Medidas como anticipar graduaciones de enfermeras, médicos generales y especialistas relacionados con el tratamiento de la Covid-19 para ser parte de la segunda línea del manejo de los pacientes, aún no han sido suficientes para seguir enfrentando la emergencia sanitaria por el coronavirus, que evidenció la falta de especialistas y subespecialistas en toda Colombia.
En ese sentido, Jorge Andrés Giraldo Restrepo, médico urgentólogo y coordinador de Cuidado Intensivo de Urgencias del Hospital San Vicente Fundación sede Rionegro, indicó que en Colombia solo el 30 % de los médicos logra hacer una especialización clínica o quirúrgica debido a que los cupos son muy limitados, pues se pueden presentar 100 aspirantes a uno o seis cupos (según sea la disciplina). Además, no todas las facultades de medicina ofrecen estos programas, el costo de la matrícula es muy alto y el estudiante debe dejar de ejercer su profesión para dedicarse entre tres y cuatro años de lleno a las labores asistenciales en el hospital donde esté rotando y en las noches estudiar.
Anteriormente a eso se sumaban las obligaciones económicas, sin embargo, a finales de 2020 entró en vigencia la denominada Ley de Residentes (1917 de 2018), que permite que estas personas reciban salario mientras estudian.
Marco Antonio González Agudelo, decano de la Escuela de Ciencias de la Salud de la Universidad Pontificia Bolivariana, afirma que siempre se ha considerado el déficit de talento humano en salud en las diferentes disciplinas que ayudan para el manejo integral del paciente; por ejemplo enfermería, terapia respiratoria, auxiliares de enfermería, fisioterapia y especialistas en anestesiología, medicina interna, medicina de urgencias, medicina crítica y del cuidado intensivo.
Aumentó la necesidad al crecer las UCI, puesto que se pasó de tener alrededor de 5.000 en el país a casi 12.000. Los especialistas en medicina crítica y cuidado intensivo tienen un tiempo de formación entre dos años (si son especialistas de base) y cuatro (si son médicos generales), de ahí que el déficit sea marcado “y se siente de una manera impresionante por eso se tuvieron que sacar unos modelos de atención de forma piramidal para que un especialista —que antes manejaba entre 12 y 15 pacientes, con la ayuda de unas especialidades de segunda línea— pudiera encargarse de 20 a 30 y así darle atención a toda la cantidad de pacientes que se requirieron para las UCI”, precisa el también magíster en Seguridad del paciente y gestión del riesgo sanitario.
A su turno, Carolina Cataño Velásquez, jefe de la División de Posgrados Clínicos de la Facultad de Medicina de la Universidad CES, añade que el cupo de las especialidades es muy limitado porque hay unas condiciones de calidad que las universidades deben cumplir según las disposiciones de los ministerios de Salud y Educación de Colombia, y las directrices de educación médica en el mundo.
Por ejemplo, una universidad no podría tener a 18 aspirantes a intensivistas en formación al mismo tiempo, ya que no se tendría la capacidad instalada en la red hospitalaria, por tanto “nosotros no podemos hacer ni formación masiva de especialistas, ni formación exprés de especialistas”, agrega la médica con maestría en Educación.
El faltante se marca más en ciudades intermedias que en ciudades grandes, debido a que muchos de los estudiantes se forman en las segundas y se quedan viviendo allí mismo, no regresan a su lugar de origen porque no encuentran las condiciones laborales, ni justa remuneración económica y en la red hospitalaria no tienen los recursos que les garantice el adecuado ejercicio sus especialidades, lo que supone una brecha todavía más grande ante el déficit de especialistas en Colombia.
Cataño Velásquez destaca también que en el país existe una obsolescencia en los datos para saber cuál es el talento humano en salud con que se cuenta actualmente y cuál es su distribución en los territorios, pues el Ministerio de Salud y Protección Social los tiene actualizados únicamente a 2017. “Necesitamos tener mejores sistemas de información y una red que permita que las especialidades y subespecialidades puedan ir a territorios más distantes y no se queden agrupadas en las grandes ciudades para poder hacer la atención”