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La plaga de las estafas online

La prevención es la clave para no caer en estas estafas y tristemente se debe ejercer una actitud de desconfianza frente a cada mensaje o llamada sospechosa.

11 de noviembre de 2024
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  • La plaga de las estafas online

Las nuevas tecnologías nos han puesto ante la oleada de estafas más peligrosa y sofisticada que se conozca hasta la fecha. Los timos arrecian por doquier y nos mantienen en estado de alerta, porque desde cualquier rincón de este inmenso océano tecnológico en el que estamos sumidos puede surgir un intento de tumbarnos. Nadie está libre de caer en una de tantas trampas.

Las estafas online en Colombia, por ejemplo, han aumentado un 120% en 2024, según la firma de seguridad cibernética Kaspersky. Los ciberdelitos y las ciberestafas se multiplican bien sea por llamadas de voz, mensajes de texto, correos electrónicos o a través de Whatsapp, Facebook, Instagram y Twitter. Y si el problema se ha vuelto inmanejable en Europa y Estados Unidos, Colombia es el cuarto país de Latinoamérica más afectado por este tipo de ciberataques. La primera posición la ocupa Brasil, seguido de México y Argentina.

El secuestro de datos (ransomware) es uno de los tipos de software malicioso (malware) que más ha contribuido a que el cibercrimen se esté convirtiendo en pandemia en los últimos años y particularmente ha incrementado el modelo de negocio en el que los desarrolladores lo venden a otros ciberatacantes.

Pero el problema ahora se ha vuelto más personal y está al alcance de la mano de cualquiera. El bombardeo de llamadas y mensajes que tiene un ciudadano a lo largo del día es asombroso. Los estafadores se presentan como responsables bancarios, representantes de correos, proveedores de servicios y hasta enamorados. Nadie se escapa. Hasta los más despiertos pueden caer: basta dar clic a un link mentiroso.

Uno de los ataques más malignos en este momento es el smishing. Con él, los cibercriminales encontraron el método perfecto para introducirse en los teléfonos celulares. Se llama FluBot y es un mensaje de texto en el que se oculta un troyano bancario, un programa malicioso que toma el control del dispositivo y roba los datos y contraseñas que permiten el acceso a la banca móvil. El virus también es capaz de copiar la agenda de contactos para reenviar automáticamente el mensaje malicioso que se activa al darle clic al enlace. Esta ‘epidemia hacker’ no sólo azota a Colombia, en Europa comenzó en España y se ha extendido por el viejo continente haciendo saltar las alarmas en Reino Unido, Alemania, Italia, Polonia y Hungría.

Otro de los más preocupantes es el spoofing, un nuevo fraude telefónico, que se origina en una llamada que recibe el usuario desde un número que aparece en la pantalla con el nombre de su entidad financiera. El supuesto objetivo de la llamada reside en notificarle sobre movimientos sospechosos en su cuenta bancaria y la congruente aparición de una estafa, el engaño del engaño. De manera hábil, los ciberdelincuentes presionan a la persona para que rápidamente acepte unos SMS que le llegan del banco y le vacían la cuenta.

La lista de todo aquello a lo que estamos expuestos puede ser infinita. Las estafas amorosas en redes sociales, en las que desaprensivos se aprovechan de la vulnerabilidad emocional de las personas, utilizando engaños para manipular y timar. La falsa demanda de propiedad intelectual, para la que toman la información de contacto que el usuario tiene en sus páginas de Facebook e Instagram, simulan ser una oficina de abogados reconocida, envían un email muy serio diciéndole que infringió unos derechos de autor, e incluyen un enlace para que revise las “pruebas”.

Otros incluyen el mensaje de la compañía de correos y transportes que trae un envío y al cual se le puede hacer seguimiento en un falso link; la llamada de la compañía telefónica que promete darle un mejor precio que el que tiene ahora, o la otra en la que le preguntan que si usted es fulanito de tal, dando su nombre y apellido, y al contestar que sí cuelgan. Este último robo, el del sí, es la puerta de acceso a muchas nuevas estafas que se logran a través de Inteligencia Artificial.

El falso corte de señal de Netflix, la mentira de la desactivación de Facebook por exceso de anuncios publicitarios, la multa no pagada, el dinero rápido y urgente que supuestamente pide un familiar cercano, el premio que se debe reclamar con un número de tarjeta de crédito, la “ayuda” para las víctimas de un desastre natural o el antivirus gratuito para instalar en el computador. Quien haga clic, ya sabe a lo que queda expuesto.

Las estafas telefónicas están llegando a un nivel que exige leyes estrictas. Se necesita una iniciativa legislativa que imponga a los operadores telefónicos la obligación de gestionar el bloqueo de cuentas y teléfonos que incumplen las normas como en cualquier otra red social. Y asimismo, que los bancos tomen nota y sancionen duramente a quienes utilizan cuentas como parte del aparataje de la trampa.

La prevención es la clave para no caer en estas estafas y tristemente se debe ejercer una actitud de desconfianza frente a cada mensaje o llamada sospechosa. Los ciberdelincuentes buscan presionar, asustar y confundir para que la persona entregue su información o haga clic. Ojo con eso.

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