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Ante un libro abierto, ni siquiera el más monstruoso de los monstruos puede resistirse, y entonces una monstruosa vida empieza a ser una vida muy distinta.
Por Diego Aristizábal Múnera - desdeelcuarto@gmail.com
Ahora que pienso como un monstruo sucio y malo que se dedica a espantar niños en el bosque, encontrarse un libro, o esa cosa que uno no sabe que es un libro, debe ser muy raro. Ver correr a los humanos después de exclamar un terrible grito es algo normal. Los humanos se asustan fácil y casi siempre corren, quién los culpa con ese corazón tan frágil que tienen, así traten de hacerse los que tienen un corazón duro. Pero imagínense que nunca antes han visto un libro en su vida y de repente encuentran uno de una niña asustadiza, que al escuchar el más monstruoso de los gritos sale corriendo y olvida en el bosque esa cosa que se llama libro.
¿Uno qué hace como monstruo? Tímidamente lo toca, lo muerde, lo acaricia, lo mira, lo lame y luego se tira porque no sabe a nada. Un libro cerrado es muy insípido, pero cuando se abren sus páginas y se ven las letras y las ilustraciones es cuando uno descubre todo su sabor. Ante un libro abierto, ni siquiera el más monstruoso de los monstruos puede resistirse, y entonces una monstruosa vida empieza a ser una vida muy distinta.
Eso le pasa a “El monstruo al que le gustaba leer”, de Lili Chartrand, una historia que me encanta releer y que le da todo el sentido a esas pequeñas manchitas negras que son las letras y que juntas forman palabras y frases y de ahí salen las historias, las mismas que pueden hacer que un día los monstruos de los bosques dejen de espantar porque quieren oír las historias maravillosas de los libros. Un libro puede cambiar hasta la vida de un monstruo, y todos sabemos muy bien la clase de monstruos que habitan nuestro país.
Los libros no son hojas empastadas y ya, un libro es un universo donde caben todos los regalos, donde están todos los objetos, emociones, lugares, deseos y sueños que pudiéramos obsequiarle a alguien. Ahora ¿quién dijo que escoger un regalo es fácil? Un regalo requiere de una ciencia hermosa: pensar en el otro y eso no siempre pasa en nuestras monstruosas y egoístas vidas.
Pero eso puede cambiar, al menos el monstruo de esta historia así lo entendió y por eso su deseo fue que la niña que había perdido el libro del susto lo recuperara, porque gracias a ella él había descubierto el mundo maravilloso de los libros. Regalar un libro no suele ser la primera idea para muchos, es un acto que se subestima o se ignora. Al regalar un libro estamos tratando de decir todas las palabras que nuestra tímida boca a veces no es capaz de decir, y eso es un acto hermoso. Dar más libros este año, en todo momento, puede llevarnos a vivir en un lugar sin monstruos de verdad.