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Cimarrón, expandiendo las fronteras del Llano con su música

Entre julio y octubre, el grupo estará girando por varios países de Europa presentando su más reciente producción, La Recia.

  • Cimarrón es la primera y única banda de música tradicional colombiana que ha sido nominada a los Grammy Anglo en la categoría de Mejor Álbum de Música Tradicional del Mundo (2005). Foto Cortesía Cimarrón.
    Cimarrón es la primera y única banda de música tradicional colombiana que ha sido nominada a los Grammy Anglo en la categoría de Mejor Álbum de Música Tradicional del Mundo (2005). Foto Cortesía Cimarrón.
  • El grupo Cimarrón en una de sus presentaciones. FOTO: Cortesía
    El grupo Cimarrón en una de sus presentaciones. FOTO: Cortesía
25 de junio de 2023
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En 23 años de historia, el grupo Cimarrón, ha tocado en más de 500 escenarios de más de 40 países. Su joropo, que combina la tradición llanera de Venezuela y Colombia y se enriquece con la incorporación de instrumentos y sonoridades ajenas, ha expandido las fronteras del Llano por el mundo. Su música ha llegado tan lejos, que a veces parece que los llanos estuvieran más cerca de Europa que de cualquier ciudad colombiana.

La Gira Mundial del Joropo, que están por empezar, los llevará por Francia, Noruega, Gales, Inglaterra, Hungría, República Checa, Alemania y Estados Unidos, con un espectáculo renovado basado en La Recia, su más reciente álbum y el primero producido enteramente por Ana Veydó, que quedó al frente del grupo después de la muerte de su director, Carlos 'Cuco' Rojas.

EL COLOMBIANO habló con Ana Veydó a propósito del álbum y de la gira, que marcan un nuevo ciclo en la vida de Cimarrón, el grupo que puso al mundo a bailar a su ritmo.

¿De dónde viene el nombre de Cimarrón?

“Cimarrón es un nombre que en el llano se le da al ganado que vuelve al monte, o sea que pasó de estar bajo el dominio del hombre y se enmontó. Imagínese, en el siglo XIX, en esas extensas llanuras, el ganado se iba enmontando y se reproducía lejos del control humano. Volvía a ser salvaje”.

Ese también es el espíritu del grupo ¿cómo ha sido el desarrollo de su música?

“Al comienzo fuimos una banda más de música tradicional, los cambios tuvieron que ver con la necesidad de crear un show que traspasara las fronteras del idioma, fue una cosa muy paulatina”.

Cómo pasó...

“Lo primero que hicimos fue integrar el zapateo a la sonoridad de la banda. Lo que hacía que el joropo se sintiera como muy sin peso era la ausencia de la percusión. Por ser músicas para tocar en vivo, en el parrando se sentía de manera natural la percusión llevada por los zapateadores, pero en las grabaciones se perdía. Nosotros quisimos retomar esos elementos, entonces empezamos a meter el zapateador, pero como era imposible mantener un concierto con el zapateador bailando todo el tiempo, integramos el cajón, pero con la condición de que siempre fuera tocado por un bailador que supiera perfectamente las figuras rítmicas, que las entendiera y las adaptara. Después metimos la tambora para poner otros matices, luego el surdo brasilero”.

¿Cómo sostenerse en la tradición cuando se empiezan a implementar nuevos elementos?

“Al principio, cuando Carlos armó la banda, buscaba imitar el formato y sobre todo la manera de hacer joropo como lo hacían en Venezuela, porque el formato de arpa, cuatro y maracas es un formato que heredamos de allá. Aquí se hacía el joropo con tiples traídos de la zona andina y nosotros mantuvimos por ejemplo el sonido de la bandola que es tan bello, tan étnico”.

Y tan difícil...

“Ha sido un trabajado muy riguroso y consciente de integración, porque tiene que haber un diseño, de tal manera que se sienta un diálogo y no una mezcolanza sin coherencia, pero sobre todo que tenga eficacia, claridad y que no se pierda el sentido original de la pieza. Yo creo que eso ha sido para nosotros el mayor logro, poder de verdad poner esos golpes, crearles su propia estructura, pero partiendo de ese aire, sin decir que me voy para otro lado. Ahí es que crecemos. Y eso también nos ha llevado a auscultar un poco en esa riqueza que tiene la música que a veces se fue quedando en el camino, que fueron ignorando, yo digo que sobre todo con las grabaciones comerciales”.

Ese sonido de ustedes ha logrado expandir las fronteras del Llano en el mundo...

“A veces nos dicen que hacemos rock o nos comparan con bandas de jazz y a mí eso me parece bello, porque creo que definitivamente cuando uno se adentra en esas músicas, se da cuenta de que más bien son esas otras músicas las que han surgido de músicas muy raizales. Ahí es donde está el secreto y lo que nos ha dado la posibilidad de estar en escenarios donde consideran que Cimarrón no es un grupo folclórico, sino un grupo que en verdad se preocupa por hacer buena música, y la buena música nunca riñe con las otras buenas músicas. Sencillamente, ese es el nivel que hay que lograr y yo creo que eso para nosotros ha sido fundamental”.

El grupo Cimarrón en una de sus presentaciones. FOTO: Cortesía
El grupo Cimarrón en una de sus presentaciones. FOTO: Cortesía

En esta gira se van presentar en países como Hungría, Noruega y República Checa ¿qué cree que les gusta de Cimarrón?

“Pues creo que es como un cúmulo de cosas. Les encanta la puesta en escena que es muy rica y el trabajo musical, porque ven como los chicos de la banda, que son personas muy jóvenes, logran unos desarrollos impresionantes cada uno en su instrumento, pero también el baile, porque nosotros nos divertimos. A mí me parece fundamental demostrar que la música bien hecha también debe divertir”.

¿Por qué cree que una música tradicional de los Llanos tenga más repercusión afuera que aquí?

“Yo creo que eso es producto de lo que somos. Definitivamente aquí hay una estratificación musical, eso no hay que llamarlo de otra manera, aquí seguimos creyendo que las músicas buenas no son las que hacemos acá a menos que sean las que se han adoptado de otro lado. Aquí, por ejemplo, es inconcebible que una banda como la nuestra toque un festival de rock, cuando nosotros hemos alternado tarima con Elton John y en la gira por el Reino Unido en el 2020, estábamos en una playlist de música clásica en la BBC de Londres con una de nuestras piezas”.

Esta gira que empieza en julio esta centrada en La Recia, el primer trabajo enteramente producido por usted ¿Cómo fue asumir ese reto?

“La Recia es un álbum que empieza a ser imaginado desde la pandemia, después de que Carlos no estaba. Fue como un momento de no querer empezar, de ir imaginando cosas, pero con mucho miedo a enfrentar, sobre todo por eso, quedar sola frente a la banda para mí era un reto. Aquí en Colombia casi se dijo que con la muerte Carlos, se moría Cimarrón”.

Pero no...

“Era lo que se esperaba, sin embargo yo dije, no, quiero un álbum que vaya más allá del país, hacerlo llegar a quienes pueden opinar y pueden ver si es un álbum que vale la pena, y así fue. El resultado fueron críticas buenas, 14 países reseñaron el álbum que fue portada de la revista Songlines y el Financial Times nos hizo un gran especial”.

Justamente la crítica lo valoró un montón y lo asumió como un giro feminista en una música tradicionalmente masculina...

“Sí, la gente por fuera lo vio también como un trabajo dirigido por una mujer y sobre todo con otra visión y con otros toques desde lo femenino. Y es la verdad, este álbum es como es porque no estaba con Carlos”.

Ha sido su manera de decir que ahora es usted la que está al frente. Me imagino que el nombre viene de ahí...

“Sí, sí, yo creo que la idea también era empezar con un paso firme, decir: aquí estoy. Recio es un término que es fuerte, la voz recia se asocia con los masculino, pero la idea era preguntarme por eso: ¿qué es lo que hace que yo sea recia? ¿cómo busco mi propia reciedad? y sobre todo, ¿qué es lo recio para mí? Desde el título también buscaba un poco como marcar la diferencia y adentrarme en un mundo mucho más femenino, con otras indagaciones e intereses, y preguntas que a veces solo nos hacemos las mujeres”.

¿Por qué se interesó en estas músicas?

“Esta música me llegó desde muy niña. Yo crecí en el campo, en Boyacá y está era la música que escuchaban mis hermanos mayores en emisoras de Venezuela que se podían sintonizar. Más adelante, cuando ya llego a Bogotá, había un movimiento pequeño de joroperos, y yo empiezo a cantar con ellos y sobre todo a venir aquí a los concursos del Llano, que eran muy incipientes para las mujeres, en los concursos usted podía cantar cualquier cosa menos la modalidad del voz recia que era para los hombres”.

¿Cómo se fue haciendo su lugar?

“Las voces recias se fueron quedando sobre todo en los festivales, porque ese no es el canto que circula, si usted quiere entrar en el mercado de la región tiene que cantar pasajes de amor, las cosas que la gente espera, mucho más livianas, por decirlo así. Es muy frustrante para el cantador. Entonces Cimarrón ha sido una oportunidad y un espacio para poder ser lo que soy”.

Tener ese respaldo internacional es lo que más les ha permitido esa libertad para hacer...

“Sí, es verdad, con todas las contradicciones que tiene esto de las llamadas músicas del mundo, sin embargo, para nosotros ha sido muy positivo poder encontrar un circuito y un nicho para nuestra propuesta, pues ha sido también como la oportunidad de sentir que estamos haciendo algo para alguien, que lo están esperando, que quieren escuchar lo nuestro y eso ha sido lo que nos ha permitido mantener esa constancia. Tener la certeza de que lo que hacemos a alguien le interesa”.

En la portada del álbum La Recia usted aparece con unos cachos enormes, ¿eso tiene que ver con el significado de Cimarrón?

“Hay muchas maneras de leerlo, pero sí, digamos que yo siempre he cuestionado las tradiciones sobre las qué se ha construido esta llaneridad, pues esta es una región que para consolidar esa imagen de llaneros también ha tenido que arrasar con otros. Alguien decía que La Recia está en contra del coleo, y pues sí, a mí me parece que esas prácticas ya no deben existir. Pero el álbum también cuestiona mucho el término folclor, porque eso para nosotros en Cimarrón ha sido difícil, sabemos que quienes han asumido ese término folclor, que lo agarran desde las disqueras lo que menos piensan es en quienes están haciendo folclor o tradición, sino en quienes tienen más músculo financiero para poder publicitar. Este álbum está cargado de eso”.

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