Con 44 casos entre confirmados y sospechosos de la enfermedad, el más reciente brote del virus ébola en África Occidental —iniciado el 8 de mayo— cada vez suscita más alarmas. Si bien de momento este no trasciende las fronteras de la República Democrática del Congo (RDC), ayer llegó a la primera gran ciudad en el país: Mbandaka, de 1,2 millones de habitantes.
Si bien es una urbe secundaria frente a la capital Kinshasa —12 millones—, los expertos y las autoridades temen que sea ese el espacio propicio para que el virus germine a un ritmo mucho más nefasto del que ya lleva.
“Se ha confirmado un nuevo caso en Wangata, una de las tres zonas sanitarias de Mbandaka, una ciudad de 1,2 millones de habitantes de la provincia del Ecuador en el noroeste de la RDC. La llegada del ébola a una zona urbana es muy preocupante”, declaró el doctor Matshidiso Moeti, director regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para África.
En los hospitales en los que se trabaja para paliar esta catástrofe en potencia, la precaución es aún mayor, sabiendo, por ejemplo, que los trabajadores médicos que atienden a los pacientes sospechosos de contraer el virus fueron todos vacunados: “calculamos en más de 300 las personas que estuvieron en contacto directo o indirecto con personas contaminadas por el ébola en Mbandaka”, declaró un médico de una clínica de dicha ciudad. La organización Médicos Sin Fronteras elevó ese cálculo a “514 personas”.