Tras la renuncia de la primera ministra de británica, Liz Truss, el presidente Gustavo Petro publicó un trinó en el que aseguró que “la crisis económica de Gran Bretaña comenzó cuando se intentó bajar los impuestos a los más ricos (...) una lección que hay que aprender”.
Ese trino lo compartió mientras su gobierno trata de sacar adelante la reforma tributaria más ambiciosa en la historia de Colombia, un ajuste fiscal con el que, en un principio, se hablaba de recaudar entre $50 billones y $75 billones adicionales en impuestos, pero que con el paso de los meses ha ido reduciendo progresivamente y hoy se habla de un recaudo cercano a los $20 billones.
También, el gobierno ha defendido que el énfasis de la reforma —que ya pasó su primer debate en el Congreso— está en el impuesto sobre la renta a personas naturales. Y desde que se planteó el proyecto, tanto Petro como su ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, han defendido que está orientado hacia los 4.000 contribuyentes más ricos de Colombia.
Lo cierto es que con el avance de la discusión, desde varios frentes han señalado que la reforma tendrá un impacto en la canasta básica de las familias más vulnerables al gravar alimentos ultraprocesados que, si bien no son saludables, hacen parte de los hábitos de los hogares con bajos ingresos.
La consultora Raddar, por ejemplo, calculó que la tributaria subiría la inflación anual entre un 3% y 4% adicional.
¿Realmente la crisis inglesa es por los impuestos?
Aunque según Petro, la crisis inglesa “comenzó cuando se intentó bajar los impuestos a los más ricos”, los medios locales encuentran que la génesis del problema está en la pandemia de la covid-19, tal como ocurre en el resto del mundo.
Durante la época de crisis, Reino Unido intentó estimular el gasto de las personas para levantar su economía, algo que luego derivó en la elevada inflación que están enfrentando.
La prensa británica también reseña que el Bréxit (salida de Reino Unido de la Unión Europea) también afectó el flujo de trabajadores que venían del área continental a laborar en oficios como la conducción de camiones y bodegas, entre otros.
Los permisos de esos empleados no pudieron renovarse y hay problemas para llenar el vacío. A todo ello se suma la crisis energética causada por la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha elevado las facturas del servicio y, aún peor, hay riesgo de quedarse sin suministro mientras se avecina el invierno.
El pecado de Liz Truss, de acuerdo con el exministro de Hacienda Juan Camilo Restrepo, fue que “bajó irresponsablente impuestos y aumentó subsidios sin tener cómo financiarlos. Los mercados la castigaron; la libra se devaluó pero cuando rectificó ya era tarde”, toda vez que el malestar inmenso con sus medidas, sumado a la alta inflación, conllevaron a que perdiera el apoyo político.
En todo caso, al presidente Petro le recuerdan en redes sociales que él debe aplicar su propia prédica y guardar la disciplina fiscal. Esto teniendo en cuenta que ha mencionado, por ejemplo, pasar por alto el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), que es el margen que nunca debe romperse para no poner en riesgo la estabilidad de las finanzas públicas de la Nación. Aparte de eso, le cobran que propone un elevado gasto en subsidios sociales.
“Lo que propone Petro es una locura, eso de activar la economía con subsidios no tiene sentido. Teóricamente, John Maynard Keynes, dice que se puede activar la economía aumentando el gasto de las vía gasto fiscal, pero si tú ese gasto fiscal lo estás financiando con deuda o lo estás financiando con impuestos, entonces el efecto se anula”, apuntó Andrés Coba, economista y docente.