Aunque suele ser fuente de frustración de muchas mujeres y parejas, la ciencia todavía no sabe a ciencia cierta para qué sirve el orgasmo femenino.
El masculino, está claro, tiene como fin la procreación con la transferencia de los espermatozoides, mientras que las mujeres pueden concebir sin experimentarlo como argumentaba ya Aristóteles en su tiempo.
En nuestros ancestros lejanos, antes de aparecer los homínidos y homíninos, el orgasmo inducía la ovulación, pero esa función se perdió en el camino evolutivo, si bien se mantiene hoy con muchos mamíferos, como gatos o conejos, en los que la fuerte descarga hormonal durante la cópula induce la ovulación.
A esa conclusión llegaron Mihaela Pavlicev y Günter Wagner, en un estudio publicado en el Journal of Experimental Zoology.
No solo eso: al perder incidencia el orgasmo en la inducción de la ovulación, el clítoris ‘mudó’ de sitio del canal vaginal al actual, al no ser necesaria su estimulación en las relaciones sexuales, aunque conserva su lugar en las especies que requieren estimulación.
En los humanos no es así, “lo que explicaría por qué la cópula no está necesariamente acompañada del orgasmo”, explicó Pavlicev.
Para la investigadora, las conclusiones de su estudio les quita un estigma pues una gran cantidad no alcanza el orgasmo en la relación sexual.
Este es más común en el placer solitario o en las relaciones homosexuales según distintos estudios.