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samuel castro
Editor Ochoymedio.info, Miembro de la Online Film Critics Society
Recomendar un documental científico o donde la ciencia es el mundo en el que se desarrolla el relato, acarrea riesgos que no existen con otros documentales y mucho menos con películas argumentales. Es como si muchas personas asociaran la palabra ciencia con “aburrido” o “inentendible”, y a partir de su mención se negaran a intentar disfrutarlo. En otros casos lo que ocurre es todavía peor: tienen ideas preconcebidas sobre el tema del documental y se niegan a escuchar “lo que dicen los científicos”, básicamente porque no quieren confrontar sus creencias, basadas casi siempre en prejuicios, con datos, hipótesis y estudios rigurosos, aquello de lo que está hecha la verdadera ciencia.
“Human nature”, estrenado hace unos días en Netflix, es cualquier cosa, menos aburrido. Si algunos de ustedes vieron “Inside job”, el documental que ganó el Óscar hace casi 10 años, recordarán que lo mejor de esa cinta era su capacidad de hacer entendibles los hechos que habían llevado al mundo a la crisis económica de 2008. El coescritor y editor de aquella maravilla, Adam Bolt, es el director y guionista de “Human nature” que aborda otro tema tan difícil para el público masivo como aquel: las técnicas de edición genética y las implicaciones que su práctica exitosa puede tener para la humanidad. La mano de Bolt se nota en todo: desde la forma en que se conectan sutilmente los diálogos de quienes dan testimonios, como si conversaran en la misma habitación, hasta la variedad de ángulos desde la cual es capaz de analizar su tema, sin temor a usar material de archivo, referencias de la cultura pop (ver “Gattaca” antes sería una buena idea, aprovechando que está disponible en HBOGo), o recursos contemporáneos, como memes, que le permiten ilustrar ciertos puntos, además de unas gráficas animadas que son formidables.
Es tan potente la estructura que construye Bolt, que la primera media hora de la película parece un thriller. Nadie va a querer pararse de la silla hasta que comparta la emoción de la ciencia ante la sigla CRISPR (y aquí no les voy a decir qué es, sería como contarles que el asesino es el mayordomo) y qué tienen que ver en eso unas salinas que hay en España y una fábrica de insumos para yogures. Pero en algún momento vamos a entenderlo todo, gracias a que la explicación es brillante.
Y entonces, compartiremos con Bolt lo que viene después del descubrimiento: las dudas ante la vanidad de jóvenes científicos que quieren ser los próximos Elon Musk, creando empresas que podrían cambiar el mundo; las preguntas éticas que se desprenden, como ¿qué pasaría si pudiera pagarle a una de esas empresas para que sus hijos no tuvieran las enfermedades genéticas que usted heredó? Lo mejor es que no lo hace sólo desde el discurso, sino desde un par de casos reales que te desarman con su honestidad.
Si usted, como yo, está cansado de ciertas palabras demasiado usadas en esta época, “Human nature” le da una oportunidad única: una discusión sobre lo que puede significar que en verdad pudiéramos reinventarnos.