Este martes 14 de enero, las autoridades encontraron en el Río Cauca, en jurisdicción del departamento de Antioquia, el cuerpo sin vida de José Giraldo Montoya, de 40 años, la última de las víctimas de un macabro crimen que tiene consternada a la población de Pereira, de donde eran originarias las víctimas, y que es materia de investigación para las autoridades.
Entérese: El río Cauca fue notificado: ya es víctima acreditado del conflicto armado
José Giraldo Montoya, Andrés Castrillón (40), Heider Alejandro López (28) y Brandon González (37), estaban desaparecidos desde el pasado 3 de enero cuando salieron de Pereira hacia el Zarzal, Valle del Cauca, supuestamente para cobrar el dinero de la venta de un vehículo.
Las otras tres víctimas habían sido encontradas, también sobre el cauce del río Cauca, pero esta vez en jurisdicción del departamento de Caldas, amarrados de pies y manos y con evidentes signos de tortura.
López era primo de Montoya, González era conductor de carro en una aplicación y Castrillón Montoya, un amigo de la familia.
Según reveló el diario La Patria de Manizales, los primos salieron de la casa de José Gildardo Montoya el viernes 3 de enero a eso de la 1 de la tarde en un carro marca Kía y color gris. Era González el que conducía y a Castrillón lo recogieron en el camino. La última vez que sus familiares tuvieron noticias de ellos fue a las 3 de la tarde de ese mismo día.
El vehículo en el que se desplazaban estos cuatro hombres fue encontrado abandonado en el municipio de Toro, también en el Valle del Cauca.
Este macabro hecho es prueba de que algunas de las prácticas más crueles del conflicto colombiano siguen vigentes, como lanzar cuerpos sin vida al río con la intención de que desaparezcan para siempre.
Un completo reportaje realizado por la organización Rutas del Conflicto da cuenta de que entre 1982 y 2016, de acuerdo a cifras oficiales, fueron rescatados 549 cuerpos o partes de ellos en el río Cauca, con un mayor pico entre 1988 y 1992. De esos cadáveres, se pudieron identificar 38 mujeres.
Además, dice el informe que los registros de algunos años no existen o se perdieron en algún momento, como los correspondientes a 1993 y 1994, sobre los cuales solo cabe especular. Por ello, la cifra de rescatados podría sobrepasar los 600.Puede leer: Encontraron muerto a niño de 9 años que desapareció en Pereira tras ir a preguntar por las novenas navideñas
Las otras tres víctimas habían sido encontradas, también sobre el cauce del río Cauca, pero esta vez en jurisdicción del departamento de Caldas, amarrados de pies y manos y con evidentes signos de tortura.
López era primo de Montoya, González era conductor de aplicación y Castrillón Montoya era un amigo de la familia.
Según reveló el diario La Patria de Manizales, los primos salieron de la casa de José Gildardo Montoya el viernes 3 de enero a eso de la 1 de la tarde en un carro marca Kía y color gris. Era González el que conducía y a Castrillón lo recogieron en el camino. La última vez que sus familiares tuvieron noticias de ellos fue a las 3 de la tarde de ese mismo día.
El vehículo en el que se desplazaban estos cuatro hombres fue encontrado abandonado en el municipio de Toro, también en el Valle del Cauca.
Este macabro hecho es prueba de que algunas de las prácticas más crueles del conflicto colombiano siguen vigentes, como lanzar cuerpos sin vida al río con la intención de que desaparezcan para siempre.
Un completo reportaje realizado por la organización Rutas del Conflicto da cuenta de que entre 1982 y 2016, de acuerdo a cifras oficiales, fueron rescatados 549 cuerpos o partes de ellos en el río Cauca, con un mayor pico entre 1988 y 1992. De esos cadáveres, se pudieron identificar 38 mujeres.
Además, dice el informe que los registros de algunos años no existen o se perdieron en algún momento, como los correspondientes a 1993 y 1994, sobre los cuales solo cabe especular. Por ello la cifra de rescatados podría sobrepasar los 600.
En marzo del año pasado, en una simbólica ceremonia, los magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), notificaron a las aguas del río Cauca su acreditación como víctima del conflicto armado, en un evento al que asistieron comunidades indígenas y étnicas de la región. Con este acto sin precedentes nació un nuevo concepto en la justicia: ‘notificación con pertinencia natural’.
Para acreditar al río como víctima, la Sala de Reconocimiento de Verdad, consideró que esas aguas fueron usadas como fosa común. Que entre los años 2000 y 2004 se desplegó una conducta sistemática permitida por la fuerza pública, y realizada por grupos paramilitares, que consistió en asesinar personas y arrojarlas al Cauca con la intención de que nunca pudieran ser encontradas por sus seres queridos.
“Los ríos tienen una importancia esencial para las comunidades. En él reciben el bautismo, es sinónimo de sanación, purificación y limpieza. Lo que queremos en la JEP es acoger a todos los actores, incluyendo a la naturaleza, y reconocer que también tiene derechos”, precisó el magistrado auxiliar Carlos Guillermo Castro.Siga leyendo: En las afueras de un colegio encontraron al primer cuerpo embolsado del Valle de Aburrá en 2025