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I took Panamá de nuevo

El secretario de defensa de EE.UU. anunció en su visita a Panamá que ampliarán la presencia militar y que cooperarán con ese país para “recuperar el canal de la influencia china.

11 de abril de 2025
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  • I took Panamá de nuevo

La guerra de los aranceles ha opacado otra dura batalla entre China y Estados Unidos: Panamá se ha convertido en el nuevo punto de enfrentamiento entre estos dos colosos del mundo que pugnan por controlar el Pacífico y conseguir la hegemonía mundial. La neutralidad del canal está amenazada y la visita el martes del secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, ha conseguido inclinar la balanza del lado de la potencia del norte.

El enfrentamiento no es nuevo, porque las ambiciones imperiales para controlar estrechos marítimos y puertos de montaña siempre han existido. Ahora el mundo está siendo testigo de la obsesión de Donald Trump con recuperar la soberanía del canal -devuelta a Panamá por Estados Unidos en 1999- mientras Xi Jinping bloquea el negocio de venta que estaba prácticamente listo entre una empresa de Hong Kong –que controla buena parte de los puertos en los dos extremos del canal–, y un grupo de inversionistas norteamericanos.

El canal es una vía acuática de 80 kilómetros por la que pasa el 5% del comercio mundial, principalmente, de Estados Unidos. Lo cruzan a diario entre 35 y 36 embarcaciones que se demoran unas 8 o 10 horas en pasar de lado a lado. Alrededor del 77% del total del movimiento del canal es de portacontenedores, petroleros, graneleros, gaseros y portavehículos.

Para justificar su injerencia en Panamá, Trump, ha manipulado datos y ha mentido. Asegura, sin ser cierto, que hay soldados chinos en las terminales portuarias de Balboa y Cristóbal. Dice que en la construcción del canal murieron 35.000 estadounidenses, cuando la triste realidad es que se perdieron 6.000 vidas de las cuales 350 eran del país del norte. También se queja de que el peaje que pagan los buques de bandera estadounidenses es excesivo, sin tener en cuenta que son los principales usuarios del mismo. Y ha exigido a la Autoridad del Canal que aumente las tarifas a los buques con bandera china o que hayan sido fabricados en China.

Por otro lado, Trump le metió a fondo el acelerador para presionar a Li Kashing, propietario de SK Hutchinson Holdings, un conglomerado de empresas que controla los puertos de Cristóbal y Balboa en Panamá, así como varias decenas en todo el mundo. Con esto consiguió que Li, uno de los empresarios más poderosos de Hong Kong, negociara con la sociedad de inversión estadounidense Black Rock para vender por 19.000 millones de dólares sus intereses en el canal. Aunque todo sea dicho, el asunto no es nada malo para Li, quien aumentaría con creces su fortuna ya valorada en 31.000 millones de dólares.

Mientras Trump se frota las manos con esta posibilidad, Xi intenta bloquearla argumentando que la seguridad de su país se vería seriamente dañada. Lo tiene difícil el líder chino, porque esa intervención podría causar un daño mortal a la autonomía económica de Hong Kong, en cuya bolsa cotizan todas las empresas chinas. Y aunque teme que Estados Unidos tendrá una ventaja estratégica considerable si BlackRock controla los puertos de acceso al canal de Panamá, lo mismo piensa Trump de la situación actual.

Como además el presidente estadounidense no entiende ni está interesado en el lenguaje de la diplomacia, ha dicho varias veces que va a “recuperar” el canal. Ahí le tuvo que salir al paso el presidente panameño José Raúl Mulino para recordarle que “el canal es panameño y seguirá siendo panameño”, aunque siempre estén dispuestos a colaborar con su aliado estadounidense.

Esa colaboración, que no es poca, es la que han tenido en cuenta tanto el secretario de Estado Marco Rubio como Pete Hegseth para bajarle la intensidad al discurso bélico. Necesitan a Panamá para controlar el narcotráfico, el lavado de dinero y la migración. De hecho, le pidieron que aceptara a cientos de migrantes procedentes de Irán, Uzbekistán, Afganistán, Camerún y Etiopía, Mulino aceptó y ahora estos viven desde hace semanas en varios hoteles de la capital panameña.

En medio de la pugna entre chinos y estadounidenses quedan siempre los damnificados, que en este caso son los países latinoamericanos, siendo el principal afectado Brasil. Es claro que el volumen del comercio se verá inclinado hacia uno u otro lado de la balanza, pero todo parece indicar que los afectados serán aquellos países que habían aumentado su comercio con China tanto en el Caribe como en América Latina.

Como en el asunto de los aranceles, este duelo de titanes va a generar mucha destrucción a su alrededor. El secretario de defensa de Estados Unidos anunció durante su visita a Panamá que ampliarán la presencia militar y que cooperarán con el país centroamericano para “recuperar el canal de la influencia china”. Parece que se han apuntado otro tanto en esta disputa trascendental..

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