Pico y Placa Medellín
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lorenzo villegas
Periodista
gastronómico
@lavillegar
$Creditonota
Un periodista amigo llegó a un conocido café en Medellín a desayunar y se sorprendió cuando la joven recepcionista lo atendió en inglés, sin más ni más. Incrédulo de que su apariencia fuera la de un extranjero, quedó pensativo sobre esta situación, por lo que publicó en redes su experiencia y varias personas le dijeron que no debería mostrarse alarmado ante la muestra de lo avanzados que estamos en materia de servicio en la tacita de plata.
La llegada este año de más de tres millones de extranjeros al país demuestra un crecimiento en ese renglón y se esperan muchos más en el futuro. Seguro esto ha llevado a algunos dueños de restaurantes a poner como norma la atención en inglés, pero cuidado, no podemos ser más papistas que el Papa.
Si bien es cierta la necesidad de atender al extranjero con herramientas globales, no podemos dejar de lado que nuestro idioma nativo es el español, en Colombia se habla castellano y no inglés. Atender de primera mano en otro idioma parece más esnobista y excluyente, que atento y servicial.
La razón de que la mayor parte de la clientela sea extranjera no justifica que desde el principio te atiendan en otro idioma. El ejemplo lo tenemos de Francia, España o Italia, países que reciben miríadas de turistas todo el año, sin embargo nunca te hablan en inglés cuando llegas. Solo si demuestras que no sabes hablar el que ellos dominan, proceden a ayudarte en lengua inglesa. Y eso que en París a duras penas aceptan hablarte en inglés. Ojo, no digo que no debemos mejorar, lo que digo es que en restaurantes y cafés el inglés debe ser una herramienta de atención, no una especie de embajada inglesa encubierta.
Por otra parte, la mayor cantidad de empleados en este tipo de labores son jóvenes y los empleadores deben tener en cuenta que si el empleado sabe una segunda lengua, por ende deben pagar mejores sueldos. De esta manera estimulan a los chicos y evitan la deserción, ya que conocemos la alta rotación de meseros, cajeros, mixólogos, baristas y recepcionistas, debido en muchos casos a la mala remuneración, a que algunos empleadores se quedan con las propinas y a que los universitarios ven en este empleo solo un “escampadero” mientras terminan su carrera.
Uno de los atractivos turísticos es respirar la cultura que se visita, escuchar hablar a los locales en su idioma embelesa y no olvidemos que cuando viajas a otro país una muestra de respeto y cariño es intentar hablar su lengua.
Por el bien de Medellín y la convivencia debemos mejorar la formación en otras lenguas desde el preescolar. El Sena e instituciones como el Cesde tienen programas de profesionalización en mesa y bar. Sin duda es necesario formar a las personas que se dedican al servicio en restaurantes, hoteles y locales comerciales. Ojalá que cada día tengamos más personal idóneo y propietarios de hoteles y restaurantes orgullosos de nuestra identidad e idioma.
