Lo que algunos llaman la “crisis explícita” del sistema de salud —como lo dijo a finales de 2022 la exministra Carolina Corcho— parece estar materializándose cada vez más. Reportes ciudadanos en Bogotá, Cali y Pereira dan cuenta de decenas de personas aglomeradas y haciendo largas filas para acceder a medicamentos en las sedes de dispensadores de sus entidades promotoras de salud (EPS).
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Un video compartido por varios usuarios muestra a al menos 400 personas en Cali, en su mayoría afiliados a Nueva EPS, esperando desde horas de la madrugada a que abrieran la sede de Disfarma (el gestor farmacéutico de esa aseguradora en esa ciudad) para pedir turno. Algunos amanecieron esperando reclamar sus medicinas, pero varios aseguran que no pudieron recibirlos.
Desesperados, algunos usuarios optaron por bloquear una de las vías aledañas a la sede del dispensador, lo que generó traumatismos en la movilidad de la zona.
Vale recordar que esta situación lleva así desde hace unas semanas, tanto así que el secretario de Salud de la capital del Valle, Germán Escobar, informó que se ha reunido con las directivas de las EPS intervenidas que tienen población afiliada allá para enfrentar la situación. El funcionario mostró su preocupación por “la situación de cartera de todo el sistema de salud, que en nuestra ciudad afecta fuertemente, tanto a nuestra red pública como la privada”.
Escobar también advirtió que la cartera hospitalaria de la ciudad “no presenta signos de mejora” y que “el problema del sistema es estructural y de resorte nacional”.
La situación obligó a que esta semana Nueva EPS y Disfarma anunciaran la implementación del pico y cédula y la entrega de hasta 400 turnos diarios para la atención al público, así como la apertura de nuevos puntos de dispensación. En Cali se implementarán cinco nuevos puntos, que está programada para el próximo 15 de abril.
El panorama se repite en Bogotá, en donde la cantidad de gente aglomerada en los puntos de entrega de medicamentos (del gestor Audifarma) iniciaron desde las 5 de la mañana en el occidente y sur de la capital. Allí, varios usuarios (muchos adultos mayores y otros más jóvenes reclamando medicinas para sus familiares con dolencias) señalan que no reciben sus medicamentos luego de meses de espera y que les responden que no hay.
Otras personas también expresan que ante la imposibilidad de acceder a los fármacos, han tenido que optar por comprarlos de su bolsillo, con los altos costos que esto implica. Pero las personas de bajos recursos sí tienen que armarse de paciencia para esperar suministro, con lo que conlleva para pacientes con fórmulas que son de consumo vitalicio.
Entre tanto, en Pereira la situación (también en su mayoría con afiliados a Nueva EPS) se ha presentado desde la semana pasada, en donde al menos 500 pacientes también pasaron la noche esperando que abrieran los puntos de entrega, que corresponden al gestor Audifarma.
Usuarios señalan demoras de hasta tres meses en la entrega de sus medicinas y que ni con derechos de petición lo han logrado. “El medicamento que mi hijo toma para las convulsiones me la han venido entregando hasta diciembre, pero muchas personas han estado sin medicinas ni vitaminas desde septiembre. Y este año no he recibido ni un solo medicamento del niño, esperando a que llegara el mensaje de texto de dónde nos iban a atender”, narró una mujer que es madre de un niño discapacitado.
“Yo evidencio que acá no hay capacidad instalada para todos los usuarios de la Nueva EPS, hay muchas personas en la fila con discapacidades, oncológicas y personas de la tercera edad. Ni siquiera hay un orden en esa prioridad”, agregó la usuaria afectada.
El pasado 10 de marzo, con esta crisis, el personero municipal de Pereira, Leonardo Fabio Reales, acudió a los puntos de caos y denunció que “esto es un atentado contra el principio humanitario. Aquí la gente no está reclamando ropa ni artículos de lujo, está pidiendo medicinas para sobrevivir. No podemos seguir permitiendo que las personas mueran por la desatención en salud”.
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