Al momento de hacer la lista de las cinco series televisivas más importantes de la historia muy poca gente dejaría por fuera a Friends, el relato de la vida cotidiana de un grupo de amigos treintones en la Nueva York de los noventa. Durante años las historias de Rachel, Mónica, Chandler, Joey, Phoebe y Ross registraron buenos números de audiencia. Y eso fue así, en parte, por el ambiente de camaradería que los espectadores percibían en el programa. Sin embargo, las cosas no fueron tan amistosas en el set de grabación. Al menos eso se intuye de la lectura de algunos fragmentos del libro de Patty Lin, una libretista que participó en el programa en su séptima temporada.
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En End Credits: How I Broke Up with Hollywood, su libro de memorias –que llegará a las librerías en las próximas semanas y del que se han publicado fragmentos en la prensa gringa– Lin habla de su experiencia en diferentes series, entre ellas Freaks and Geeks, Desperate Housewives y Breaking Bad. Sin embargo, han sido los fragmentos relacionados con su experiencia en la grabación de Friends los que han despertado la curiosidad de la gente. El primer mito que Lin derrumba es el de que los actores estaban contentos con sus personajes. En un pasaje publicado por Time, la autora dice: “Los actores parecían descontentos de estar encadenados a un viejo y cansado programa cuando podrían estar diversificándose, y sentí que se preguntaban constantemente cómo les serviría específicamente cada guion”.