Por juan felipe zuleta valencia
En plena eliminatoria pasada, sentado en la sala de prensa de Teresépolis (cuartel general de la Selección Brasil) el periodista, Vinícius Castro, recuerda coincidir con varios de sus colegas en que el éxito de aquel equipo, de la mano de ese hombre que tenían al frente y se despedía cordialmente para abandonar la sala, era solo cuestión de tiempo y paciencia.
En Brasil, mucho antes de concretarse la llegada de Tite a la Verdeamarela, corría el rumor de que si alguien tenía el espíritu que requería el seleccionado para salir del marasmo y recuperar el prestigio era él. Las credenciales las tenía gracias a su incuestionable éxito con Corinthians que lo llevó primero a conquistar el balompié brasileño, luego el continente y, finalmente, en 2012, la cima del mundo a nivel de clubes, rompiendo con la hegemonía europea de los últimos trece años.
Pero era sobre todo su capacidad de gestión fuera de la raya técnica lo que lo hacía digno de esa consideración. “Con Tite las confrontaciones con la prensa acabaron para dar paso a discusiones con argumentos, supo gestionar grandes problemas (como los de Neymar) que en otro momento pudieron haber hecho mucho daño a la Selección y fue siempre coherente con sus convocatorias y estilo de trabajo. Además de ser un técnico muy capacitado”, piensa Vinícius, en diálogo con este medio.
Sí, era cuestión de tiempo, aunque no llegó en el Mundial de Rusia 2018. De hecho, hace pocos días, Tite reconoció en una entrevista al diario AS que tras la eliminación en cuartos a manos de Bélgica tuvo pesadillas los 15 días siguientes.
Pero finalmente en julio pasado el título de la Copa América cortó con 12 años de sequía y validó que el trabajo del técnico de 58 años iba por el camino indicado.
Entre los técnicos que dirigieron a Brasil en 40 o más partidos, Tite tiene el mejor rendimiento en la historia, con un 84,1% superando a entrenadores como Mario Zagallo (80,75) o Telé Santana (81,8%).
Claro, no todo ha sido idilio para este proceso. Luego de la Copa América la Verdeamarela tuvo cinco juegos sin ganar (incluyendo un empate 2-2 frente a Colombia) lo que puso a prueba la paciencia de la afición y la prensa.
No faltó quien pidiera la renuncia del técnico.
Pero fiel a su estilo el entrenador defendió sus convocatorias y determinaciones y recordó los verdaderos objetivos de su proyecto.
Esta semana Tite anunció que jugará la Copa América con un plantel joven, no porque desestime el torneo sino porque está seguro de que con ello le dará vuelo a los futbolistas que buscarán el oro olímpico este año y, en 2022, podrían conformar en buena medida el elenco que busque la sexta corona mundial.
“Para mí, es mejor que un joven llegue para enfrentar un desafío como fue el de Bélgica con más experiencia y rodaje”, sostuvo el estratega.
En un ejercicio que hizo el medio O Globo concluyó que Brasil tiene 40 jugadores, al menos dos por posición, con presente o proyección en el fútbol de élite europeo que llegarían al Mundial con menos de 26 años. Y esto, sin contar a las figuras ya reconocidas; los Neymar, Alisson (elegido mejor portero del mundo en 2019), Casemiro (eje y músculo del Real Madrid) y Gabriel Jesús, Marquinhos, Thiago Alves, Roberto Firmino y tantos otros.
“La planificación cuidadosa y su ejecución con criterios conducirá al fútbol brasileño a grandes resultados”, sentenció, antes de la Copa América 2019, Rogerio Caboclo, director de la Confederación Brasileña de Fútbol.
Así que, salvo una secuencia de accidentes y eventualidades, la clasificatoria sudamericana verá una versión de Brasil preparada meticulosamente para arrollar en su camino hacia Catar, hacia el trofeo de oro macizo n