Con el proyecto Ruta Verde, postulado por Emvarias del Grupo EPM, Medellín será beneficiaria con apoyo técnico del programa de cooperación Too Good to Waste (muy bueno para ser desperdiciado), del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, con el cual se innovará en el tratamiento y la reducción de los residuos orgánicos que cotidianamente llegan al relleno sanitario La Pradera.
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El monto de esta cooperación es de 200.000 dólares representados en diagnósticos, diseño y evaluación de Ruta Verde, entre otros componentes.
La iniciativa que se le presentó al BID consiste en el diseño de un sistema de rutas y microrutas para la recolección eficiente de restos de alimentos, material vegetal, biodegradables y residuos de jardinería, entre otros.
El propósito es disminuir las cantidades de este tipo de desechos, que superan el 60 % de la totalidad captada en el relleno sanitario y, adicionalmente, mitigar las emisiones contaminantes de metano en la región.
El objetivo del banco es ayudar a los países socios a acelerar la preparación de proyectos de gestión de residuos sólidos, alineados con la economía circular, que permitan mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, en particular de metano.
El diagnóstico que se desprende de esta cooperación comprenderá la evaluación de la actual gestión de los residuos orgánicos en Medellín, la identificación de actores clave para el desarrollo del proyecto y de futuras etapas de implementación, el análisis de casos exitosos en otras regiones y de la cultura ciudadana en relación con la separación de desechos, entre otras tareas.
El gerente de Emvarias, Gustavo Castaño Galvis, dijo que “el apoyo para este proyecto, en conjunto con EPM y las secretarías de Medio Ambiente y de Gestión y Control Territorial, es muy importante porque estamos buscando que lleguen menos residuos al relleno sanitario y cobra mayor valor debido a que estamos construyendo el nuevo vaso La Piñuela para disposición de residuos, lo que nos permitirá alargar su vida útil”.
El Grupo EPM, en articulación con la Administración Distrital, trabajó durante seis meses para la postulación del proyecto.
Evitar el colapso de La Pradera ha costado más de $100.000 millones
Luego de meses de zozobra por el proceso de colapso que se desencadenó en el relleno sanitario, causado por la cadena de negligencias para estabilizar las zonas críticas y para construir su ampliación, finalmente la crisis parece estar cerca de superarse. Retomar el control del relleno y hacer todas las maromas necesarias para mantenerlo operando ha costado este año más de $100.000 millones, según precisó el gerente de Emvarias, Gustavo Castaño.
Para dimensionar cómo ha cambiado el panorama en el relleno sanitario ubicado entre límites de Barbosa, Donmatías y Santo Domingo, es necesario recordar la situación que presentaba en mayo pasado. En aquel momento el gerente Castaño tuvo que salir a reconocer que los escenarios más complejos, que incluían la posibilidad de que el relleno colapsara y cientos de miles de toneladas de residuos terminaran sobre el río Medellín causando una debacle ambiental, eran una posibilidad latente.
Para evitar el desastre fue necesario que más de 1.000 personas, en jornadas continuas de 24 horas, abrieran tres frentes de trabajo en estos últimos meses: en el crítico vaso Altaír, para adecuar varias zonas como medidas de contingencia y para empezar la construcción del vaso Piñuela. Los trabajos más pesados se centraron en Altaír. El punto de quiebre para contener allí el problema fue dejar de recoger residuos con maquinaria amarilla en la base del dique para llevarlos nuevamente a la parte superior del vaso, y repetir la misma acción todos los días demorando el colapso. Una tarea sisífica que el mismo Castaño reconoció que se consideraba como un mero gasto que ni solucionaba nada de fondo ni generaba beneficio alguno para la prestación del servicio y que se terminó comiendo, solo hasta mayo, más de $16.000 millones.