Un pescador del Magdalena Medio tomó el pasado 30 de agosto la foto de un hipopótamo muerto flotando boca arriba sobre el río Magdalena. Según la hipótesis suministrada a Cornare por parte de los pescadores de la zona, la muerte probablemente fue ocasionada por una pelea entre dos individuos de esta especie, y el animal que resultó muerto sería, al parecer, un juvenil. Versiones además señalaron que sería la tercera muerte de hipopótamos este año en similares situaciones.
De ser así, se trataría de un control natural de esta especie que, sin embargo, no tiene realmente un alcance importante para frenar el aumento de la población de esta especie invasora diseminada en parte de la cuenca del Magdalena Medio. En síntesis, de tratarse de una pelea suscitada por el control territorial o por hembras, resultaría una buena noticia, ante la falta de controles naturales para frenar el aumento de esta especie, como depredadores o condiciones climáticas extremas como sequías, lo cual le ha permitido prosperar y armar ya, según nuevos hallazgos obtenidos, siete grupos que crecen a un ritmo de entre el 10% y el 20% cada año.
Pero si bien la muerte de este hipopótamo (o tres este año, como sostienen las versiones) no configura en sí ningún problema, lo que sí genera preocupaciones es lo que pueda ocurrir con los cadáveres en descomposición y también las nuevas pistas que arroja esta última muerte respecto a la dispersión que han alcanzado estos animales.
Según manifestó el biólogo David Echeverri, jefe de gestión de la Biodiversidad de Cornare, la información que tiene la corporación es que el animal apareció muerto en una zona poco profunda del río Magdalena, pero tras llegar al lugar, el equipo de expertos encontró el cadáver ya bastante depredado y en un avanzado estado de descomposición por lo que no fue posible realizar la necropsia “que habría sido lo indicado, para poder tener un diagnóstico real y dar con la causa de muerte”, señaló Echeverri.
La imposibilidad de hacer necropsia y de hacer una correcta disposición del cadáver genera muchas inquietudes.
Según la bióloga Nataly Castelblanco, la necropsia es clave, no solo para conocer la causa de muerte, sino para poder conocer el historial del animal y así entender más sobre las dinámicas de esta especie invasora, pero además para hallar pistas sobre potenciales transmisiones de patógenos de esta especie. Que se haya descompuesto al aire libre sobre el río es todavía más preocupante por los riesgos a la salud pública de pescadores que realizan sus faenas en el río y para los habitantes en general de esa zona de Puerto Triunfo.
Enterrar o incinerar el cadáver siguiendo unos estrictos protocolos para manejo de megafauna muerta era lo que correspondía, de acuerdo con la experta. La mala disposición de cadáveres de hipopótamos no es nada nuevo.
Está documentado en la investigación liderada por el Humboldt y la Nacional por lo menos el caso de un campesino que confesó años después haber matado a un hipopótamo que generaba amenazas a la vida de su familia y su ganado, y quien posteriormente lo enterró en el propio predio donde pastaba el ganado.
Por otro lado, el biólogo explicó que el animal fue hallado flotando en la desembocadura del río Claro Cocorná Sur, cerca a una pequeña isla que forma la corriente del Magdalena y que encuentra en límites con una zona que es jurisdicción de Corpoboyacá, por eso la hipótesis que tienen en Cornare es que el animal que resultó muerto pertenece a un grupo que ha logrado prosperar lejos del grupo principal de la Hacienda Nápoles.
Esto también arroja elementos alarmantes. Un equipo de nueve expertos en cabeza del biólogo Rafael Moreno, acaba de publicar un artículo que arroja detalles concretos sobre cómo ha sido el proceso de crecimiento y dispersión de los hipopótamos en el Magdalena Medio. La investigación confirma que ya son siete grupos diferentes, contrario a lo que tienden a creer las personas cuando se habla sobre los hipopótamos del Magdalena de que existe solo un enorme grupo asentado en predios de Nápoles.
Hasta ahora se han logrado observar 169 hipopótamos, lo que arroja una población estimada de entre 181 y 215 individuos. El grupo Nápoles, efectivamente, es el más grande, con un tamaño poblacional estimado de 117 individuos, que habitan un área aproximada de 8,3 km² y concentran sus actividades en dos áreas núcleo que suman 2,2 km² asociadas a los lagos de la Hacienda Nápoles y a los ecosistemas acuáticos del corregimiento de Doradal.
Luego está el grupo Tolones, con un tamaño poblacional estimado de siete individuos que habitan un área aproximada de 85,3 km² y concentran sus actividades en un área núcleo de 31,3 km² asociada a los ecosistemas acuáticos de la llanura de inundación de la quebrada Tolones hasta su desembocadura en el río Magdalena e islas adyacentes.
El tercer grupo es el Río Cocorná, con un tamaño poblacional estimado en 31 individuos que habitan un área aproximada de 38,3 kilómetros km² y concentran sus actividades en un área núcleo de 9,3 km², y están asociadas a los ecosistemas acuáticos de la llanura de inundación del río Cocorná Sur y la Isla del Silencio en el Río Magdalena. A este grupo pertenecería el hipopótamo hallado muerto.
El cuarto grupo es el Nare, con un tamaño poblacional estimado de cinco individuos que habitan un área aproximada de 239,3 km² y concentran sus actividades en un área núcleo de 61,2 km² asociada a los afluentes del río Magdalena desde el río Nare hacia el norte, en jurisdicción del municipio de Puerto Nare.
El quinto es el Berrio, con un tamaño poblacional estimado de nueve individuos que habitan un área aproximada de 859,5 km² y concentran sus actividades en un área núcleo de 256,8 km² asociada al río Magdalena y los ecosistemas acuáticos que forman parte de su llanura de inundación desde la cuenca del Caño Negro (Cimitarra, Santander) hasta el río San Bartolomé (Puerto Berrío, Antioquia).
El sexto es el Yondó, con un tamaño poblacional estimado de cuatro individuos que habitan un área estimada de 1846,9 km² y concentran sus actividades en un área núcleo de 390,6 km² asociada al río Magdalena y los ecosistemas acuáticos que forman parte de su llanura de inundación desde el norte del complejo cenagoso de Barbacoas (Yondó, Antioquia) hasta el complejo cenagoso de Sardinata (Yondó, Antioquia).
Y el séptimo el grupo Momposina con un tamaño poblacional estimado de cinco individuos que habitan un área aproximada de 106,9 km² y concentran sus actividades en un área núcleo de 26,1 km², asociada a la ciénaga de Tacasaluma, sur de la ciénaga de Gallinazo, ciénaga de Guayacán y los caños asociados al complejo de esas ciénagas de Magangué, Bolívar.
Otros hallazgos preocupantes indican que el grupo Nápoles está ya en su etapa de mayor crecimiento y alcanzaría la capacidad de carga en los próximos cinco años. Además, contrario a lo que se pudo pensar sobre la posibilidad de que la alta endogamia sirviera como controlador del crecimiento poblacional, las características climáticas y ecológicas que han encontrado los hipopótamos son tan buenas que, por el contrario, su condición fisiológica ha mejorado al punto de alcanzar un crecimiento corporal y una madurez sexual mucho más rápido de lo esperado.
Los grupos Nápoles, Río Cocorná y Tolones son poblaciones ya expandidas establecidas desde hace tiempo y sus individuos se están reproduciendo activamente. Por eso la conclusión de los expertos sigue siendo enfática: es urgente aplicar la caza de control y aplicarla prioritariamente en los grupos Nápoles y Cocorná.
Precisamente, este jueves 5 de septiembre se conoció el fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca que le ordena al Ministerio de Ambiente empezara a implementar en un plazo de tres meses las medidas para controlar los hipopótamos, incluye, entre otaras determinaciones, disponer las medidas de erradicación de la especie (caza de control y esterilización) que deban ser adoptadas por las autoridades ambientales de cada jurisdicción, fijando las pautas y lineamientos para su ejecución y teniendo en cuenta los principios de equilibrio ecológico y bienestar animal, de destrucción de cadáveres y prohibición de tratos crueles.