Al recorrer los pueblos que conforman eso que las campañas turísticas llaman “Antioquia es Mágica” se encuentra uno con historias tan fascinantes como inverosímiles.
Una de esas historias es la de un hombre que –sin haber hecho carrera diplomática alguna y mucho menos haber salido del país– se convirtió a punta de cartas en el “embajador” de Támesis ante el mundo, y su casa en el medio de las montañas del Suroeste es una especie de “sede” de la ONU a la que llega correspondencia de todos los continentes.
Diego Alejandro Echeverri Moncada es el nombre del tamesino que lleva 18 años enviándole una carta y una postal de su pueblo a varias figuras públicas y dirigentes de más de 80 países.
Pero escribirle a famosos no tiene nada de llamativo. Los hay por millones que escriben sus diatribas en los mensajes directos de las redes de cuanto famoso se encuentran en Instagram o X. Y aunque redactarlas y enviarlas por correo tiene su mérito, lo verdaderamente peculiar en este caso es que Diego tiene en su poder más de 300 respuestas de estos personajes, algunas de ellas de su puño y letra.
Diego –hijo de don Jairo Antonio y doña Gloria– contó hace años para la revista el Mirador del Suroeste que todo este rollo de las cartas empezó como un simple pasatiempo y que le alegraba imaginar que, tal vez, él era la única persona en Colombia dedicada a tan insólita actividad.
El gusto por el mundo epistolar surgió en Diego por allá en 1990, en ese entonces estudiaba en el Liceo Rafael J. Mejía. Estando allí se dio cuenta de que una profesora le escribía a la Reina Isabel de Inglaterra para contarle que habitaba un pueblo que compartía nombre con el emblemático río que atraviesa Londres. Para asombro de Diego, al tiempo a la maestra le llegó respuesta con una réplica de la firma de la monarca.
Diego tiene 48 años, es un hombre de trato amable y sencillo. Dice ahora lo que no reconoció hace años cuando el primer medio se interesó por el origen de su dedicación por escribir cartas. En aquel entonces dijo que se trató de un mero pasatiempo, pero hoy narra que fue una idea que nació con el objetivo de superar la depresión que le dejó la muerte de su hermano hace 20 años, impulsado también por el deseo que sentía de conocer el mundo.
“Yo inicié con esto por allá como en 2005 con dos cartas. Una se la mandé al expresidente de Estados Unidos Bill Clinton y otra a Santa Claus en Rovaniemi, Finlandia, que es la capital mundial de la Navidad. En ellas yo les expresaba mi admiración y les daba detalles de Támesis y los invitaba a venir. Para traducir mis palabras al inglés me ayudaba mi amigo Carlos E. Zapata. Yo la verdad no pensaba que me iban a responder. Pero, preciso como a los seis meses me llegaron hasta mi casa dos cartas. Una fue la respuesta de Santa Claus y la otra fue la respuesta de puño y letra de Bill Clinton”, explicó.
La letra de los famosos
Tras ese primer logro, Diego decidió escribirle a la reina Isabel y a los dignatarios de otros países de Europa. Estos le contestaban la correspondencia con expresiones muy positivas, que le daban más alientos para seguir con su afición.
En cuanto a políticos, a Támesis han llegado respuestas del alcalde de Utrech en los Países Bajos; de la princesa Haya Bint Al-Hussain de Emiratos Árabes; del expresidente de México Felipe Calderón; del expresidente de Sudáfrica Thabo Mvuyelwa Mbeki; del Duque de Baviera, Franz Bonaventura Adalbert; del Primer Ministro de Mónaco, Michel Roger; y hasta del expresidente de la extinta Unión Soviética, Mijail Gorbachov.
Pero a Diego no solo le responden políticos, sino también grandes personajes del deporte y la artes como por ejemplo el famoso futbolista alemán Frank Beckenbauer; el cantante francés Charles Aznavour; el astronauta japonés Narishige Kanai; la escritora neozelandesa Joy Cowley; o los actores de cine Richard Dean Anderson (“MacGyver”) y Arnold Schwarzenegger.
De igual forma se ha dirigido a los presidentes de la Toyota, Mercedes Benz, BMW y Volkswagen.
“De ahí para allá me regué a escribirle al mundo entero, algunos mandaban respuestas con sus secretarios privados, que me adjuntaba una foto del personaje generalmente autografiada, y por ahí hay unas 20 respuestas que son de puño y letra de estos personajes”, apuntó.
La historia de Diego tiene una particularidad y es que –como él mismo lo señala– pese a esa gran pasión que lo impulsa a enviar cartas con fotos de su pueblo a personajes de los cinco continentes, él nunca ha salido del país.
El otro asunto y que guarda como un tesoro, es como hace para saber a qué dirección debe mandar las cartas para así garantizar la respuesta. “Eso para mí es algo sencillo, pero ese.. ese es mi secreto”, zanja amablemente el asunto ante la insistencia de este periodista.
Eso sí, lo que sí comparte abiertamente es el motivo que lo impulsa a hacer esta labor. “A mí no me gusta mucho mostrar las cartas porque hay gente que dice '¡que eso pa' qué!'. Pero yo siento que así he puesto el nombre de Támesis en el mundo”, añadió.
“Todo más caro”
Infortunadamente, aunque la actividad de Diego responde a las costumbres de otros tiempos, los problemas que tiene que sortear para mantenerla son bastante actuales.
Y es que según Diego, a raíz del aumento en el precio del envío de las cartas, su afición se ha visto muy afectada. Eso sin contar, dice, con el desgreño que es el servicio postal en Colombia.
“Las cartas antes me llegaban hasta mi casa en Támesis y este año solo ha podido llegar una desde Rumania. Yo no sé qué irá a pasar porque nadie da explicaciones. Hace poco tuve que ir hasta Medellín para enviarle cartas al rey de Inglaterra, al secretario general de Estados Unidos y al primer ministro de Japón, porque desde acá ni modo. Yo ya cumplí con mandarlas pero no sé si las respuestas me llegarán o si se perderán en el camino”, apuntó.
Por ahora, este hombre se las apaña para continuar con su pasatiempo, al que también se suman las transmisiones de radio, ya que es radioaficionado, con las cuales dice haber cultivado amistades en los cinco continentes.
No descarta que en un futuro su legado se vuelva un libro o termine en algún museo dedicado a ese cada vez más escaso medio de comunicación que es la carta.
Finalmente, Diego revela de qué personajes ya fallecidos le gustaría haber recibido respuesta. “Le escribí a Neil Armstrong y la Nasa me contestó con una foto de él. Aún así, me hubiera gustado tener su respuesta. También le escribí al Rey Pelé, esa vez le mandé el sobre con un billete de 100 dólares para que me incluyera un autógrafo. Pero... como que el sobre –con el billete– se perdió”, apuntó.