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Trump y Musk, una pareja explosiva

Si esta extraña pareja de Trump y Musk adquiere más poder tras las elecciones, preocupa que entraremos en un oscuro túnel de falsas noticias, teorías de conspiración y caos informativo.

11 de octubre de 2024
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  • Trump y Musk, una pareja explosiva

El impensado nuevo binomio de la política estadounidense no para de generar polémica a 25 días de las elecciones presidenciales. Donald Trump y Elon Musk se unieron en el remate de campaña y se han esmerado en provocar la atención del país con lenguaje agresivo y apocalíptico, y frases explosivas que en no pocos casos terminan siendo verdades a medias o falsas noticias.

Como aquella en la que Elon Musk dice que si en estas elecciones no se elige a Donald Trump la democracia habrá muerto en Estados Unidos. No muy diferente de aquella de Trump según la cual los migrantes se comen las mascotas de la gente.

Trump viene dando muestras de cansancio desde hace meses, y tal vez por eso ha aceptado la exultante participación de Musk en su campaña. El mismo Trump que había dicho en el pasado que todas las empresas del billonario tecnológico eran un fracaso, esta vez le dio la bienvenida diciendo que “salvó la libertad de expresión”.

Cómo no recordar cuando Twitter vetó la cuenta de Trump por incitación a la violencia. Y ahora, paradójicamente, el dueño de la red X se ha convertido en su nuevo mejor amigo. ¿Qué efecto puede tener esta alianza en una eventual presidencia de Trump? Es una pregunta, cuya respuesta preocupa desde ya a sectores demócratas.

Y qué mejor escenario para sellar esa alianza que Butler, el sitio donde Trump sufrió un atentado hace tres meses. Trump invitó a Musk a la tarima y desde allí hicieron aseveraciones sin fundamento, le metieron más leña al fuego de las tensiones políticas e hincharon sus pechos con un nacionalismo trasnochado y machista, que si bien a muchos incómoda a tantos otros los engancha porque les ratifica sus propios prejuicios.

El expresidente dedicó los primeros 18 minutos de su discurso a recordar su versión del atentado, tema que había dicho ante la Convención Nacional republicana que solo iba a explicar una vez porque “es demasiado doloroso para recordarlo”, aunque desde entonces, en todos los discursos de su campaña, no ha parado de contar detalles. La siguiente hora y media la dedicó a describir a los demócratas como “el enemigo interior”, a sugerir sin pruebas que son los culpables de los dos atentados que ha sufrido y a contar cuánta historia se le ocurre para conectar a inmigrantes con criminalidad. Aseguró que Biden deja la economía en el peor estado de la historia de ese país, un cuento que no se corresponde con los indicadores que muestran cómo el S&P 500 está en máximos históricos, la inflación ha bajado y la tasa de desempleo está al 4%.

Los discursos de Trump, de 78 años, se están volviendo cada vez más iracundos y confusos. Largos, furiosos y soeces, se centran en el pasado. Aunque no es descabellado pensar que los ataques a los migrantes, la manera de hablar agresiva, intentando mostrarse como el hombre rudo al mando, lo pueda conectar con ciertos sectores de Estados Unidos que comparten con él esa manera de ver y habitar el mundo.

Hasta septiembre, seguía hablando como si estuviera compitiendo con Biden, cinco semanas después de que éste se retirara de la contienda electoral. Se le ha visto cansado. Si en el 2016 celebró 283 mítines, en lo que va de 2024 solo ha tenido 61. En estos parece que estuviera impulsado básicamente por la ira, llama a sus adversarios “lunáticos”, “trastornados”, “comunistas” y “fascistas”. Y el uso de groserías y vulgaridades es cada vez más frecuente.

La llegada de Musk puede que le inyecte sangre joven, pero también puede provocar un cóctel explosivo como resultado del cual uno y otro se retroalimentan sus sesgos y reafirman y hacen más grandes sus prejuicios. Estamos ante un experimento de hasta dónde pueden llegar, dos hombres tan poderosos, cada uno de ellos con poderosas plataformas, en tiempos en los que la humanidad se ha equivocado en relativizar la verdad.

Algunos reportes dan cuenta de que un tercio de las publicaciones de Musk en X son falsas, engañosas o carecen de contexto vital. El multimillonario amplifica cuanta noticia se le cruza en la pantalla y la envía no solo a sus 200 millones de seguidores, sino también a aquellos usuarios que aunque no lo siguen, no han rechazado directamente sus tweets.

Lo que tantos expertos temían cuando se supo que Musk había comprado el antiguo Twitter está ocurriendo: la contaminación del ecosistema en línea es rampante y las afirmaciones infundadas se lanzan sin el más mínimo reparo. Ayer mismo, en medio de la situación de emergencia generada por la tormenta Helen y el Huracán Milton, Musk sembraba el caos entre los servicios de asistencia asegurando que Biden y Harris no estaban ayudando a los republicanos residentes en los estados afectados.

Si esta extraña pareja formada por Trump y Musk adquiere más poder tras las elecciones que están a la vuelta de la esquina, preocupa que entraremos en un oscuro túnel de falsas noticias, teorías de la conspiración y caos informativo. Y ahí sí, podría ser el fin de la democracia.

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