Las almohadas, esenciales para un buen descanso, a menudo pasan desapercibidas en nuestras rutinas de limpieza: cambiamos las sábanas, desempolvamos la habitación, tendemos la cama y cambiamos la funda de las almohadas. Pero más allá de eso, no suelen lavarse.
Ellas con el tiempo acumulan sudor, aceites naturales, ácaros a causa del polvo y otros desechos que pueden generar desde malos olores hasta manchas desagradables. Según la página oficial de Homecenter, ellas se deben lavar cada 1 o 3 meses, dependiendo de condiciones específicas como si sufre de alergias a los ácaros o si transpira mucho en las noches.
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Para eso, existen recomendaciones prácticas y efectivas para mantener las almohadas frescas y limpias, garantizando una noche de sueño reparadora y saludable, además de una mayor comodidad.
Lavar a fondo
Antes de comenzar, verifica la etiqueta de cuidado de tus almohadas para asegurarte de seguir las instrucciones del fabricante. En general, la mayoría de las almohadas de fibra sintética o pluma se pueden lavar en una lavadora de carga frontal.
Preparación: Retira las fundas de las almohadas y verifica si hay manchas visibles. Si es así, trata las manchas con un quitamanchas suave antes de lavar.
Lavado: Coloca dos almohadas en la lavadora para un lavado equilibrado. Utiliza un detergente suave y selecciona un ciclo de lavado suave con agua tibia. Esto ayudará a eliminar los aceites y los residuos sin dañar la almohada.
Según Homecenter, el lavado depende en gran parte del material del relleno. Si se trata de fibras naturales que le dan mayor suavidad a la almohada o sintéticas, debe lavarse a una temperatura entre 40° y 60° centígrados y es recomendable hacerlo junto a más prendas.
Para rellenos de plumas se debe seguir al pie de la letra las instrucciones de lavado de etiqueta, aconsejan desde Homecenter.
Enjuague y centrifugado extra: Después del ciclo de lavado, realiza un enjuague adicional para asegurarte de que no queden residuos de detergente. Luego, realiza un centrifugado extra para eliminar el exceso de agua.
Secado: Aunque muchas almohadas se pueden secar en una secadora, verifica las instrucciones del fabricante antes de hacerlo. Utiliza una configuración de calor bajo y agrega algunas pelotas de secadora limpias o toallas limpias para ayudar a mantener la forma y la esponjosidad de las almohadas mientras se secan.
Limpieza entre lavados:
Además de los lavados periódicos de las almohadas, es importante cuidarlas para prevenir la acumulación de olores y manchas.
¿Cómo hacerlo?
Funda protectora: Estas fundas actúan como una barrera adicional contra el sudor y los aceites, ayudando a mantenerlas más limpias por más tiempo.
Aspirado: Si tus almohadas no son lavables, dales un cuidado regular pasando una aspiradora sobre ellas para eliminar ácaros del polvo y partículas de suciedad.
Ventilación: Aprovecha los días soleados para dejar que tus almohadas se aireen al aire libre. La luz solar natural puede ayudar a eliminar los olores y a reducir la humedad.
Mantener las almohadas frescas ofrece beneficios como dormir en un entorno más saludable y ofrece un sueño más cómodo, sin malos olores o sin manchas donde apoyarás la cabeza. También prolongará la vida útil de las almohadas y gastarás menos dinero en ellas.
*Este artículo se escribió con apoyo de Inteligencia Artificial