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Yo no fui

Habíamos visto y oído todo en materia de lavarse las manos, pero Petro sorprendió. Va ir a la ONU a denunciar que el Estado colombiano no cumple con el Acuerdo de Paz.

16 de mayo de 2024
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  • Yo no fui

El gobierno del “Yo no fui”. Ese parece ser el mantra del presidente Gustavo Petro. Pensábamos que ya habíamos visto todo en esta materia. Pero no, la realidad es que Petro se reinventa y se supera cada día en lo que podríamos llamar, de manera coloquial, escurrir el bulto.

¿Cómo olvidar la ya legendaria respuesta de “la verdad es que yo no lo crié”, para evadir la responsabilidad cuando la revista Cambio le preguntó sobre su hijo Nicolás Petro que había confesado haberse quedado con al menos 1.000 millones de pesos de donaciones a su campaña?

¿O qué tal cuando la semana pasada le echó la culpa al “software” del descalabro del nuevo modelo de salud de los maestros que su gobierno, con gran obstinación, puso en práctica? “El software está llevando a los maestros y maestras a los viejos operadores, burlándonos el cambio que estamos haciendo”, dijo. Como si el software fuera un ser de carne y hueso que toma decisiones por su cuenta.

O casos que han tenido menos relevancia como cuando Barranquilla perdió la sede de los Juegos Panamericanos por cuenta de que el gobierno no transfirió la plata. “No fue por nosotros –salió apresurado Petro a decir–, sino que los hechos mismos quitaron la posibilidad de hacer los Juegos Panamericanos, básicamente por una viveza de su director... a ellos les urge mucho el dinero, millones de dólares”.

Realmente eso de asumir responsabilidades parece que no se le da bien a Gustavo Petro. Volviendo al cuento, pensábamos que habíamos visto y oído ya todo en materia de lavarse las manos, pero este martes, Petro de nuevo nos sorprendió con el anuncio de que va a ir a Naciones Unidas a denunciar que el Estado colombiano no está cumpliendo con las obligaciones del Acuerdo de Paz.

Sí, tal y como lo está leyendo: Petro en su condición de Jefe de Estado va a ir a Nueva York a decir, en el pleno de la ONU, que el Estado tiene la culpa de que el Acuerdo de Paz no se esté cumpliendo.

Entiende uno que Petro, en sus más de 70 años de vida, ha crecido con la idea de que el Estado es el culpable de todos los males. Con esa idea creció y con esa idea forjó su carrera, se hizo popular e importante. Como si el Estado fuera un ser ajeno. Nunca pareció entender que él como ciudadano era parte del Estado. Y más aún ahora, cuando como presidente, él es el Jefe... del Estado. Aquella frase de Marx –para estar a tono– de que “la historia ocurre primero como tragedia y después como farsa” parece calzar perfecto. Ante este episodio no sabe uno si llorar o reír.

Más allá de la sinrazón del anuncio vale la pena que revisemos lo que ha pasado con el Acuerdo de Paz. ¿Hasta qué punto es culpa del “Estado”, como dice Petro? ¿O hasta qué punto es culpa de él como gobernante?

Gustavo Petro, cuando llegó a la Presidencia, abandonó el Acuerdo de Paz. Lo dicen no solo sus contradictores sino incluso sus más fieles seguidores. Petro eliminó la alta consejería de paz, que lideró Emilio Archila en el gobierno de Iván Duque y que recibió tantos elogios por su esfuerzo y por sus resultados, y la convirtió en una unidad, sin músculo y sin poder, que hasta la JEP criticó por inútil.

Con el agravante de que esta unidad dependía del Alto Comisionado de Paz, el primero fue Danilo Rueda, que terminó siendo un estrepitoso fracaso. Y ahora con Otty Patiño que dedica la mayor parte de su tiempo a lidiar con el ELN y las disidencias y poco tiempo le queda para el Acuerdo con las FARC.

La crisis es tal que, como recordó este diario en un informe reciente, la JEP llamó a la directora de esa unidad, Gloria Cuartas, para pedirle explicaciones por los más de 400 asesinatos de excombatientes y para algo mucho mayor: preguntarle si su Unidad de Implementación “realmente implementa o solo supervisa”. Cuartas quien, además, en algún momento renunció pero terminó quedándose cuando finalmente Petro cambió al comisionado de Paz.

El senador Humberto de la Calle bien se declaró sorprendido con el anuncio de Petro y le hizo un listado de las tareas que están en manos de él como mandatario y no ha hecho: “La reforma rural está dotada de normas, falta la ejecución”, falta “la compra de tierras y el catastro multipropósito” y “hubo un compromiso de hace un año para restablecer la Alta Consejería de la Implementación y no se ha hecho”.

En un informe publicado en EL COLOMBIANO esta semana también se ponía el dedo en la llaga de la sustitución de cultivos, proyecto clave de la paz. El Programa Nacional Integral de Sustitución Voluntaria de Cultivos Ilícitos (PNIS) nació del punto 4 del Acuerdo de Paz con las Farc y en abril el PNIS fue cuestionado en la Cámara de Representantes porque solo ha ejecutado el 5% del presupuesto de 2023. “Ni se erradica, ni se sustituye, ni se concreta una propuesta económica alternativa. Sólo el 0,4% de los recursos de asistencia técnica integral han sido ejecutados y el 3,5% para proyectos productivos de ciclo corto”.

Es una triste paradoja para Colombia: tanto que fustigó el Pacto Histórico al gobierno de Iván Duque porque iba a acabar con el Acuerdo de Paz, para llegar a ser Petro y su gobierno los que finalmente están haciendo trizas la paz.

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