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Tres sonrisas, una foto y un prólogo de lo que Medellín, Magdalena y Colombia vieron antes de que el año terminara y la esperanza también. La imagen no es solo una postal de celebración... es un retrato que habla, que grita lo que se pierde cuando el poder se convierte en espectáculo.
Esa foto fue lo último que vio Medellín antes de que su presupuesto desapareciera. Lo último que vio el Magdalena antes de que Santa Marta se quedara sin agua. Y lo último que vio Colombia antes de saber que los discursos de igualdad solo llenaron titulares.
Vimos a Carlos Caicedo que condenó a la gente de Santa Marta a cargar baldes de agua mientras buscaba excusas entre los escombros de su gestión. A Francia Márquez que prometió igualdad y esperanza, pero su Ministerio apenas ejecutó un 2% de su presupuesto. Y a alguien que en Medellín conocemos muy bien: Daniel Quintero, el que desapareció el presupuesto de nuestra ciudad.
Mientras ellos brindan, el país se desangra... las masacres siguen al alza, los grupos criminales tienen zonas enteras bajo su control, y los colombianos viven secuestrados en sus propias casas, temerosos de una inseguridad que no discrimina. Pero allí están ellos, levantando sus copas como si sus gestiones fueran ejemplo de algo más que de fracaso.
Los Tres Reyes nos dejaron un gran legado: la improvisación, las excusas y el descaro. Y su imagen es el espejo roto de un futuro que nunca llegó. Mientras ellos brindaban, nosotros contábamos nuestras pérdidas: agua, confianza, seguridad y esperanza.
Si de Daniel dependiera, llevaría al pesebre un contrato dudoso envuelto en un gran discurso. Carlos tal vez llegaría con las manos vacías, ofreciendo excusas en lugar de soluciones. Y Francia, ofrecería discursos sobre justicia social empaquetados en frases vacías, cerciorándose de que los problemas estructurales sigan esperando su turno en la agenda.
Ellos no trajeron regalos, se llevaron todo. No hay incienso que cubra el hedor de la corrupción, oro que devuelva el presupuesto ni mirra que alivie el dolor de quienes pagan el precio.
