Hay algo en las plantas que comunica la frágil belleza del mundo. Tal vez por eso ante una fachada llena de flores o un jardín campesino la tentación de aminorar la marcha sea tan fuerte. Mucho de ese magnetismo se siente en los diferentes escenarios de Florecer, una feria que celebra las tradiciones antioqueñas y pone en el centro del escenario a las orquídeas, uno de los principales patrimonios de la biodiversidad colombiana.
Organizada por la La Sociedad Colombiana de Orquideología y el Jardín Botánico de Medellín, el evento –que va del 6 al 11 de agosto– es uno de los platos fuertes de la Feria de Flores 2024.
Siga leyendo: Recorra 12 lugares imperdibles de Medellín desde un mismo lugar: Paiseando en Viva Envigado
En el cálculo de sus organizadores, en estos días más de 60.000 personas irán al Jardín Botánico a participar en la programación de Florecer.
Ese interés por el mundo vegetal coincide con un movimiento internacional que busca de forma espontánea recordarle a los ciudadanos algo que los antiguos sabían muy bien: los seres humanos que se privan del contacto directo y frecuente con la naturaleza llevan una vida menos interesante, luminosa. O, para decirlo con la palabras de un proverbio chino: “Si quieres ser feliz, planta un jardín”. Y esto no es un asunto exclusivamente lírico.
De hecho, la ciencia ha descubierto que la jardinería mantiene el cerebro activo, promueve el pensamiento creativo, reduce el estrés, la ansiedad y la depresión.
Testimonios de su poder
En su visita a Florecer, EL COLOMBIANO conversó con Juan Carlos Sanín, presidente de la Sociedad Colombiana de Orquideología, y con Juan Camilo Mesa, cultivador de orquídeas.
La historia de ambos corrobora que el interés por las plantas es un asunto que involucra a diferentes generaciones familiares.
Por ejemplo, un tío de Juan Carlos fue uno de los fundadores de la Sociedad Colombiana de Orquideología. Así comenzó en su familia el amor por las flores. No es menos elocuente el caso de la familia de Juan Camilo: en una finca en San Antonio de Prado el clan Mesa tiene casi 9.000 plantas, entre ellas algunas cultivadas por la bisabuela.
Le puede interesar: El maestro del jazz Antonio Arnedo se presenta en Medellín
¿Cuál es la apuesta de este evento?
Juan Carlos: “Este evento busca resaltar la naturaleza e inculcar la cultura del cultivo de orquídeas, que ha sido tan tradicional en Antioquia y en Colombia, y entregarle a Medellín y a toda su gente un evento de Feria de Flores inigualable y único”.
Hay una tendencia de tener jardines en casa y cultivar flores. ¿Qué beneficios trae esto a la vida de las personas?
“Cultivar flores permite a las personas interactuar con las plantas y emocionarse cada vez que florecen, devolviendo un poco de su belleza. También crea disciplina, ya que hay que regarlas, cambiarles el sustrato y asegurar que reciban la cantidad adecuada de sol. Esto nos reconecta con la naturaleza y nos brinda una gran satisfacción personal”.
¿Qué hace especial a las orquídeas en comparación con otras?
“Las orquídeas son muy especiales; muchas solo florecen una vez al año y su época de floración está genéticamente marcada. Por ejemplo, la Cattleya rosada florece cerca de Semana Santa. Tienen necesidades específicas de cuidado, como evitar el exceso de agua y el sol directo”.
¿Cuántas plantas están en exhibición actualmente?
“Tenemos aproximadamente 2.000 plantas de orquídeas en exhibición. Además, hay un despliegue de flores típicas colombianas con unos 40.000 a 50.000 tallos de diversas variedades”.
¿Cuál es el impacto económico de la venta de orquídeas en Antioquia?
“Aunque no es tan comercial como otras flores de exportación, la industria de orquídeas en Bogotá y Antioquia representa unos cinco o seis millones de dólares al año a nivel nacional”.
Lea aquí: La magia de Caño Cristales llega a las salas del país para buscar su conservación
***
¿Cómo llegaste a ser cultivador de orquídeas y a formar parte de la Sociedad Colombiana de Orquideología?
Juan Camilo: “Todo empezó por mis papás. Es un hobby que comenzó con mi abuela, quien tenía una pequeña colección en casa.
Mi papá también se aficionó, y cuando conseguimos una finca hace 20 años, la colección empezó a crecer significativamente. Mis padres conocieron la Sociedad Colombiana de Orquideología, ingresaron y yo los acompañaba a las reuniones. Me aficioné tanto que mandé la solicitud de ingreso cuando tenía 10 años, y desde entonces he estado toda mi vida entre orquídeas”.
¿Qué le aportan estas prácticas y tradiciones a tu vida?
“Las orquídeas realmente aportan felicidad. Coleccionarlas y verlas en exposiciones o fincas siempre trae algo nuevo. Hay una enorme variedad de orquídeas para todos los gustos, desde plantas con flores de un milímetro hasta otras con flores gigantes de 15 a 20 centímetros, en todos los colores y formas.
Cuando florecen, brindan una gran alegría. También nos dedicamos a la reproducción, un proceso largo desde la semilla hasta la floración, pero ver florecer una nueva creación es una gran satisfacción y motivo de orgullo”.
¿Cuál es la vida útil de una orquídea?
“Desde que una orquídea reciba los cuidados adecuados, puede durar toda la vida. Tenemos plantas que eran de mi bisabuela y aún siguen creciendo y floreciendo. Realmente, con los cuidados necesarios, una orquídea puede acompañarte toda la vida”.
***
Florecer no solo es una feria de exhibición, sino también un espacio educativo donde los visitantes aprenden sobre el cultivo y el cuidado de las orquídeas, así como sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad. Los expositores y especialistas estarán disponibles para compartir su conocimiento y responder preguntas, ofreciendo una experiencia enriquecedora para todos los asistentes.
Colombia es uno de los países con mayor biodiversidad de orquídeas en el mundo. Se estima que hay alrededor de 4.500 especies de orquídeas, lo que representa aproximadamente el 20% de las especies conocidas a nivel mundial.
Algunas de las orquídeas más comunes en Colombia son la Cattleya trianae, que es la orquídea nacional; la Epidendrum radicans, conocida por sus flores en tonos naranja y rojo; y la Oncidium sphacelatum, que presenta racimos de flores amarillas y marrones.