La producción coreana El juego del Calamar se convirtió esta semana en la “serie más grande de Netflix en su lanzamiento”, informó la plataforma de streaming, que reveló que la producción ha sido vista por 111 millones de cuentas desde que debutó el 17 de septiembre.
En www.flixpatrol.com, que semanalmente presenta el ránquin de las películas y series más vistas en las principales plataformas, lidera la lista desde el primer día de su lanzamiento.
La serie también ocupa el primer lugar en las listas de los 10 mejores de Netflix en 94 países del mundo, de acuerdo con www.flixpatrol.com, y es la primera coreana de Netflix en alcanzar el número uno en Estados Unidos.
Como antecedentes a esta historia, en 1987 se estrenó la cinta The Running Man, protagonizada por Arnold Schwarzenegger y la actriz de origen venezolano María Conchita Alonso.
Otro referente cercano es la saga Los Juegos del hambre, de la que se hicieron 4 películas.
En El juego del Calamar, que tiene 9 episodios, cientos de jugadores con problemas de dinero aceptan una extraña invitación a competir en juegos infantiles, aunque el premio es millonario, para ganarlo hay que jugar hasta la muerte.
De la mano del crítico, escritor y periodista Diego Agudelo exponemos 5 razones que justifican el éxito de la serie:
1. A todos nos gusta jugar. Eso definió nuestra infancia. Nos vemos en los juegos de la serie como potenciales jugadores.
2. La violencia es atractiva. La violencia de la serie sorprende, mantiene expectante a la audiencia sobre lo que vendrá. Disfrutamos el descenso de los héroes.
3. Todos queremos que el bueno gane. La serie alimenta ese deseo. Y hay muchos buenos, pero sabemos que solo uno se llevará el premio. Vemos la serie jugando la lotería de a quién salvar. Queremos que la lotería le toque a todos.
4. La serie nos pone a prueba. Nos enfrenta a valoraciones morales como espectadores. Cada encrucijada pone a prueba nuestra integridad. Empatizamos con los débiles y decidimos junto a ellos, creyendo que tomamos la decisión más humana e indignándonos ante los giros que desnudan nuestra vileza natural. En ese sentido es una serie educativa.
5. Al fina de la serie, el giro, el dato secreto, opera como gancho para darle continuidad. En ese sentido, el premio para los espectadores no solo fue alimentar sus sueños de cómo se gastaría toda la plata sino la promesa de una revancha.
Esa promesa hace que la serie no acabe en su último capítulo, la serie trascendió a las calles, a las ciudades, a las redes, a los propios juegos. Participamos en el nacimiento de un universo Transmedia. Ojalá la segunda temporada no malogre ese universo