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Juan David Villa
Editor y periodista
preguntasortografia@gmail.com
Lo pillé en Facebook. “Fortísimo cruce: empresas advierten que habrá desabastecimiento”.
Lo pillé, pero no hay ningún error. Resulta y acontece que necesitamos expresar con la palabra la sensación de que algo es más grande, más fuerte, más bonito, en fin, que algo es mejor. Para eso el idioma tiene a los superlativos, y fortísimo es uno de ellos. ¿Cómo hacemos para armarlos? Tomamos el adjetivo (fuerte) y le agregamos el sufijo -ísimo, y si es sufijo es porque lo pegamos al final de la palabra. Lo que pegamos antes se llama prefijo. Ahí vamos. En este caso, realmente cogemos la versión latina: fortis (así se dice en latín) y el mismo -ísimo. También podemos elegir el adjetivo castellano y formar fuertísimo. Esta última versión no está en el Diccionario de la lengua española, pero ya les he dicho que el hecho de que una palabra no esté en los diccionarios no significa que sea incorrecta ni, menos, que no existe (las palabras que decimos existen). Así, ambas opciones son correctas y podemos decir sin pena que se dio un golpe fortísimo o un golpe fuertísimo, el chichón será el mismo.
“¿Una manito o una manita?”
Me refiero el diminutivo de mano, queridos lectores. Mano es un sustantivo terminado en o de género femenino. Evidentemente, no todas las palabras terminadas en o son masculinas ni todas las terminadas en a son femeninas, ¿no? Tenemos, por ejemplo, el mapa. Y es que en español la marca de género confiable (o sea, ese elemento que nos dice si la palabra es masculina o femenina) es el artículo: la mano, el mapa, ¿sí ven? Pero el cuento aquí es que mano tiene esos dos diminutivos, ambos considerados correctos: manito o manita. Es un caso quizá raro. Miren que la foto hace diminutivo en la fotico.
De esas que casi nunca usamos
Bullente. Tiene relación con un verbo al que se parece: bullir, un buen sinónimo de hervir, como el agua o las sociedades cuando mucha gente se junta. Bullente es, sobre todo, aquel lugar que tiene mucho movimiento, mucha agitación, como una ciudad cuando su gente se cansa y sale a protestar por sus derechos negados.
Curiosidades del idioma
Alarma. Hoy usamos esta palabra sobre todo para referirnos al aparato que nos despierta, y entonces no pasarnos de la hora y llegar temprano al trabajo o al estudio. Ese aparato está incluido ahora en los celulares, así que alarma la usamos más que todo para ello. Esto es importante porque ya verán cómo una palabra se va alejando de su significado original.
El primer registro que tenemos de alarma está en un texto de finales de los años 1400 (siglo XV), pero esta palabra nos llegó del italiano allarme, cuyo significado es poco más o menos el mismo que le damos a alarma. Esta expresión nació entre soldados italianos cuando llegaba el enemigo y el comandante gritaba all’arme, a “las armas”.
Por eso, la primera acepción dice así, tomo cada palabra del Diccionario de la lengua española: “Aviso o señal que se da en un ejército o plaza para que se prepare inmediatamente a la defensa o al combate”.