La distancia entre el cementerio Jardines de la Fe y la glorieta de Niquía, en Bello, es solo de 3 kilómetros, que a una velocidad moderada de 60 km deberían recorrerse en tres minutos o máximo cuatro, pero en la actualidad muchos conductores tardan hasta media hora en hacer el trayecto, lo que evidencia el grave problema de movilidad que se vive en esta zona del Aburrá, donde las congestiones se volvieron pan cotidiano para quienes viajan entre Medellín y el norte y viceversa.
La congestión vial -una de las más grandes problemáticas del área metropolitana- en esta zona tiene sus picos, variables y razones que hacen imperiosa la adopción de medidas que hagan más fluido el tráfico, pues tanto los ciudadanos comunes como los conductores están sintiendo los efectos de la situación.
El secretario de Movilidad de Bello, Rigoberto Arroyave Acevedo, admite que la congestión en su localidad no solo encarece todo sino que estresa, desespera, enferma y daña la calidad de vida.
El ombligo del nudo es la glorieta de Niquía, sobre la cual está la estación del metro y es un punto neurálgico para la conexión con los barrios más al norte de Bello, pero también con la zona comercial y los municipios de Copacabana, Girardota y Barbosa, más las subregiones Norte y Nordeste y la costa Caribe.
Es decir, por esta glorieta deben pasar todos los vehículos que van para el norte, pero también los que se dirigen hacia Medellín, hacia el sur del Aburrá, el Suroeste y la región Pacífico. Es una intersección clave para conectar el área metropolitana y el país y por eso el problema merece la mayor atención de las autoridades.
Orlando Posada, taxista que trabaja en el complejo comercial junto a la estación Niquía, dice que hay momentos en los que para ir desde allí hasta el parque de Bello puede tardar hasta una hora o más. “Usted verá si cree que exagero o no, pero yo que lo vivo cada día se lo estoy diciendo, a veces me he demorado hasta dos horas”, sostiene.
El pico y placa recién implementado no ha servido porque, afirma, una golondrina no hace verano y a la medida habría que ponerle más números para que tenga mayor impacto. Un solo dígito no es suficiente.
Testimonios
Para aclarar, hay que decir que dependiendo de la hora, el taco se da en un sentido o en otro. En la mañana suele ser más traumático de norte a sur dada la cantidad de personas de la zona norte que estudian o trabajan en Medellín, pero en la tarde la situación se invierte por el regreso de esta misma población a sus lugares de origen.
Esta pesadilla la ha sentido en carne propia estos últimos días Ronal Taborda, quien tiene a una familiar hospitalizada en la clínica Emmsa, ubicada en el mismo sector. Él vive en Castilla y dice que el trayecto (entre 6 y 7 kilómetros) lo está haciendo en casi una hora. Y eso que viaja en moto.
“Mi novia (Nórida Guerra), trabaja en Caldas y se está demorando dos horas y media para llegar, porque ella viaja en buses y le tocan los tacos de acá y del sur”. Nórida añade que todos los días es igual, incluidos sábados y domingos.
Las angustias las experimentan también los que habitan en las unidades residenciales de Bello, como Ruth Loaiza, de la urbanización Alcalá, cerca a la planta de tratamiento de aguas de EPM del sector. Afirma que para ir de su casa al parque de Bello generalmente se tarda una hora. Espera que la nueva vía en construcción aminore el problema, pero advierte que cada día será peor, porque siempre llegan nuevas familias a la zona.
Las alternativas
Las soluciones para este problema están servidas, pero solo están en marcha parcialmente. Se trata de la vía Regional Oriental Norte, que tiene varias fases, dos de las cuales están casi listas. Una es la Regional Norte-Bello, que consiste en 2,7 km en tres carriles nacionales en el costado oriental del río, desde Uniminuto hasta Fontidueño. Otra es el Intercambio Vial La Seca, con 750 metros de vía para conectar la variante Solla-Niquía con un puente que evita el paso por la glorieta y enlaza con la autopista Norte en Fontidueño.
“Estas fases se espera que estén habilitadas a finales de octubre, solo falta la iluminación, que está en ejecución”, explica la subdirectora de Proyectos del Área Metropolitana, María Camila Salcedo Soto.
Aunque indica que este proyecto servirá para descongestionar la zona, admite que se requiere la construcción de otro puente en sentido norte-sur, que evitaría que el flujo proveniente del norte también llegue a la glorieta.
El secretario de Movilidad de Bello dice que mientras no se construya este enlace el taco seguirá. “El pico y placa redujo el tráfico entre un 5 y un 7 % y el puente de La Seca va a ayudar, pero solo en parte, porque mientras no se construya el segundo puente todos los carros seguirán confluyendo en la glorieta”.
Expone que esta glorieta se construyó hace 27 años para un tráfico de 15.000 vehículos a 10 años, pero hoy pasan diariamente cerca de 45.000 sin contar las motos y por eso el taco es tan fuerte. A veces se va hasta Girardota, sobre todo cuando hay algún accidente.
El proyecto del segundo puente tiene estudios, diseños y el tema predial resueltos, pero la obra cuesta $90.000 millones y no hay plata. El secretario Arroyave insiste que esta obra no es siquiera para beneficio de Bello sino para el país, porque les sirve a los vehículos de pasajeros y carga que llegan de la Costa, a los municipios del Norte y del Nordeste y a los vecinos Copacabana, Girardota y Barbosa.
“Bello es un municipio de paso, le servimos a toda la movilidad del país y por eso hemos tocado las puertas de la Gobernación, del Área Metropolitana y especialmente de Invías, pero no han salido los recursos”, asegura