocado y va a criticar, pero después de que tome la decisión me mantengo firme. Mi personalidad es esa y no la voy a cambiar”.

$!Rodolfo Hernández hizo algunos recorridos en campaña, aunque su estilo es más de reuniones a puerta cerrada. Foto Cortesía
Rodolfo Hernández hizo algunos recorridos en campaña, aunque su estilo es más de reuniones a puerta cerrada. Foto Cortesía
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