Imagine que fuera al Museo de Antioquia y estuviera vacío, que no pudiera entrar a ver a Pedrito, el retrato que el maestro Fernando Botero hizo de su hijo y que, según él, es su mejor obra. Qué tal que se le diera por ver una función de teatro un viernes, pero no hubiese programación, o quisiera comprar un libro para leer en casa, pero la librería que tanto le gusta ya no existiera.
Esta hoy es una realidad temporal porque las instituciones culturales están cerradas desde marzo dada la cuarentena obligatoria, con inquietudes sobre sus finanzas y su sobrevivencia. Sin embargo, esta difícil situación podría dejar de ser transitoria y volverse permanente si se hace efectiva otra preocupación: la reducción de los recursos para Cultura en el proyecto del Plan de Desarrollo Medellín Futuro, del alcalde Daniel Quintero, que desde el 30 de abril se radicó ante el Concejo, de quien depende su aprobación a finales de mayo.
El dinero, tema de debate
En esa propuesta el presupuesto total para Medellín es de $22.7 billones para el periodo 2020-2023. De ahí, la Cultura, explicada en el subtítulo Arte y Memoria, tiene un presupuesto de $311.153 millones, que equivale al 1,49 % de la torta total. Eso se traduce en un aproximado de $77.000 millones al año para invertir en proyectos culturales.
Esta es “la cifra porcentualmente más bajita desde 2004”, apunta Jorge Melguizo, quien fue Secretario de Cultura Ciudadana de Medellín entre 2005 y 2009. ¿Por qué eligió 2004 para comparar? “Porque en 2004, cuando Fajardo empezó la alcaldía, el presupuesto de Cultura era del 0.68 %, eso fue lo que recibió, aprobado por el Concejo en noviembre de 2003, último año de Luis Pérez (quien creó la secretaría en 2002). Desde 2005 en adelante, siempre fue superior al 1.49 % que hoy se propone”. Precisa que Medellín llegó a manejar durante su periodo más presupuesto que el Ministerio de Cultura, lo que se convirtió en un hecho simbólico.
En el gobierno de Federico Gutiérrez la cultura tenía un presupuesto inicial de $251.042 millones, con una participación del 1,89 %, y en el de Aníbal Gaviria era de $232.325 millones y una participación del 1,93 %. Como se ve, en términos de porcentaje, la de Quintero es una rebanada más delgada que la de sus antecesores, aunque tiene una torta más grande para repartir (su presupuesto total es más alto). De ahí que los líderes de la cultura sientan que no es suficiente.
De hecho, en una carta titulada Menos del 3 es poquito (refiriéndose al porcentaje que merece la cultura) y firmada por 25 personas, representantes de entidades como el Teatro Metropolitano, el Museo de Arte Moderno, Medellín Cultural, el Museo de Antioquia, La Pascasia y la Mesa de Museos de Medellín, se pronunciaron: “La política pública de la cultura parte del presupuesto. Por eso venimos a decir que el sector reclama y requiere de una política pública acorde con el reto que la pandemia ubica ante nuestros ojos”. Con esa carta abrieron una petición el sábado en Change.org, que al mediodía del lunes ya sumaba 1.332 firmas. También usaron el hashtag #Menosdel3espoquito, que hasta ayer en la noche había sumado 150 tuits, de acuerdo con la herramienta Keyhole.
Una mirada hacia atrás
Otro punto importante para entender por qué el malestar de los líderes de la cultura, es que el dinero ejecutado al final de las dos alcaldías anteriores para su sector fue mayor de lo que inicialmente se había propuesto en sus planes. Una primera razón es que se sumó el dinero que otras secretarías no alcanzaron a ejecutar. La segunda son los excedentes de EPM. Sus utilidades netas de cada año, al cierre del ejercicio fiscal, se deben entregar al municipio para proyectos de impacto social, y cada gobierno decide cómo las distribuye. Para el componente arte y cultura, en 2012-2015 fue 6,3 %, y en 2016-2017, 5,7 %, según datos de la Secretaría de Hacienda a 2018.
¿Cómo resultaron entonces las cuentas finales del presupuesto de Cultura cuando se sumaron los excedentes y demás dineros? Entre 2012 y 2015 fueron $436.763 millones, aumento del 86 % frente a la cifra de inicio. Como un balance global, entre 2016 y 2019 hubo un incremento de 104 % al final del cuatrienio: se invirtieron $538.992 millones. Ambos números, evidentemente, superan la base con la que arranca la propuesta de la actual propuesta de plan de desarrollo, y eso sería normal si ese presentado en Medellín Futuro fuera apenas el primer escalón para uno que se haría mucho más robusto con el tiempo.
Lo preocupante, expresa María del Rosario Escobar, directora del Museo de Antioquia y exsecretaria de Cultura, es que en una de las sesiones que ha sostenido el Concejo de Medellín, el secretario de Hacienda, Óscar Hurtado, afirmó que “esos $311.153 millones ya reunían las transferencias de EPM”. Ella precisa que desde el sector sienten que con esa afirmación se le pone un tope de crecimiento al presupuesto y quieren impedir que eso pase. Si este no tiene posibilidad de crecer como en periodos anteriores, la cultura perdería, en total en cuatro años, más de $200.000 millones, si se compara con la inversión en cultura de los cuatro años de Federico Gutiérrez.
El secretario le explicó a EL COLOMBIANO que “nosotros estamos en un plan de desarrollo muy ajustado pensando en que los ingresos del municipio son esos y no es que presupuestamos menos para poder ajustar en el camino. $311.000 millones para Cultura es una cifra ajustada a la realidad. Estamos planeando sobre un techo de $22,7 billones para el municipio, y eso es lo que vamos a ejecutar. Ahora, si hay recursos adicionales en el camino, podemos ir haciendo ajustes”.
¿Y lo de EPM dónde queda para darle un respiro financiero a la Cultura? La administración hizo una proyección de transferencias de la entidad de $6,67 billones para los próximos cuatro años. De ello, Hurtado comentó que a esos montos asignados a cada programa, incluidos los $311.000 millones que están en Cultura, ya tienen esas transferencias. Lo que podría variar son las pequeñas diferencias que suban o bajen frente a esa proyección, y añade que “no hay garantías de nada”, porque no hay seguridad de que vaya a haber utilidades adicionales. Estamos en una crisis y así como puede haber variaciones positivas, es probable que tengamos negativas, ya lo estamos viviendo con los ingresos del predial”.
¿Se queda igual?
Según ello, el de Cultura no es un presupuesto de inicio que podría terminar más grande al final de 2023, como pasó en años anteriores. O las probabilidades son mínimas.
“Históricamente un presupuesto de Cultura podría tener, en principio de su ejercicio, una suma similar o un poco mayor a esa, pero con la posibilidad de que ese no fuera un techo sino que se podría extender”, explica Andrés Roldán, director del Parque Explora. Esa puerta abierta a nuevos ingresos permitiría que no solo se atendiera la operación de las UVA, bibliotecas y casas de la cultura, sino también otro tipo de proyectos nuevos, de programas y convocatorias. “Es un presupuesto que ni siquiera es razonable por fuera de la crisis del coronavirus ni siquiera en condiciones normales de ejecución. Más aún en tiempos de crisis en donde el sector está en una situación agónica en la que instituciones culturales tienen los días y meses contados”.
Frente a esta situación Lina Gaviria, la secretaria de Cultura, afirmó que ha estado trabajando conjuntamente con el alcalde y la administración “para lograr un mejor presupuesto”. Gaviria cuenta que el de este periodo será sui generis debido a la coyuntura de la covid-19. Indicó que los eventos de ciudad serán austeros, muchos de ellos llevados a la virtualidad, “pero igual tenemos un compromiso con los artistas porque debemos propender para que el arte y la cultura sigan vivas y que velemos por los creadores y gestores”. Señaló que este proceso de socialización del plan de desarrollo es fundamental porque permite que la ciudadanía, concejales, expertos y el sector artístico se pronuncien para lograr que el presupuesto de cultura “nos permita cumplir el compromiso del plan”.
Sobre el tema hay otra consideración más, de acuerdo con el concejal Daniel Carvalho, que en una de sus intervenciones en el Concejo indicó que hizo un análisis de los presupuestos asignados a las secretarías de Mujeres, Juventud y Cultura, y lo que halló “es que si les aplicamos la inflación hay una disminución, en especial en el de Cultura, y comparado con el anterior (periodo), encuentro una reducción de 38 %. Yo le pido al secretario de Hacienda y a los demás secretarios que no pongan la información para que se vea como realmente no es, si le van a rebajar el presupuesto díganlo y susténtenlo, pero no nos pongan la cifra como si la inversión fuese histórica, cuando se está reduciendo”.
Lo que dice el plan
Abordando los componentes que hacen parte de Cultura, la mayor parte del presupuesto se otorgará a un punto llamado Medellín territorio cultural, que se lleva casi la mitad del dinero (49,5 %). Allí están contemplados el sostenimiento del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín, el Plan de lectura, escritura y oralidad, el trabajo articulado de las casas de la cultura, las UVA, teatros y redes de prácticas artísticas (incluyendo una nueva para audiovisuales). Para la secretaría la formación en artes es una prioridad, cuenta Gaviria, y planean hacerlo de la mano de la Secretaría de Educación y en jornada complementaria.
Ella añade que el plan se dio tras un proceso que implicó que los secretarios recorrieran comuna por comuna para encontrar cuáles eran sus necesidades frente a cada sección contemplada en el plan. “En la de Cultura hicimos mesas y reuniones con varios representantes del sector. Nos sentamos con músicos, artistas plásticos, silleteros, artesanos, galerías, bailarines”.
Sin embargo, cinco grandes instituciones culturales de la ciudad, el Museo de Antioquia, el Museo de Arte Moderno, la Filarmónica de Medellín, el Parque Explora y Medellín Cultural, le expresaron a EL COLOMBIANO que ninguna fue contactada con anterioridad para proponer ideas para el plan. Lo cuentan, dicen, con ánimo de construir, de ser equipo y ser parte de la primera línea de defensa de la cultura. “La Secretaría es tal vez uno de los activos más importantes del sector cultural y de lo que ha supuesto la transformación de la ciudad”, indicó Roldán.
No es un llamado de ataque, coinciden, sino para expresar preocupación y “que en medio de los debates se tomen consideraciones más sensatas para que el presupuesto pueda crecer y, al mismo tiempo, ayudar a un sector que está profundamente golpeado”, que los avances que ha costado levantar en años no retrocedan en el tiempo. Con el presupuesto como un todo para los cuatro años, calculan, no se alcanzaría a aportarle al sector lo suficiente. Si acaso les daría para el sostenimiento de la secretaría y sus programas específicos. Escobar apunta que en los mínimos que tiene en sus cálculos de funcionamiento serían $110.000 millones.
Desde el sector cultural argumentan que se toparon con un proyecto que no es muy claro. “Creo que no tiene posibilidades de ser medible”, comenta Ana Cristina Abad, directora ejecutiva de la Orquesta Filarmónica de Medellín. “No cuenta con medidas específicas donde uno pueda tener claridad de cuál es la línea de acción que tendrá la alcaldía con respecto a la cultura y con medidores de impacto con cada una de las áreas”.
A ella le preocupa, para dar un ejemplo cercano, que ni la música sinfónica ni la Filarmed están mencionados en el texto. Aunque en el componente de Medellín vive las artes y la música se plantea el objetivo de dar apoyo a organizaciones y entidades culturales para brindar posibilidades de encuentro ciudadano. “Ninguna de las metas de este programa se relaciona con las instituciones que hoy hacemos, fuertemente, el trabajo del ecosistema cultural y artístico de la ciudad. Ninguna está nombrada explícitamente”.
El 10 % del dinero que manejará la Secretaría se destinará a infraestructura y equipamientos culturales, mientras que las áreas que menos participación tendrán son Patrimonio cultural, memoria e identidades e Institucionalidad de la cultura y las artes de Medellín. Claudia Velásquez, presidente del Consejo Municipal de Cultura, quien intervino en la sesión del 13 de mayo del Concejo, indicó que uno de los mayores faltantes del plan es el patrimonio.
El concejal Daniel Carvalho le dijo a este diario que otra de las fallas generales de Medellín Futuro es que, aunque está bien abordado desde la visión, “muchas veces incurren en un error y es que no tiene nivel de proyectos, se queda en programas generales con algunas metas”. Cuenta que estos son fundamentales para saber con certeza qué quiere hacer la Alcaldía, quiénes son los responsables y eso facilita el control político de concejales, periodistas y ciudadanos. Por eso se siente como si varias ideas quedaran en el aire y no se le da continuidad a proyectos previos como Expocultura y Cultura Parque, que brindaban recursos al sector.
“La secretaría no tiene proyectos que estén en programas bandera de esta administración”, añade Escobar. Antiguas administraciones tenían los Parques Bibliotecas o Medellín Vive la Música.
Salvavidas ante la crisis
Por supuesto que la administración recibe un obstáculo inmenso que es la pandemia y debe hacerle frente a otros problemas que la ciudad afronta, no obstante, apunta Melguizo, “no es comprensible que se baje en presupuesto real y porcentaje a asuntos fundamentales como juventud, inclusión o cultura, porque son inversiones que se van a necesitar mucho en este momento. Lo contrario a la inseguridad no debe ser la seguridad, debe ser la convivencia”, que, dice, se construye con proyectos culturales. Y luego está lo mínimo que hace la cultura: piense por ejemplo en esa película o ese libro o esa obra de teatro que lo acompaña en estos momentos a pasar el tiempo en casa.
Así que otra crítica al plan consiste en que no es claro si habrá alternativas para la cultura frente a los golpes que ha traído el coronavirus. El concejal Jaime Cuartas hace énfasis en que en el capítulo de diagnóstico de la ciudad frente a la covid-19 y en los proyectos para la reconstrucción, esta no se menciona explícitamente. “Me sorprende que un sector que está tan vulnerado no esté incluido en la parte relacionada con la pandemia, no se menciona. No veo posible un plan de desarrollo de Medellín que solo contempla la cultura que se expresa en la administración pública y no al sector en su conjunto, integrado por museos, teatros, corporaciones culturales”.
Ante las soluciones urgentes, Escobar apunta que están a la espera de un plan de salvamento, tanto de la administración local como del Ministerio de Cultura. Afirma que sus proyecciones a futuro son limitadas, saben que durante varios meses podrán sostenerse, pero “en unas semanas entraremos en una fase delicada de la cual hemos informado a Secretaría de Cultura”.
Da un ejemplo de su área específica: aquí muchos museos cuentan con un apoyo del sector público que podría estar, aproximadamente, en un 20 %, el resto viene de recursos propios (otro 30 %) y de proyectos o alianzas con el sector privado (50 %). En un momento de recesión para este último, en el que están pensando en sus necesidades y no en invertir en otras instituciones, su sostenimiento necesita un respaldo mayor del Estado.
“Este está pasando por un momento complicado, tenemos que encontrar un modelo en el que podamos ser partícipes de grandes proyectos de trabajo con el sector público para encontrar un nuevo modelo de financiamiento mientras estamos en este proceso de recesión económica”, destaca la directora.
“Somos poseedores del patrimonio nacional y hemos estado solventando esa gran responsabilidad, pero necesitamos la mirada del gobierno como nunca antes”, concluye la directora del Museo de Antioquia. En estos meses las instituciones culturales han reacomodado sus recursos, pero “necesitamos otra intervención con mayor generosidad y mayor coparticipación de lo público”.
Dejar de apostar por la cultura tiene un precio para toda la sociedad, empezando por su crecimiento económico. Bien lo explicó el urbanista Richard Florida en su libro The Rise of the Creative Class (2002): “Los lugares más propicios para la innovación son aquellos donde florecen las artes, las nuevas expresiones musicales, donde hay una gran población gay, donde hay buena cocina, además de universidades que pueden transformar la creatividad en innovación”. Florida, uno de los pensadores más influyentes sobre las ciudades contemporáneas, es un convencido de que las que apuestan por los trabajos que requieren de creatividad atraen a más personas productivas y talentosas y eso, a la larga, –explica en su libro y posteriores charlas y publicaciones– genera grandes inversiones y empleos en otras áreas económicas. Así, las urbes creativas, como él las llama, se convierten en polos de desarrollo. Invertir en cultura, insiste, no es un gasto, es una inversión.
Hoy, más que nunca, el sector cultural alza la mano para hacer presencia y construir ciudad aún en medio de la pandemia. Para que los escuchen, antes de que se cierre el plan, o les aclaren sus preocupaciones .
538.992
millones de pesos fueron invertidos en Cultura durante el periodo 2015-2019 en Medellín.