La trágica muerte de Carlos David Ruiz Molina, un asistente del Baum Festival de Bogotá este fin de semana (organizado por la empresa Páramo Presenta y Baum), ha generado una ola de preocupación y reflexión sobre la seguridad en los eventos de música electrónica en Colombia.
Carlos, de 22 años, fue encontrado sin vida en un contenedor de agua dentro de Corferias, donde se celebraba el festival. Autoridades declararon que no hay indicios de violencia física ni actividad delictiva relacionados con su fallecimiento y los organizadores anunciaron su plena colaboración para esclarecer las circunstancias de este suceso.
Carlos fue reportado como desaparecido en la madrugada del pasado sábado 25 de mayo, tras ser visto por última vez por sus acompañantes a la salida del festival. El Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía realizó la inspección técnica del cadáver y está a cargo de determinar las causas exactas de su muerte.
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Otros casos
El caso se suma a una serie de trágicos eventos en festivales de música electrónica en el país. Recientemente, el pasado mes de febrero, el Festival Afterlife en Medellín fue testigo de la muerte de Carlos Andrés Cardona Jaramillo, un joven de 28 años que colapsó en medio del espectáculo.
A pesar de la rápida intervención de los paramédicos y su traslado a la Clínica León XIII, no pudo ser salvado. Este festival, reconocido internacionalmente por sus impresionantes efectos visuales y su producción de alta calidad, se vio empañado por esta tragedia.
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Otra tragedia se registró en 2022, durante la edición del Baum Festival, donde una joven falleció tras sufrir un paro cardiorrespiratorio.
En ese evento, la Secretaría de Salud de Bogotá tuvo que atender a 13 asistentes por diversas condiciones de salud, lo que subrayó la importancia de medidas preventivas y de atención médica adecuadas en estos eventos.
Antes de eso, en 2019, el Festival Tatacoa, realizado en el desierto de Villavieja, Huila, también fue escenario de una tragedia cuando Dilan Darío Ávila, un joven de 19 años, sufrió un paro cardiorrespiratorio, presuntamente por una sobredosis de estupefacientes, y falleció a pesar de los esfuerzos médicos.
Este evento, organizado por la misma compañía detrás del Baum Festival, Páramo Presenta y Baum, destacó la vulnerabilidad de los asistentes a estos festivales frente al consumo de sustancias y la necesidad de políticas de reducción de riesgos más efectivas.