El caso de las dos menores de edad, Emilia (13 años) e Inés (14 años), que murieron intoxicadas en Bogotá tiene un nuevo avance en la investigación. Fuentes cercanas al caso confirmaron a EL COLOMBIANO que ya se tenía conocimiento de que murieron por intoxicación con talio, un metal altamente tóxico y de uso restringido.
Lo que empezó como una indagación por una posible intoxicación debido al consumo de algún alimento en mal estado, se transformó ahora en una investigación por posible envenenamiento.
Este caso comenzó con un tranquilo plan de adolescentes y se convirtió en una catástrofe para tres familias en Bogotá. Tres menores mujeres que compartían salón de clases en el colegio Los Nogales —ubicado en la zona norte de la capital— concretaron un encuentro en la casa de una de ellas el sábado 5 de abril.
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Allí, en donde la anfitriona vivía con su padre y su hermano de 21 años, se juntaron para una tarde de viernes de cocina, comida y diversión sana y, posteriormente, una noche de pijamada para amanecer el sábado. Sin embargo, aquella reunión fue el último plan que, hasta ahora, dos de ellas hicieron en sus vidas.
Una semana después de esa reunión, la situación médica no puede ser más dolorosa para las familias y allegados de las menores y el joven. Dos de ellas murieron. Emilia, de 13 años, fue la primera víctima y falleció ese sábado tras haber sido ingresada a la Unidad de Cuidados Intensivos de la Fundación Santa Fe de Bogotá.
Entre tanto, Inés, de 14 años, murió el miércoles 9 tras permanecer cuatro días en UCI. Por su parte, el joven de 21 años y la otra adolescente siguen luchando por su vida, aunque con pronóstico reservado y con un alto grado de reserva implícita en la Fundación por lo mediático que se volvió el caso y por la desinformación que circuló en redes.
¿Qué pasó en la reunión?
Las menores se dispusieron a preparar unas galletas para hornear y la masa que utilizaron para hacerlas se las suministró el joven hermano de una de ellas. Luego las niñas pidieron un domicilio a través de la aplicación Rappi en el que compraron sushi y un producto hecho con fresas y chocolate.
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Hasta ese momento, el plan de amigas marchaba perfecto. La cocción de las galletas estuvo en su punto y lo único que quedaba era probarlas y degustar lo que las tuvo entretenidas.
Las galletas y las fresas con chocolate eran el acompañante, el postre, del sushi que les llegó a domicilio.
Las comensales, así como el joven, a quien le compartieron del platillo, quedaron satisfechos y el plan seguiría con una pijamada entre ellas, una conversación amena y jocosa y, en últimas, acostarse a dormir. Pero de ahí en adelante todo fue caos, preocupación, emergencias y carreras.
En la noche del viernes las tres menores y el chico empezaron a presentar signos de malestar general. Este diario conoció que, a pesar del estado en el que se encontraban, así pasaron la noche hasta el amanecer del sábado. En ese momento, los síntomas empeoraron y se tornaron a los de una intoxicación. El vómito era el más repetitivo.
Ante esto, el jefe del hogar en donde estaban (padre de una de las menores y del joven) las llevó a la Fundación Santa Fe, hospital más cercano de la vivienda y uno de los mejores de la capital.
Emilia falleció a las pocas horas de ser ingresada por urgencias. Una fuente del centro médico le contó a este diario que entró en paro respiratorio y, aun con las maniobras de reanimación que los galenos del lugar le prestaron por varios minutos, no pudieron salvarle la vida.
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En ese momento, la Secretaría de Salud de Bogotá puso sus ojos en este caso —que, en adelante, se volvió mediático— y anunciaron “una investigación epidemiológica en el terreno para esclarecer las causas de la muerte de la niña y del grave estado de salud de las otras tres personas”.
Hasta entonces, se manejaba la hipótesis de que se trataba de una posible intoxicación con alimentos, para lo cual tenía que hacer pruebas toxicológicas con el fin de “llegar a conclusiones claras”.
La tragedia continuó el miércoles 9 de abril. Ese día las autoridades de salud y el hospital anunciaron que Inés, de 14 años, también falleció. Con esta muerte, el misterio crecía alrededor de este episodio.
¿Qué fue la comida que, supuestamente, las intoxicó? ¿Fue el domicilio? ¿Qué tenía la masa con la que hicieron las galletas y que el hermano les dio? ¿Las fresas con chocolate? Todas estas preguntas empezaron a surgir entre las familias de las menores, así como entre la ciudadanía que empezó a seguir el avance del caso en los medios de comunicación y redes sociales.
No obstante, entre más mediático se vuelve un caso, más se vuelve un terreno propicio para las fake news (noticias falsas). EL COLOMBIANO conoció el intercambio de mensajes y audios vía WhatsApp entre algunas madres y padres de familia de los compañeros de clase de las menores involucradas en el, en ese momento, caso de intoxicación.
En uno de esos mensajes, una madre de familia le advertía a las demás que, según conoció, el único alimento que consumieron en común las tres mujeres y el joven era un producto comercial llamado “Franuí”, que son frambuesas y fresas recubiertas con dos tipos de chocolate: con leche y blanco.
Que serían las fresas que le llegó al grupo de amigas por domicilio el viernes 4 de abril en la noche.
“Que nadie compre Franuí. Por eso les cuento, es una tragedia y una cosa demasiado triste. Avísenle a sus hijos y a todo el que conozca que, por el momento, no compre no compren eso. Y alguien me dijo que las Frauní estaban bajo investigación”, dicen en unos de los audios conocidos por este medio.
Lo anterior, por supuesto, resultó ser desinformación y no tener ninguna relación con lo que pasó.
Para ese momento, 9 de abril, la Secretaría de Salud insistía en sus comunicados de prensa que “no existe una prueba positiva ni ninguna otra evidencia que nos permita determinar la causa específica de estas intoxicaciones y su determinación puede tomar tiempo debido a los reportes, correlaciones y evaluaciones altamente especializadas que se deben dar”.
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Entre tanto, esa entidad intensificó las acciones de inspección, vigilancia y control de manera preventiva y proactiva en medio de la investigación epidemiológica, que consiste en revisar los alimentos que estuvieron en el entorno en donde se originó la caso.
Así mismo, el secretario Gerson Bermont hizo un llamado para que la ciudadanía se mantenga al tanto de este episodio “a través de nuestros canales oficiales y evitar la difusión de información no verificada, que pueda generar alarmas innecesarias”.
El giro que trajo más preguntas
Entre dimes y diretes, fake news y la angustia de las familias de los dos que siguen hospitalizados, esta tragedia dio un giro que —además de dejar sin piso la teoría de los Franuí “envenenados”— dejó a medias la respuesta sobre qué fue lo que afectó a estas personas.
El 10 de abril, Bermont confirmó que, de acuerdo con las últimas pruebas toxicológicas a las víctimas, “se pudo concluir que lo sucedido no responde a una intoxicación por alimentos, sino por un agente que no es de objeto de vigilancia por parte de la Secretaría de Salud”. También que “se encontró una sustancia que hace parte de la reserva de la historia clínica de los pacientes y de la investigación por parte de las autoridades competentes. Se ha podido establecer que es un hecho aislado, que no representa una amenaza para la salud pública”.
Es decir, no fueron ni las fresas ni las galletas ni la harina ni el sushi y, a fin de cuentas, nada que hayan comido ese día. Así las cosas, ¿entonces qué fue lo que causó esto?.
Finalmente, este sábado se conoció que el “agente” encontrado en los cuerpos de las niñas y el joven es el talio, un metal altamente tóxico y de uso restringido. Utilizado además para hacer vidrios especiales e insecticidas.
Mientras tanto, la Fiscalía General de la Nación abrió una noticia criminal para investigar las circunstancias que rodean este trágico hecho. Aún así, la entidad aclaró que esto no significa que detrás de todo haya un crimen, sino que es un acto legal para recolectar pruebas mediante diligencias urgentes que incluyen estudios forenses, análisis toxicológicos y la necropsia de una de las adolescentes.
Al tiempo, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (dependencia de la Fiscalía) asignó un equipo interdisciplinario de patólogos, toxicólogos y otras áreas para abordar integralmente las causas de la muerte de las dos menores. Los resultados de este grupo serán entregados al ente acusador como líder de la investigación.
“Ya saben, en este momento especial no se va a hablar de tristeza ni de ‘lo siento’, solo de cosas bonitas, solo momentos únicos y cuentos llenos de amor que era lo que tenía Emilia en su corazón. Cada persona que hizo parte de la vida de Emilia va a dejar un arbolito sembrado por la vida de mi gorda. Podremos cuadrar algo lindo y hacerlo juntos. Tenemos que hacer esto lindo por todos los niños que la rodean, en especial sus amigos del colegio y los de afuera. Pasen la voz por favor”, fue el mensaje de la mamá de Emilia invitando a la misa por su memoria luego de que se confirmara su muerte.