Voyager 2, la nave espacial más longeva, que fue lanzada hace 42 años, rebasó el año pasado la heliosfera (una burbuja magnética que envuelve el sistema solar en su viaje por la Vía Láctea) todo un hito histórico.
Aunque esta hazaña ya había sido registrada en su momento, la revista Nature Astronomy publicó esta semana una serie de artículos que describen con detalle ese paso.
“Desde un punto de vista histórico, la vieja idea de que el viento solar se iría extinguiendo según te internas en el espacio interestelar no es cierta”, afirma Don Gurnett, profesor de la Universidad de Iowa (EE.UU) y coautor de uno de los estudios publicados en Nature Astronomy.
“Con Voyager 2 y antes con Voyager 1 vemos que hay una frontera clara. Es impresionante cómo los fluidos, incluidos los plasmas, forman estos límites bien definidos”, añade el investigador, en declaraciones retomadas por el diario El País, de España.
Voyager 2, al igual que Voyager 1, es la sonda que más lejos se encuentran de la Tierra y a ese lugar ninguna otra llegará en, como mínimo, 25 años,
Estas dos misiones, que llevan a bordo información sobre la civilización terrestre por si algún día se encuentran con alienígenas inteligentes, son las únicas que han recogido información sobre el terreno para reconstruir la estructura de la frontera solar.
Esta información se complementará con las observaciones de otras, como la sonda IBEX (Explorador de la Frontera Interestelar, por sus siglas en inglés), que estudia la región desde la órbita terrestre, o la IMAP (Sonda de Aceleración y Cartografía Interestelar), que se prevé lanzar en 2024.