Fernando Sabag Montiel, el hombre que intentó matar a la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, el 1 de septiembre pasado, afirmó que actuó solo y que no está arrepentido, en sus primeras declaraciones a la prensa desde la cárcel.
“Yo lo hice motu proprio, están inventando una historia, actué solo”, afirmó para desligar del ataque a su novia, Brenda Uliarte de 23 años, también arrestada por el intento de magnicidio.
“Brenda Uliarte no tuvo nada que ver”, dijo en las declaraciones al canal de televisión C5N divulgadas la noche del lunes.
El ataque se produjo frente al domicilio de Kirchner, cuando el sujeto se mezcló entre un grupo de simpatizantes que aguardaban a la vicepresidenta para saludarla, ocho días después que la Fiscalía pidiera su condena por un caso de corrupción.
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“Tiré del gatillo y el tiro no salió, tenía cinco balas el arma”, precisó Sabag Montiel de 35 años y arrestado en la cárcel de Ezeiza, en las afueras de Buenos Aires.
El sujeto respondió con un enfático “no” al ser consultado si se arrepiente del hecho, en tanto señaló que lo llevó a cabo “por la situación del país”.
“En vez de tirar el pestillo, imagínate los nervios de estar en un lugar, de tirar la corredera, tiré el pestillo para atrás y cuando tiré el gatillo no salió el tiro porque entre tanto tumulto, tanta gente, estaba nervioso”, relató.
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La justicia consideró que el ataque fue planificado por Montiel y Uliarte. También está arrestado Nicolás Carrizo (27 años), amigo de ambos y líder de la llamada “banda de los copitos”, vendedores callejeros de algodón de azúcar, ocupación que declararon Sabag y su novia.
La causa por el ataque a Kirchner aún se encuentra en etapa de investigación antes de su elevación a juicio oral.
El fiscal del caso, Carlos Rívolo, solicitó nuevamente pericias sobre el teléfono móvil de Sabag Montiel cuyo contenido fue presuntamente borrado por error en las primeras manipulaciones que llevó a cabo la policía.
La vicepresidenta ha reclamado a la justicia investigar a los autores intelectuales del ataque, al presumir que Sabag fue un mero ejecutor que recibió órdenes.