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“La cultura está en todas las secretarías del municipio”, Manuel Córdoba, Secretario de Cultura

El nuevo secretario de Cultura de Medellín, Manuel Córdoba, 39 años, dice que no se considera un “apagafuegos”, como lo llamó este periódico cuando se conoció su nombramiento, sino más bien un “destornillador” capaz de volver a armar la agenda cultural de la ciudad

  • Manuel Córdoba es abogado de la Universidad de Medellín y tiene una maestría en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Eafit. Foto Manuel Saldarriaga
    Manuel Córdoba es abogado de la Universidad de Medellín y tiene una maestría en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Eafit. Foto Manuel Saldarriaga
06 de enero de 2024
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Les da la razón a quienes lo critican por ser un desconocido y no provenir del ecosistema cultural tradicional, y les responde con diez años de experiencia en cargos públicos, principalmente en temas de paz en la gobernación de Sergio Fajardo, trabajando con población reintegrada en el Bajo Cauca, Urabá e Ituango; luego con Federico Gutiérrez en la Secretaría de Seguridad, como director de la Unidad de Convivencia, y en la Secretaría de Inclusión, atendiendo poblaciones especiales, LGTBI, habitantes de calle, trabajadoras sexuales, infancia, adolescencia.

Muchos lo definen como un “activista” de la campaña del actual alcalde, un pregonero a carta cabal.

En los últimos años se dedicó a desarrollar emprendimientos personales, como Medellín: galería a cielo abierto, una empresa que organiza recorridos turísticos urbanos y capacita guías procedentes de entornos vulnerables, y como cofundador de la cooperativa Café de La Sierra, una red de productores urbanos de café que inició con 40 familias desplazadas de la violencia que empezaron a cultivar el grano en las laderas del barrio del mismo nombre.

Quienes saben de él de tiempo atrás le atribuyen un gran conocimiento de la ciudad y del Centro en particular, su don de gentes y capacidad de diálogo, y le dan un compás de espera para demostrar que es capaz de apretar los muchos tornillos flojos que afectan al sector.

En este caso, como sí lo hizo en otras secretarías nombrando viejos conocidos de su pasada administración, como Manuel Villa, Viviana Vivero, Natalia Ramírez, Luis Guillermo Patiño, Ana Catalina Ochoa, Valeria Molina, el alcalde Gutiérrez optó por alguien de perfil bajo para el sector, pero de toda su confianza.

Con la idea de conocer mejor a la persona detrás del funcionario y de palpar su visión y prioridades para la gestión que comienza, EL COLOMBIANO habló con el secretario.

¿En qué barrio se crió?

“Soy del colegio Instituto San Carlos de la Salle, en Belén. Tuve una gran etapa en esa zona de la comuna 16, en San Bernardo. También unos inicios en el 20 de Julio, en la comuna 13, en Andalucía. Tuve una niñez, mis días azules, como dice Fernando Vallejo, en San Jerónimo, en Santa Fe de Antioquia. Mis padres tienen allá una casita de verano, iba mucho. Mi padre también tuvo unos trabajos en el Alto Sinú, entonces iba mucho allá a contar ganado con él”.

¿Qué hacen sus padres?

“Mi papá es contador público y mi mamá es administradora, mi madre ya jubilada, mi padre está que se jubila. Tengo dos hermanos, uno que es chef y harlista, vive en el sur de la Florida, el otro es administrador de empresas”.

No le ha faltado nada...

“La mochila de las oportunidades la tengo muy llena, hice lo que quise, estudié, tuve campamentos de verano, intercambios, terminé el colegio y me fui a vivir un rato al sur de la Florida. Allá tuve la posibilidad de aprender inglés. Y he tenido la oportunidad de viajar y andar a muchas partes, de bucear desde chiquito”.

Hablemos de la universidad, ¿por qué le dio por el Derecho?

“Cuando me gradué del colegio mi padre me dijo, bueno, ¿usted qué quiere estudiar? Y le dije que me gustaría estudiar Derecho y Teatro. Y entonces me dijo, bueno, empieza con Derecho y después hablamos del Teatro. Cuando terminé, ya me había transformado mi sistema mental”.

¿Lo convenció?

“Me dio unas habilidades que los abogados tenemos sobre el resto de los profesionales, que entendemos cómo funciona todo”.

¿Qué le gustaba hacer en la universidad aparte de estudiar?

“Soy más bien tímido. No me gusta socializar tanto. Y cuando estuve en la universidad fue un cambio muy duro, pues venía a un colegio de hombres y empecé a socializar con mujeres. Me dio duro abrir los ojos, salir de la caverna. Empecé a estudiar, a entender las ideas, esos valores de la universidad en los primeros semestres, con ganas de salvar el mundo. Luego me di cuenta de que el mundo ya está salvo, uno lo que tiene que hacer es mecanismos para salvarse uno y hacer todos los días la tarea”.

¿Está casado, tiene hijos?

“No, soltero. He vivido dos veces con unos amores que he tenido, pero ha sido muy complicado, es una institución muy difícil. Sin hijos. Soy sagitario, ascendente en capricornio”.

¿Le gusta el horóscopo?

“Me gusta. Las estrellas me fascinan, todo ese tema energético, lo que estamos pasando en este momento que tenemos a Júpiter ahí pegado”.

Y de esos temas, ¿a quién lee?

“A las estrellas, saco la aplicación y miro el cielo. A mí me gusta más la astronomía”.

¿Cómo se entretiene?

“Los hobbies definen a las personas. A mí me gusta mucho saltar de aviones y sumergirme en los océanos. Tengo unos 120 saltos en paracaídas y unas 100 inmersiones como buzo. La adrenalina me sirve mucho porque es la que me llena el cerebro de dopamina y me inhibe el estrés. Y me deja tomar un tipo de decisiones en tiempo real. También me gusta montar en bicicleta, subir Palmas. La bicicleta lo que hace es que me pone el corazón más lento, entonces me hace más consciente en muchas cosas. Más sereno”.

¿Cuál fue la última obra de teatro que vio?

“Macbeth, en el Pequeño Teatro”.

¿Le quedó frustrada la vena teatrera?

“Sí, frustrada, por decirlo de alguna manera. Los romanos decían que todos somos un personaje, una máscara. Trato de no tener muchas porque a veces se me olvida cuál llevo”.

¿Qué tiene en la mesita de noche?

“Tengo el aparato, porque tengo que dormir con retenedores, el aceitico de coco que me echo en la frente y en la cabellera, un librito, “Noches blancas”, de Dostoyevski, que me motivó a ir a San Petersburgo a ver qué eran las noches blancas. Me gusta leer cuentos ligeros. Siempre tengo muchos sombreros...”.

¿Coleccionas sombreros?

“Colecciono sombreros sobre todo porque tengo que salir mucho a la calle. Entonces para no pelarme la cara. También tengo la hamaca con el mosquitero y el repelente para saber adónde tengo que irme”.

¿Qué lo ha marcado en la vida?

“Una vez me caí de un caballo; me perdí en Disney World cuando tenía cinco años; otra vez tuve un accidente con mi papá. Cuando se murió mi abuelita, yo estaba muy chiquito. El proceso de metástasis me dio muy duro”.

¿Usted qué hace deportes extremos nunca ha estado cerca de la muerte?

“No, eso no me marca. La sensación de sentir que uno se va a morir y no morirse es muy buena. Bueno, me marcan las desazones de la vida, nadie está exento de tener grandes alegrías y grandes decepciones”.

¿Qué le dice a quienes le critican que no tiene experiencia para el cargo, que usted no es del sector?

“Lo primero es que tienen razón. No hago parte específicamente de un sector, aunque hago parte del campo cultural y creativo. Obviamente no hago parte de esas grandes movilizaciones o esos grandes grupos que normalmente están en la cultura”.

¿Qué mensaje les enviaría?

“El mensaje es que sí sé dialogar. Y he dialogado con muchos grupos poblacionales especialísimos, aún más vulnerables; que sí sé hacer líneas de vida, sé tejer puentes. Me gusta oír a la gente”.

¿Qué es lo primero que va a hacer?

“Tenemos que volver a reconstruir la confianza. Y la construcción de confianza no se debe solamente a un discurso, sino que tiene que ser una construcción de muchos, multilateral, de muchas personas que estén dentro del sector y por fuera del sector, que estén agremiados y no agremiados. Y lo que tienen que entender en este momento es que es inaceptable que el gremio esté aguantando hambre. Hay que empezar a construir confianza resolviendo las necesidades”.

¿Qué encontró en el proceso de empalme? ¿Cuál es su balance o diagnóstico de cómo está el sector en este momento?

“Ya lo dijo el alcalde, esto es dramático. Y no se puede simplemente decir qué es el sector cultural, todos los sectores están...”.

Concentrémonos en el cultural, ¿qué hay que reparar urgentemente?

“Lo primero es el diálogo. Creo que está fracturado. Y hay una gran cantidad de exclusión de muchos actores, que se sacaron por múltiples motivos, color político, etcétera. Eso está ya totalmente cancelado, porque lo primero que hay que decir es que yo no tengo color político. Vengo de gente que ha trabajado en el sector privado toda la vida. Y no voy a mirar a nadie si es de izquierda o de derecha”.

¿Y en términos de presupuesto?

“En líneas gruesas, lo que hay que decir es que hay un déficit impresionante. Y de las primeras medidas que estamos tomando es que todo ese equipamiento público, desde carros, conductores, lapiceros, cuadernos, agendas, souvenirs, viajes, todo eso queda suspendido. Le creo mucho a Keynes, cuando dice que hay que empezar a ayudar a la economía desde el Estado, a movilizarla, pero en tiempos de crisis también le creo mucho a Milton, que dice que hay que apretarnos. Y nos tenemos que apretar en esos recursos de funcionamiento. Y apretarlos de forma dramática”.

¿Qué otras alarmas tiene encendidas?

“Tenemos un hallazgo, la red de bibliotecas públicas necesita empezar a funcionar ya y no está funcionando. Es el primer gran incendio que tenemos. Tiene que empezar a funcionar la otra semana, como sea”.

¿Cuál es su visión en cuanto a los grandes eventos de ciudad, Feria de Flores, Fiesta del Libro, Altavoz, que no estuvieron exentas de polémicas por la organización, por el pago a los proveedores?

“La idea es que de aquí para adelante tengamos unas grandes ferias, con la salvedad y la alerta de que no hay plata”.

En relación con el funcionamiento, ¿ya nombró a sus subsecretarios?

“Estamos en ese proceso”.

¿Va tener libertad para sus nombramientos?

“Es que yo no tengo libertad...”.

¿Los nombra usted o los nombra el alcalde?

“El alcalde, como me nombró a mí. El alcalde ya dijo y lo ha hecho públicamente, que no se trata de ningún sector político y él está buscando las personas adecuadas. En este momento no tenemos nombres de subsecretarios. Lo más importante es que hemos vuelto a subir las persianas de esta secretaría y a darles el rol a los funcionarios de carrera.

¿Va continuar el Festival Miradas, pese al escándalo que tuvo con el no pago a los proveedores?

“Las personas del sector audiovisual que dicen que los estafaron, que tenían una cifra de 362 millones, eso es muy doloroso. Desde que me llegó el caso el mes pasado fue mi obsesión y entre los hallazgos está que se manejó por unos correos de hotmail, que entró la ley de garantías y los que iban a dar la plata se echaron para atrás y no hay un acto administrativo formal por parte de la alcaldía que diga se aprobó, y ahora es un hecho cumplido, no se puede reversar”.

La última semana de diciembre, la administración anterior presentó el Plan Decenal de Cultura 2023-2033, que estaba vencido desde el 2020, sin que fuera debatido en el Concejo, ¿le va a dar continuidad?

“Soy muy pragmático y ya lo estuve revisando. Tengo que ser claro y no soy Adán ni tengo el complejo de Adán, tengo que construir sobre lo construido y si esas fueron las bases que me dieron pues vamos a seguir trabajándolas pero con la salvedad de que hay que hacer un trabajo serio, porque no veo el énfasis en la cultura, sino en las poblaciones y esto no es la Secretaría de Inclusión Social”.

¿Usted va a revisar ese plan y se compromete a presentarlo al Concejo?

“Estamos en mora de hacerlo y hay que hacerlo, pero no lo puedo hacer de afán, hay que revisarlo, me gustaría ver qué piensa el sector, qué piensa la universidad, qué piensan los que no han tenido en cuenta, que sea concertado con las bases sociales, con los teatreros, los titiriteros, los saltimbanquis...”.

¿Cómo va a convocar a esos diferentes sectores?

“Tenemos mucha precariedad, no tengo equipo ni hay plata para contratarlo, pero estoy usando todos los medios de lucha, tengo Twitter, Instagram, mi celular, tengo todas las redes sociales y tengo un día especial donde me siento desde muy temprano hasta muy tarde y los oigo a todos, sus propuestas, sus dolores y vamos haciendo y tenemos las otras mesas con los grandes sectores, con los teatreros, con los museos, con las redes y con los demás. Me interesa lo que me digan las bases. En el sector cultural, yo hago parte de las bases, ni siquiera estaba agremiado, no tengo sector, nadie sabía quién era yo”.

El alcalde dice que la cultura es un gran cohesionador social, ¿cómo cree que su administración puede contribuir a ese propósito?

“Es claro que es la mejor forma de transformar. Transversalmente la cultura está en todas las secretarías del municipio. Hoy estuve por ejemplo en la Secretaría de Seguridad y creo que hay que quitarle el alambre de púas a todo el mundo y entender que a los parques, a los escenarios y a toda esa infraestructura no se le puede poner un policía, sino que lo que hay que hacer es convocar las fuerzas vivas al espacio público para que se apropien, son las que lo cuidan. Si no queremos que estén llenos de gente consumiendo, de ladrones, entonces démosle herramientas y dispositivos culturales fáciles y creativos a la gente para que vaya y se apropie, y eso es lo que vamos a hacer con el plan del centro, en el Parque Lleras”.

¿La Secretaría de Cultura va a jugar un papel en la apertura de cerramientos como los de la Plaza de Botero y el Parque Lleras?

“Va a jugar un papel principal. En la Plaza de Botero había que tumbar esas murallas, porque generaban más inseguridad. Estamos dividiendo la ciudad en medidas que pueden ser muy facilistas y cortoplacistas, pero lo que necesitamos en serio es que todos esos circuitos estén dinamizados para que a la gente le vaya bien y pueda tener su platica”.

¿El centro va a ser una prioridad para usted?

“Por eso el alcalde me escogió, porque conoce mi experiencia en la Secretaría de Seguridad y en la de Inclusión Social, y sabe que la única forma de retomar la agenda cultural es con un destornillador que arme otra vez esa visión, que integre a la gente, porque no nos podemos quedar en llenar esto de policías”.

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