En un momento de la entrevista el cantante puertorriqueño Charlie Aponte –de nombre civil Carlos Juan Aponte Cruz– mira las montañas de Medellín que se ven por la puerta abierta de un hotel de El Poblado y dice que ese paisaje le recuerda el de Caguas, el municipio en el que él nació a principios de 1951.
“¿Sabes que a los puertorriqueños nos gusta mucho esta ciudad? Se nos hace muy familiar”, dice Aponte con una voz inconfundible para cualquier salsero. A fin de cuentas Aponte fue uno de los cantantes principales del Gran Combo de Puerto Rico y con su voz se grabaron temas de la dimensión de No hay cama pa’ tanta gente, El aguacero, Brujería, Arroz con Habichuelas, Falsaria, Se nos Perdió el Amor y Un Verano en Nueva York.
Ahora está aquí para el concierto del 6 de julio en La Macarena, con motivo de los sesenta años de la cooperativa JFK.
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Aponte no recuerda la cifra exacta de las veces que se ha presentado en Medellín, pero sí el calor del público antioqueño.
“Cuando he estado en la tarima aquí cierro los ojos para sentir la euforia de la gente”, dice. A renglón seguido recuerda la ocasión en que visitó la ciudad con sus cinco hijos –tres mujeres y dos varones– y la emoción que estos sintieron al ver el cariño que los medellinenses le profesan a la salsa en general y en particular al repertorio del Gran Combo. “Este es un público que te exige, que se sabe las canciones y las quiere escuchar en concierto como las escucha en los discos”, dice el cantante. Esa exigencia se traduce en gustos particulares de las regiones. Las canciones que son aclamadas en Barranquilla son distintas a las que mueven a los bailadores de Medellín y a los salseros de Cali. “Cuando vengo a Colombia tengo que preparar un repertorio amplio”, dice Aponte con una sonrisa de satisfacción.