Al tiempo que el presidente felicitaba al hacker Julian Assange por su libertad —famoso por revelar correspondencia del Departamento de Estado de los Estados Unidos—, atacaba en tres trinos a los periodistas María Jimena Duzán y Ricardo Ospina. Antes de eso, el mandatario citó otro trino violento de un tuitero que calificaba a los medios de “paramilitares” y luego terminó llamando de manera general a la prensa como “Mossad”, refiriéndose a la agencia de inteligencia israelí famosa por operaciones alrededor del mundo.
El trino siguiente a ese puso de blanco a la periodista y columnista de la Revista Cambio, María Jimena Duzán. “He respetado en su vida periodística a María Jimena, la considero una periodista de verdad y víctima de la violencia paramilitar. Pero seguir la carrera de Vicky es un camino de desacierto y mentira. Insinuar que yo cambio cargos en mi gobierno por consejas, es un verdadero irrespeto a mí mismo. Ya me irrespeta con saciedad la revista Semana, pero no lo espero de María Jimena. Sé que el “periodismo Mossad” se impone. Quieren destruir a Sarabia solo para destruir el gobierno y comenten villanías y canalladas”, agregó.
Lo que es evidente es que el mandatario tiene un rasero para celebrar la libertad de prensa en el mundo, en casos como el de Assange, con todos los bemoles y el debate alrededor del delito que le acusaban; espionaje, pero otro para condenar con adjetivos que ponen en riesgo el trabajo del periodismo en Colombia, especialmente cuando es crítico de su administración. Así lo dijo también la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) que publicó un comunicado más pidiendo al presidente moderación y respeto para el ejercicio del periodismo.
“Solicitamos a la Relatoría Especial para la Libertad de Prensa de la CIDH, para que dentro de los diálogos que mantiene con el poder ejecutivo llame la atención sobre la necesidad de avanzar en la materialización de un compromiso real con la libertad de prensa por parte del presidente Gustavo Petro, que incluya aquellas voces que son críticas de su gestión”, destacó la Flip.
Esta no es la primera vez que Petro realiza ataques contra la prensa de manera directa; también la ha hecho con EL COLOMBIANO. Pero sí evidencia que hoy el único medio de comunicación con el que Petro parece tener una relación respetuosa es con RTVC, que dirige su amigo personal Hollman Morris, y que se ha convertido en un portavoz de la administración, desconociendo la diferencia entre ser un medio al servicio del Gobierno y uno al servicio del Estado.
La salida fácil de los chats
El presidente ha argumentado, como la directora del Departamento Administrativo de Presidencia (DAPRE), Laura Sarabia, que las acusaciones, preguntas e historias sobre la división en su Gobierno y el caso de Andrés Sarabia corresponden a simples “cadenas de chats de WhatsApp”. Sin embargo, las propias fuentes en Presidencia aseguran que la desconfianza del entorno de la directora del DAPRE y la primera dama, Verónica Alcocer, frente al director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Augusto Rodríguez, es real.
Hasta ahora tampoco ha explicado en detalle su relación con Andrés Ávila, exdirector de la Sociedad de Activos Especiales (SAE) del Gobierno Duque, con quien se reunía en una oficina de la Calle 94, según lo reveló el diario El Tiempo. Tampoco con el empresario barranquillero David Cure, al que Ávila reconoció que el hermano de la alta funcionaria también le presta asesorías. Finalmente, no se ha detallado la relación de Sarabia con el presidente de Findeter, Juan Carlos Muñiz.
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Sarabia negó todas las acusaciones en su contra e interpuso una denuncia por injuria indirecta. Y, aunque el presidente aseguró frente a un evento de ascensos de generales de las Fuerzas Militares que las cadenas de WhatsApp buscaban dividir a su Gobierno, la primera dama denunció el viernes pasado a personas indeterminadas en la Fiscalía que, según ella, buscarían hacerle daño con información falsa para relacionarla con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo. Alcocer dijo en su denuncia que esas personas serían funcionarios al interior del Gobierno, no externos ni terceros “nazis” como expresó el mandatario en otro mensaje de su cuenta de X.
El análisis de las respuestas de Petro a las publicaciones periodísticas contra su Gobierno arroja que el presidente no ha garantizado que la prensa revise lo que pasa en su administración, sino que siempre responde con un tono peligroso y violento. Así lo hizo con el periodista Ricardo Calderón cuando este publicó las investigaciones sobre las visitas de su hermano, Juan Fernando Petro, a la cárcel la Picota, y también sobre la relación durante la campaña de Sonia Bernal con Sandra Navarro en Casanare, esta última pareja de un narcotraficante condenado. Lo ha hecho también contra la directora de la Revista Semana por las publicaciones de Day Vásquez y Nicolás Petro y en esta etapa decidió apelar a comparar a la prensa con una agencia de inteligencia israelí. El presidente ha dicho que es un demócrata en reiteradas ocasiones, peros sus expresiones sobre la prensa son cada vez más preocupantes, llevando al límite los mensajes que pueden propender por actos violentos contra periodistas o medios.