x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

¿Por qué Trump quiere comprar Groenlandia?

La relevancia de Groenlandia para EE. UU. no se limita a su gran tamaño, sino que reside principalmente en su ubicación geoestratégica y sus inmensos recursos naturales.

20 de enero de 2025
bookmark
  • ¿Por qué Trump quiere comprar Groenlandia?

Hoy se posesiona para su segundo mandato en la Casa Blanca Donald Trump. Y uno de los anuncios más polémicos de las últimas semanas son los relativos a sus deseos expansionistas, entre ellos uno del que ya había hablado en su primera presidencia que es la compra de Groenlandia. ¿Qué tan factible es?

El territorio de Estados Unidos no siempre se ha extendido del Pacífico al Atlántico en el norte del continente como ocurre hoy. En sus inicios, el mapa se limitaba a unos pocos estados en el noreste del país, pero poco a poco fue expandiéndose bajo la doctrina del “destino manifiesto” con la cual justificó el crecimiento de esa naciente nación, incluso cuando esto implicaba entrar en conflictos para quedarse con los territorios.

Sin embargo, no toda la expansión territorial estadounidense se logró por la fuerza. También hubo compras que, si se evaluaran bajo los mismos criterios financieros, podrían considerarse como las de mayor retorno en la historia para sus “accionistas”, es decir, todos los ciudadanos de Estados Unidos.

Ejemplo de ello fue la compra de Luisiana en 1803, negocio emprendido por Thomas Jefferson y del otro lado un tal Napoleón Bonaparte, con lo cual Estados Unidos duplicó el tamaño del país al incorporar ese territorio que hoy abarca más de diez estados alrededor del río Misisipi. En la misma línea se dio la adquisición de Alaska en 1867, bajo el gobierno de Abraham Lincoln. Esta expansión territorial le costó a Washington unos 7 millones de dólares de la época, equivalentes a unos 130 millones de dólares actuales, convirtiéndose, sin duda, en uno de los “negocios del milenio.”

Con el mismo espíritu, Donald Trump, autor del best-seller El Arte de la Negociación, busca continuar el legado de los grandes negocios realizados por sus predecesores. Donald Trump, incluso antes de asumir la presidencia, ha dejado claro, de forma contundente, su intención de lograr lo que él considera el próximo gran negocio del siglo: la compra de Groenlandia.

Este árido territorio ártico, hoy bajo soberanía danesa, aparece en los mapas Mercator como un imponente bloque de hielo en el extremo norte del planeta, pero detrás de su apariencia gélida, Trump parece ver una oportunidad estratégica que no está dispuesto a dejar pasar.

Durante su primer mandato, Trump manifestó abiertamente su interés en adquirir Groenlandia, argumentando repetidamente que dicha compra era crucial para proteger los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos, especialmente frente al creciente protagonismo de Rusia y China en el Ártico. Sin embargo, en esta segunda instancia, el tono de sus intenciones ha escalado significativamente, incluyendo ahora amenazas que abarcan desde la aplicación de medidas de presión económica hasta insinuaciones sobre el posible uso de fuerza militar.

Este estilo diplomático “bully” que Trump ha adoptado evoca episodios históricos de imperialismo estadounidense, especialmente cuando sus declaraciones incluyen amenazas a la soberanía del Canal de Panamá, un símbolo icónico de la intervención gringa en el pasado, o a cambiar el nombre del Golfo de México por “Golfo de América”. Sin embargo, la idea de adquirir Groenlandia no es una ocurrencia moderna ni una obsesión exclusiva de Trump. Ya en 1946, el presidente Harry Truman ofreció 100 millones de dólares por el territorio, reconociendo su importancia estratégica en el contexto de la Guerra Fría.

La relevancia de Groenlandia para Estados Unidos no se limita únicamente a su gran tamaño —siendo una de las islas más grandes del mundo—, sino que reside principalmente en su ubicación geoestratégica y sus inmensos recursos naturales. Situada entre América del Norte y Europa, próxima al Ártico, Groenlandia es un punto crucial para monitorear tanto el tránsito de submarinos rusos como las rutas comerciales emergentes facilitadas por el deshielo polar.

Además, la isla posee algunas de las mayores reservas de “minerales raros” fuera de China, recursos fundamentales para tecnologías de energías limpias y equipos militares. Aunque la explotación de estos recursos ha sido limitada por las duras condiciones climáticas y la falta de infraestructura, el cambio climático está haciendo que estas riquezas sean más accesibles y, por lo tanto, más atractivas para las potencias globales.

Tan significativa es Groenlandia dentro de la estrategia geopolítica de Estados Unidos que, desde hace décadas, alberga una presencia militar permanente a través de la base espacial Pituffik, un pilar clave para su vigilancia y seguridad en el Ártico.

Sin embargo, independientemente del racional estratégico y del estilo diplomático de Trump, cualquier decisión sobre el futuro de Groenlandia debe recaer en sus habitantes. Con una población mayoritariamente inuit, los groenlandeses enfrentan el dilema de avanzar hacia una mayor independencia de Dinamarca —de la cual dependen en gran medida para su presupuesto y servicios básicos— o aprovechar las oportunidades de cooperación con Estados Unidos, como la inversión en minería de tierras raras. Aunque algunos ven con optimismo una mayor relación con Washington, el sentimiento predominante sigue siendo de cautela. Como afirmó el primer ministro Múte Egede, los habitantes de la fría isla en su mayoría no quieren ser “ni daneses ni estadounidenses”, sino groenlandeses.

Falta por ver si este nuevo “negocio del siglo” se concreta en algo tangible o si simplemente se desinfla como uno de tantos “globos” que lanza Trump. Al fin y al cabo a personajes como este repitente, que hoy asume, les interesa utilizar todo tipo de anuncios, así no los vayan a cumplir porque le sirven para ratificar la imagen de “Make America Great Again”. O tal vez pretenda hacerlo realidad y empezar a pelear con personajes como Vladimir Putin para ver cuál se extiende más en el globo terráqueo.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD