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¿Qué hay detrás de las nuevas gabelas de Petro a Benedetti?

Después de que el mismo Presidente de la República dijera que Benedetti iba a abandonar su cargo como embajador en Venezuela, este ha tenido dos extensiones de tiempo, ¿quiere evitar que siga hablando con los medios y que se convierta en testigo clave de la Fiscalía? Detalles desconocidos del escándalo.

  • Armando Benedetti y Gustavo Petro. FOTO cortesía
    Armando Benedetti y Gustavo Petro. FOTO cortesía
  • Benedetti formó parte de la coalición de Gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
    Benedetti formó parte de la coalición de Gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
  • Su cercanía con Uribe lo llevó a ser uno de los congresistas clalve para Juan Manuel Santos. Foto Colprensa
    Su cercanía con Uribe lo llevó a ser uno de los congresistas clalve para Juan Manuel Santos. Foto Colprensa
  • Cuando Benedetti se quedó sin partido empezó a militar en la Colombia Humana de Petro.
    Cuando Benedetti se quedó sin partido empezó a militar en la Colombia Humana de Petro.
01 de julio de 2023
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No deja de sorprender –y sobre todo intrigar– la noticia de que el presidente Gustavo Petro le haya dado una nueva gabela a Armando Benedetti y le haya extendido sus funciones como embajador de Colombia en Venezuela a pesar del mega escándalo en el que está envuelto el exsenador barranquillero. Y, sobre todo, tratándose de un escándalo que tiene en duda la transparencia de las elecciones en las que fue elegido Petro como presidente.

Para tener las cuentas claras: el 2 de junio, el Presidente hizo a un lado a Benedetti de la embajada en Caracas. Pero, curiosamente, en esa ocasión decidió que su salida sería no inmediata sino el 23 de junio. Y cuando llegó la fecha se conoció un nuevo decreto de la Cancillería que le extiende la calidad de embajador hasta el 19 de julio.

Esa decisión del presidente Petro va en contravía de lo que él mismo había sostenido en Twitter hace un mes: “Mientras se investiga, mi funcionaria querida y estimada, y el embajador de Venezuela (Benedetti) se retiran del Gobierno, para que desde el poder que implican esos cargos no se pueda tener ni siquiera la desconfianza de que se van a alterar los procesos de investigación”.

¿Por qué si lo sacó para poder investigar ahora le da una gabela más y le extiende por segunda vez su permanencia en la embajada?

¿Qué ha pasado entonces en este mes para que el presidente haya cambiado de opinión y tenga atornillado en la embajada a quien fue su jefe de campaña presidencial?

No tiene ninguna explicación racional que Benedetti siga en el cargo después del escándalo que se armó cuando Semana reveló los audios en los que el embajador habló de la entrada de 15.000 millones de pesos a la campaña de Gustavo Petro que nunca se reportaron. Recursos que, además, según lo sugirió el mismo Benedetti, podrían tener un origen ilegal. La cosa ha sido de tal magnitud que se compara con el proceso 8.000.

Por eso esta nueva gabela del presidente Petro a Benedetti ha sido interpretada por algunos como el resultado de una suerte de chantaje de parte del embajador que quedó en el ambiente cuando en los audios que publicó la revista Semana se escuchó a Benedetti decirle a Laura Sarabia, la entonces jefe de gabinete de Petro, que si él hablaba: “Nos hundimos todos, nos acabamos todos, nos vamos presos”.

¿Qué tanto la gabela obedece a un ánimo del gobierno de mantener callado a Benedetti para que no revele los secretos de esos 15.000 millones de pesos? ¿Por qué le sirve a Benedetti mantenerse en el Gobierno?

EL COLOMBIANO reconstruye los hechos, algunos de ellos hasta ahora desconocidos, que permiten hacerse una idea de lo que está pasando.

Hasta hace poco había una verdadera luna de miel entre Benedetti y Petro. Hasta el punto de que, el 19 de abril, Benedetti publicó un video en su Twitter diciendo: “Más que mi presidente, eres mi llave, mi amigo y cómplice”. Unas palabras que ninguno de los más cercanos a Gustavo Petro se atrevería a decir, entre otras cosas, teniendo en cuenta el carácter de llanero solitario del Presidente.

Para ese momento, Benedetti apenas llevaba ocho meses al frente de la delegación diplomática en Caracas. Y todo parecía marchar sobre ruedas.

De la cancillería de San Carlos le dieron todo lo que pidió para reconstruir la residencia en Caracas. Tenía una excelente relación con el presidente Maduro y con su vicepresidenta Delcy Rodriguez. La relación era tan buena que Benedetti no aterrizaba en Maiquetía como lo hace todo el mundo si no que le permitían aterrizar en el aeropuerto de uso oficial, el Catam de Maduro.

Incluso, desde su llegada, Armando planteó que su vida corría peligro. Según él, agentes de la derecha estarían interesados en asesinarlo. Por esa razón, el Sebin, el organismo por excelencia de inteligencia y contrainteligencia de Venezuela, le puso una nutrida escolta de nueve hombres. Algo poco común en Caracas. Al punto de que en una ocasión Benedetti entró con su escolta a un restaurante y se armó alboroto porque los comensales pensaron que se trataba de un asalto.

Armandito, como lo conocen sus amigos, andaba como Pedro por su casa. Entraba y salía de Caracas sin pedir los permisos protocolarios a Bogotá. Ni siquiera pedía tiquetes aéreos como lo hacen todos los diplomáticos porque él, extrañamente, volaba a menudo en una avioneta privada.

Sin embargo, había otros capítulos nada glamorosos para un personaje como él, alegre, parrandero y dicharachero. Volver a construir las relaciones entre Colombia y Venezuela de las cenizas no era tan fácil. La delegación diplomática de Colombia, que antes del rompimiento de relaciones, contaba en Venezuela con 65 diplomáticos y 15 sedes consulares, escasamente hoy tiene seis funcionarios en Caracas. Apenas ahora, a punto de cumplir un año el gobierno, se abrirá el consulado de San Antonio. De manera que todo sigue manga por hombro.

Benedetti además tenía malas relaciones con San Carlos y había decidido armar rancho aparte. No existía prácticamente ninguna relación entre el canciller Álvaro Leyva y Benedetti. Al punto de que, cuando Petro estuvo de visita en Caracas, el pasado 23 de marzo, y terminó la jornada con una visita a la residencia del embajador, el canciller Leyva no quiso entrar y pidió que lo llevaran al aeropuerto. Prefirió esperar en el avión las tres horas. Benedetti aprovechó para dejar constancia de su buena relación con Petro: “Acaba de irse de la residencia el presidente Petro. Hablamos más de tres horas (...) ¡Te quiero mucho, presidente!”, publicó en Twitter.

Benedetti formó parte de la coalición de Gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Benedetti formó parte de la coalición de Gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez.

El ser un consentido del régimen de Maduro le sirvió para nutrir su ego por unos meses, pero pronto se mostró hastiado de la vida diplomática. Eso de atender empresarios o recibir embajadores no es lo suyo. Y comenzó a cogerle un desespero porque sentía que la política y el poder estaban aquí mientras él vivía una suerte de exilio dorado en Caracas.

En los reveladores audios, que él mismo Benedetti se encargó de filtrar a la revista Semana, se le escucha quejarse con Laura Sarabia de que ser embajador no era lo de él.

Fuentes cercanas a Benedetti aseguran que en una de sus charlas con el Presidente —tal vez la de las tres horas en marzo— habían quedado en que el embajador se devolvía a Bogotá para ser su jefe de gabinete.

Pero, como él también lo dejó claro en los audios, Laura Sarabia comenzó a dilatarle su regreso. Hay quienes dicen que Sarabia no quería tener a su antiguo jefe de vuelta a su lado. De hecho, como se pudo oír en los audios, había momentos de evidente maltrato de parte de Benedetti hacia ella.

Su cercanía con Uribe lo llevó a ser uno de los congresistas clalve para Juan Manuel Santos. Foto <b>Colprensa</b>
Su cercanía con Uribe lo llevó a ser uno de los congresistas clalve para Juan Manuel Santos. Foto Colprensa

Pero también es altamente probable que el propio Petro haya sido quien le dijo a Sarabia que le diera largas a Armandito. No solo porque si Gustavo Petro hubiera querido tener a Benedetti cerca desde el día uno lo habría puesto a su lado, sino también porque Petro tiene una deuda grande con el barranquillero, este fue pieza vital para el triunfo de la Presidencia, y su personalidad entrañable y caribe hace difícil tal vez decirle no de frente.

Lo cierto es que en la medida en que le demoraron cualquier respuesta a Benedetti, este se cargó de tigre y, curiosamente, comenzaron a aparecer serios escándalos en el corazón de la Casa de Nariño.

El primero fue el conocido como “niñeragate”. A finales de mayo, la niñera de Laura Sarabia terminó contándole a la revista Semana un escandaloso episodio en el que se le perdió a Sarabia un dinero (ella dice que 7.000 dólares y Benedetti que 150 millones de pesos) y la niñera fue conducida al polígrafo. Del episodio salió mal librada Sarabia.

No deja de llamar la atención que un caso ocurrido en febrero se filtrara solo tres meses después. Todo parece indicar que fue Benedetti el que movió los hilos para que el “niñeragate” se hiciera público. Aunque él lo niega.

Eso fue el 29 de mayo. Y luego —segundo escándalo—, el 2 de junio, Benedetti, con la excusa de que por error lo puso en los estados de Whats App, terminó filtrando a la revista Semana un chat con Gustavo Petro, en el cual el presidente le pedía que guardara silencio.

Y, finalmente el tercer episodio, el 17 de junio, otra vez en la revista Semana se filtraron varias notas de voz de Armando Benedetti dirigidas a Laura Sarabia en las cuales habla de los 15.000 millones de pesos de dudosa procedencia en la campaña de Petro.

¿Acaso fue Armando Benedetti el que filtró todos estos escándalos que golpearon duramente al gobierno de Gustavo Petro? Hay varios indicios que así lo hacen creer. Benedetti tenía afán de venir a Colombia para estar en la jugada política de cara a las elecciones de octubre.

Y no era mala opción. Luego de la salida con disimulo de Roy Barreras, Petro estaba necesitando alguien que tuviera un manejo político como el de Benedetti. Laura Sarabia, si bien es muy diligente en la tarea de coordinación y asuntos privados de Petro, no dominaba ni tenía la trayectoria política para maniobrar en las espesas aguas de la política electoral.

Pero, o Petro no lo quería de verdad aquí, o Laura no quería que le pusieran competencia. Lo cierto es que Sarabia lo hizo esperar tres horas en una sala, como si se tratara de un advenedizo, y esa fue la chispa que hizo estallar el escándalo.

Cuando Benedetti se quedó sin partido empezó a militar en la Colombia Humana de Petro.
Cuando Benedetti se quedó sin partido empezó a militar en la Colombia Humana de Petro.

¿Qué va a hacer con la verdad?

Alrededor del caso de Armando Benedetti hay mucho ruido. Pero tal vez, la única pregunta importante es ¿qué va a hacer Benedetti con la verdad?

¿Va a contar todo sobre los 15.000 millones que entraron a la campaña de Gustavo Petro, de personajes no propiamente santos?

Benedetti tiene dos caminos. El primero es callar, y seguir fiel a Petro. Lo cual le puede costar judicialmente. Puede que la primera vez lo dejen guardar silencio, pero no es claro hasta cuándo.

Al menos, con lo ocurrido esta semana parece que ese fuera el camino, al menos por la gabela que le dio el presidente de mantenerlo bajo la protección de un cargo diplomático.

El otro camino es que hable y se convierta en testigo de la Fiscalía o de la Corte. Ese camino podría eventualmente servirle a él, porque bajo la premisa de revelar irregularidades que implican a funcionarios de más alto rango como el Presidente el sistema judicial podría darle también gabelas.

No hay que olvidar que Benedetti tiene al menos seis investigaciones judiciales abiertas. Y mal no le vendría hacer acuerdos para no caer en la cárcel. Benedetti tiene actualmente seis investigaciones en su contra.

Benedetti, por ejemplo, para las elecciones de 2018 no quería seguir en el Congreso de la República. Sin embargo, se le oyó decir que tenía que lanzarse para salir elegido senador y evitar que lo metieran a la cárcel. Para Benedetti llegar o no a la cárcel es un asunto de quién tiene poder y quién no. Para él, el problema no es tanto quién tiene su caso, si la Corte Suprema o la Fiscalía, sino si él tiene el suficiente poder para doblegar a la justicia. Por eso quedarse en el gobierno Petro también es una opción.

¿Qué irá a pasar el 19 de julio cuando se venza su periodo de embajador? ¿Petro se lo extenderá más? ¿O le abrirá un campo en el gobierno?

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