De tener 80.000 bombillas en su primera versión, este año el alumbrado de Medellín incluye 27 millones de luces led, de última tecnología, suficientes para encantar a los antioqueños y miles de extranjeros que vienen exclusivamente atraídos por la fiesta de Navidad.
Antes de que EPM asumiera el montaje de los alumbrados, las familias, en diciembre, iluminaban los frentes de sus casas con bombillas eléctricas tradicionales. Por los años cuarenta, las empresas ubicada en la carretera a Caldas (aún no era autopista) decoraban sus frentes con motivos llamativos, lo que hacía que romerías de personas llegaran a maravillarse con la Navidad.
Pero el alumbrado navideño como tal empezó a cobrar dimensión cuando lo asumió EPM en 1967, lo que se considera como la primera versión de la fiesta decembrina con luces multicolores y un motivo de decoración. Ya van 52 años.
Según EPM, el montaje de los alumbrados fue iniciativa de la líder cívica Eugenia Ángel de Vélez. Y la idea la llevó a cabo en 1967 el gerente de entonces, Octavio Aristizábal.
En esa ocasión, para poder cumplir con ambas funciones, el personal “debió laborar horas extras diurnas y nocturnas”. Los materiales utilizados fueron, básicamente, cables, herrajes para tendido de postes y 80.000 bombillas incandescentes de 25 y 40 vatios.
En esa primera versión, EL COLOMBIANO, en su edición del 8 de diciembre, tituló a ocho columnas: “Un maravilloso espectáculo es la iluminación navideña en Medellín”.
“Los niños fueron los primeros en amoldarse al espectáculo, como si por derecho propio de la infancia tuvieran a su nombre una escritura de la belleza de la ciudad (...). Pero el más completo asombro se veía en las miradas de las personas mayores, en los ojos turbios de los ancianos. Estos recorren los lugares iluminados y repiten sus pasos como si quisieran grabar en sus memorias lo que ahora pueden admirar y podrán ver una vez solo dentro de doce meses”, escribió el cronista Humberto Díez Velásquez.
Una evolución mágica
¿Cuánta magia ha tenido la Navidad desde esa primera vez cuando la ciudad fue sorprendida por el espectáculo?
El escritor y urbanista Darío Ruiz Gómez, novelista y poeta, recuerda que el Centro, especialmente el pasaje Junín, era iluminado con luces de neón al estilo de las grandes ciudades de Estados Unidos.
“Cada edificio tenía sus motivos. En uno de ellos decía Ruanas Santafé, con un hombre vestido con ruana, y sobre la ruana caía una lluvia de luces”, recuerda. Y evoca también una torre de energía que había junto al hotel Nutibara, en cuya cima se ponía un aviso de salsa Fruko.
“En el anuncio una niña reía y le sobresalía un diente, por eso al cantante de salsa lo pusieron Fruko, porque también tenía un diente así”.
Pero en los años 60 el neón empezó a ser reemplazado por bombillas eléctricas. Y 100.000 de estas, de colores amarillo, azul, rojo, verde y blanco, iluminaron la Navidad en 1968, con tal descreste, que EL COLOMBIANO, en su titular, llamó a Medellín “La Ciudad Luz de Colombia”.
El alumbrado nació en el edificio Miguel de Aguinaga, sede de las EPM, y el circuito se extendió por el Centro, especialmente al parque Bolívar, la avenida La Playa entre el teatro Pablo Tobón Uribe y la Estación Villa, donde hoy funciona la Plaza Minorista. Se iluminaban la Catedral Metropolitana y la Iglesia de La Candelaria (parque Berrío).
Un año sin luces
Pero el tendido de luces evolucionaba. Cada año EPM descrestaba con un alumbrado mejor, siempre con motivos diferentes (ver Paréntesis).
A finales de los años setenta, EPM encargó del montaje a un ingeniero y un personal ad-hoc, con lo cual cesaron las horas extras para el resto de empleados. En 1977, una huelga de trabajadores obligó a la creación de la sección de Alumbrado Público, lo que marcó un hito, ya que se generó una administración exclusiva para los alumbrados, lo que implicó notables mejoras.
En 1980, debido a la crisis que presentaba el sector productor de energía eléctrica, no hubo alumbrados. La misma austeridad tocó los hogares, que en gran número reemplazaron los bombillos por velas, “y como nunca antes, la fiesta de la Santísima Virgen se celebró con las antiguas velas de esperma”, dice la reseña del tema hecha por EPM.
El año 1975 fue atípico, pues Medellín cumplió 300 años y la celebración se dio entre el 2 y el 8 de noviembre. Como parte de las fiestas, la ciudad no se iluminó en diciembre sino en esos mismos días, con 100.000 bombillas.
Todo el montaje tuvo un costo de $2 millones y un consumo de 2.500 kilovatios día.
El quiebre principal de esta historia se da en 1994, cuando el río se convierte en epicentro del alumbrado, donde ya no son cientos de miles sino millones las bombillas utilizadas. También se empieza a llegar a los parques de algunos barrios, y lugares como el Cerro Nutibara y el Pueblito Paisa cobran protagonismo. En 2003, el alumbrado de Medellín es vendido a Honduras y años después a otros países. Desde 2013, EPM escoge 14 municipios antioqueños para hacerles un montaje especial.
En el diseño participa un equipo de EPM que trabaja todo el año preparando la fiesta. Su dimensión es tal, que en 2018 fue reconocido por el diario norteamericano USA Today como uno de los 25 más espectaculares del mundo.
“El festival de luces navideñas es uno de los eventos más famosos de la ciudad. Este año la exhibición incluye 35.000 figuras tejidas a mano, 26 millones de luces led y 11 toneladas de papel metalizado. Se proyecta que 90.000 personas visiten la exhibición”, informó el diario en esa ocasión.
Este año el escenario central es el parque Norte, pero incluye Parques del Río, 16 barrios y el Centro, entre otros: “es la ocasión para rememorar las tradiciones navideñas y practicar los valores”, invita el gerente Jorge Londoño.